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Feria de Abril
Crónica
Texto informativo con interpretación

Otra Puerta del Príncipe impropia de La Maestranza

Guillermo Hermoso de Mendoza corta tres orejas fáciles, y Diego Ventura falla con los aceros

Guillermo Hermoso de Mendoza, a hombros por la Puerta del Príncipe.
Guillermo Hermoso de Mendoza, a hombros por la Puerta del Príncipe.Arjona Pagés
Antonio Lorca

La Puerta del Príncipe de La Maestranza de Sevilla no nació para ser un coladero de notables actuaciones, sino la entrada a la gloria con matrícula de honor para toreros a pie o a caballo reconvertidos en genios por una tarde.

No. La actuación del joven rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza no alcanzó el grado de la excelencia exigido para tan alto honor. La presidenta Macarena de Pablo Romero, nueva en estas lides, no debió mostrar el segundo pañuelo que le exigían unos tendidos generosos y triunfalistas que devalúan el prestigio de la plaza y atentan contra su prestigio.

Pero debe reconocerse que Hermoso de Mendoza es un torero de altísimo nivel, de fulgurante progresión, que monta una cuadra de excelentes caballos toreros y cuenta sus tardes por triunfos. Le acompaña la fortaleza de la juventud, una gran preparación y un moderno concepto del espectáculo.

Hoy no ha sido menos, y lo demostró en su primero, un toro de buen tranco y gran clase, al que toreó a placer en las distintas fases de la lidia, si bien pasó en falso varias veces con los rejones de castigo y las banderillas. Destacó con el caballo Ilusión, torerísimo, que se paraba en la cara del toro, y con las banderillas cortas a lomos de Esencial. Un rejón caído de rápido efecto le permitió pasear un trofeo.

Por el mismo motivo, otro rejón caído, se exaltaron los ánimos de los tendidos, que pidieron los máximos trofeos tras otra notable actuación, en la que clavó banderillas con acierto, se lució especialmente con Berlín y en un par de largas a dos manos con Justiciero, ante un toro mansurrón.

Pero no fue redonda e incontestable la tarde de Hermoso de Mendoza. Saltó de alegría cuando vio aparecer el segundo pañuelo en el palco presidencial, pero en su fuero interno sabrá, pasado el tiempo, que la Puerta del Príncipe está reservada para momentos inolvidables.

Era la primera vez que hacían juntos el paseíllo en esta plaza el hijo de Pablo y Diego Ventura. Era, pues, casi un duelo en la cumbre después del empecinamiento incomprensible de Hermoso (padre) en no competir con el caballero de La Puebla.

Ventura se mostró como lo que es, la primera figura del rejoneo actual, pero falló con los aceros en su lote. Excelente ante su buen toro primero, sobre todo con Nazarí, un torero excepcional, que templó maravillosamente; con Bronce, con el que clavó banderillas sin la cabezada; y en un par de cortas cuadrando en la misma cara del toro a lomos de Guadiana. Pero pinchó hasta cinco veces antes de dejar un rejón y descabellar desde el caballo.

Se superó ante el parado quinto con el caballo Fabuloso, que templó a dos pistas cosido a los pitones, cambió el viaje por dentro en dos ocasiones, y quebró a muy escasa distancia del toro. Antes de fallar de nuevo en la suerte final salió al ruedo Lío, para que se luciera al quiebro en un palmo de terreno. Clavó un rejón trasero, esperó una eternidad a que el animal cayera y sonaron hasta dos avisos, lo que emborronó otra notable actuación.

Y abrió plaza el portugués Rui Fernandes, que cumple 25 años de alternativa y se marchó muy compungido porque no le concedieron una oreja en ninguno de sus toros. La verdad es que no hubo petición suficiente en ninguno de los casos, y la tarde del caballero fue tan correcta, como escasa de emoción. Practica un rejoneo que suena a agua pasada, carente de espectacularidad, lo que impide la atracción de los tendidos. Solvente se mostró con el primero, de gran clase, y esforzado y experimentado con el manso cuarto que salió en lugar de un titular que se partió un pitón al rematar contra un burladero.

Alegría para los cuerpos ha sido esta generosa segunda Puerta del Príncipe de la feria; ojalá se vuelva a abrir con todo merecimiento.

San Pelayo/Fernandes, Ventura, Hermoso

Toros despuntados de San Pelayo-El Capea, -el cuarto como sobrero-, bien presentados; los tres primeros, encastados, muy  nobles y con clase; muy manso el sustituto cuarto, y reservones y nobles los dos últimos.

Rui Fernandes: rejón trasero (ovación); rejón fulminante (ovación).

Diego Ventura: cinco pinchazos, rejón trasero y un descabello desde el caballo (ovación); rejón trasero _aviso_ dos descabellos _segundo aviso_ y el toro se echa (ovación).

Guillermo Hermoso de Mendoza: rejón caído (oreja); rejón caído (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.

Plaza de La Maestranza. 23 de abril. Séptima corrida de abono. Lleno

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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