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Las Ventas
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una oportunidad desaprovechada

Mario Alcalde, cogido violentamente, y José Rojo son ovacionados en una noble novillada de Mayalde

Una instantánea de la cogida que sufrió Mario Alcalde en el cuarto novillo de la tarde.
Una instantánea de la cogida que sufrió Mario Alcalde en el cuarto novillo de la tarde.Alfredo Arévalo

Tardará José Rojo en encontrarse con un novillo como el segundo del hierro de Conde de Mayalde lidiado este domingo en la plaza de Madrid. En realidad, Jaro, que así se llamaba, aguardaba en los chiqueros para salir en quinto lugar, pero tras la devolución del segundo titular, se corrió turno.

Humilló de salida, cumplió sin más en el caballo -donde le dieron poco por su aparente falta de fuerzas- y amagó con rajarse tras el tercio de banderillas. Un mal presagio que se difuminó rápidamente cuando el de Mayalde se arrancó con alegría y franqueza al cite del novillero extremeño.

No fue un animal fiero ni presentó grandes complicaciones, pero sí tuvo la exigencia de la clase. Había que ser muy buen torero para aprovechar esa oportunidad del destino y estar a la altura de esas treinta o cuarenta embestidas rebosantes de calidad. José Rojo, sin embargo, se perdió en un océano de pases acelerados y periféricos, cimentando una labor en la que primó la cantidad sobre la calidad.

Con el sobrero quinto, de Villamarta, que lucía dos afiladas puntas en todo lo alto, hizo más de lo mismo y, además, se mostró desconfiado. El utrero, que se movió sin clase y corto recorrido, tampoco contribuyó al lucimiento.

Más destacable fue la actuación de Mario Alcalde, todo un veterano del escalafón novilleril. Casi ocho años después de su última actuación en Las Ventas, y ya con 31 años cumplidos, puso todo de su parte y acabó en la enfermería tras una violenta cogida de la que salió fuertemente dolorido, pero sin cornada.

El porrazo que le propinó el cuarto fue de los que te dejan postrado en una cama por los siglos. Tras mostrarse lucido y variado con el capote e intentarlo sin posibilidad de emoción frente al inválido primero, quiso comenzar su segunda faena sin probaturas, al natural, más allá de la segunda raya de picar, y el toro se le vino encima y lo atropelló sin compasión.

Desmadejado, desprovisto de la chaquetilla y casi sin poder tenerse en pie, volvió a la cara de su oponente y dejó algunos retazos de personalidad toreando con la mano izquierda, desmayado y casi a pies juntos. El de Mayalde, también de fondo encastado, mereció más, pero el torero no estaba en plenitud física. A la hora de matar no pudo apenas levantar el brazo para montar la espada y cobró la estocada como buenamente pudo. Le pidieron la oreja, pero el presidente se mantuvo en el sitio.

Otra buena oportunidad se dejó ir Carlos Domínguez en el tercero, también noble y codicioso. Al igual que ante el serio, pero más soso y deslucido sexto, dio infinidad de pases -casi todos fuera cacho- y no dijo nada. Madrid (aún) no es Olivenza...

Conde de Mayalde/Alcalde, Rojo, Domínguez

Cinco novillos de Conde de Mayalde, bien presentados, desiguales en los caballos y nobles en el último tercio; y un sobrero (5º) de Villamarta, bien presentado y deslucido. Destacó el notable 2º, de gran fijeza, movilidad y clase.

Mario Alcalde: estocada corta (palmas y sale a saludar); estocada algo trasera y desprendida (saludos tras petición de oreja).

José Rojo: estocada ligeramente trasera, perpendicular y atravesada _aviso_ (saludos tras leve petición); estocada (silencio).

Carlos Domínguez: media estocada caída y perpendicular (silencio); estocada corta baja y tendida perdiendo la muleta (silencio).

Plaza de toros de Las Ventas. Domingo, 16 de abril. Menos de un cuarto  de entrada (6.566 espectadores, según la empresa).


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