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Premios Goya
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las candidaturas a los Goya han sido previsibles y pacatas

El vacío a Albert Serra o la racanería con una película tan arriesgada como ‘Un año, una noche’ de Lacuesta son el contrapunto a las nominaciones de un año excepcional

La actriz Nora Navas durante la lectura de las obras e intérpretes nominados a las 28 categorías de los premios Goya 2023, este jueves en la sede madrileña de la Academia de Cine.
La actriz Nora Navas durante la lectura de las obras e intérpretes nominados a las 28 categorías de los premios Goya 2023, este jueves en la sede madrileña de la Academia de Cine.Borja Sanchez-Trillo (EFE)
Elsa Fernández-Santos

En un año sorprendente para el cine español, con abundantes películas reconocidas dentro y fuera de sus fronteras, las candidaturas a los Goya han resultado previsibles y pacatas. No era sencillo reflejar lo que muchos interpretan como un cambio de ciclo, pero algunas ausencias muestran, una vez más, a una industria conservadora a la hora de repartir juego.

La gran ausente, de estos y otros premios, es Pacifiction, la embriagadora película de Albert Serra rodada en la Polinesia Francesa y seleccionada para la sección oficial del Festival de Cannes. Serra, que hace pocas horas recogía en París el premio Louis-Delluc de la crítica francesa, el primer español que logra el Goncourt del cine, se va de vacío. Ni una sola candidatura para una película cuya heterodoxia y decadente belleza le da bastantes vueltas a la mayoría de los estrenos de este año.

La gala del próximo 11 de febrero en Sevilla será de las más reñidas y difíciles de adivinar de los últimos tiempos. Todo indica que el pulso principal estará entre As bestas (17 candidaturas) y Alcarràs (11), dos películas alejadas en la forma, pero que apuntan a un mismo conflicto real: el futuro del campo y la tierra. El hito que supuso el triunfo en la pasada Berlinale de la segunda película de Carla Simón, donde se alzó con el Oso de Oro del festival, parece ahora demasiado lejos y As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, impulsada por las cifras de taquilla que está haciendo en países como Francia, no se lo va a poner nada fácil. La división del voto abre todo tipo de posibilidades que podrían favorecer a las otras tres candidatas a mejor película: Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa, La Maternal, de Pilar Palomero y Modelo 77, de Alberto Rodríguez.

Que de las cinco películas que optan al premio más importante tres de ellas (Alcarràs, Cinco lobitos y La Maternal) estén escritas y dirigidas por mujeres, muestra una nueva realidad a la que hay que sumar el humor negro y gore de Cerdita (seis candidaturas para la película de Carlota Pereda) o la fábula mágica El agua, de Elena López Riera, que opta a mejor dirección novel y mejor actriz revelación. Además, Alcarràs y La Maternal se construyen desde estrategias propias del documental, sin apenas actores profesionales y muchos de ellos menores que no pueden optar a ningún Goya. Hasta hace no tanto este tipo de lenguaje híbrido estaba condenado a los márgenes de la industria, pero ahora ocupa un lugar central gracias a estas nuevas creadoras.

Mantícora, la arriesgada y muy perturbadora nueva película de Carlos Vermut, ha logrado cuatro candidaturas, entre ellas la de mejor dirección y mejor actor para Nacho Sánchez, firme candidato en el lote de los goyas de interpretación, en la que solo hay una apuesta segura: Luis Zahera como mejor secundario por As bestas. Un año, una noche, la película de Isaki Lacuesta sobre el atentado terrorista en la sala Bataclan de París, también merecía más, pero al menos figura en premios tan importantes como el de montaje, sonido y mejor guion adaptado. Un montaje, por cierto, a cargo de Fernando Franco, el director de otra de las películas del año, La conquista de la primavera, que solo ha encontrado un hueco entre las candidaturas a actriz y actor revelación, Valèria Sorolla y Telmo Irureta.

Aunque el nuevo presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite, bromeara diciendo que solo faltaba La llegada del tren de los hermanos Lumière, lo cierto es que la 37ª edición de los premios Goya solo reflejan una parte, y no siempre la más brillante, de lo que está ocurriendo en el cine español. Más allá del sistemático ninguneo a Albert Serra o la racanería con una película tan arriesgada como la de Lacuesta, también cabe preguntarse por el vacío a propuestas tan diferentes como la reflexiva miniatura Tenéis que venir a verla, de Jonás Trueba, o el esfuerzo detrás de una comedia musical tan alegre y lograda como Voy a pasármelo bien, de David Serrano.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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