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Huda Alkhamis-Kanoo: “Estoy dispuesta a dar todo mi dinero por fomentar la cultura”

La mecenas de la Fundación de Abu Dhabi para la Música y las Artes advierte a las corrientes más conservadoras de su país de que no detendrá su trabajo de aliento a la creación en todo el mundo

Huda Alkhamis-Kanoo, fotografiada en Madrid, el pasado 25 de octubre.
Huda Alkhamis-Kanoo, fotografiada en Madrid, el pasado 25 de octubre.Samuel Sánchez
Jesús Ruiz Mantilla

Todo el mundo desea agradar a Huda Alkhamis-Kanoo. Su generosidad de mecenas y la búsqueda de proyectos conjuntos en que colaborar le han convertido en una figura más que atractiva en el mundo de la cultura. Su Fundación para la Música y las Artes de Abu Dhabi promueve iniciativas conjuntas con que atraer espectáculos y figuras a los Emiratos Árabes, aparte de organizar un festival en el país. En España colabora con el Teatro Real, junto a quienes ha colaborado en la Aida que ahora se representa o con la Escuela Reina Sofía y artistas flamencas como María Pagés. Fuera de su país, dice, no ha sentido superioridad moral, dentro de su país, lo que hace, a veces provoca rechazo entre los más conservadores. Pero a ella no le paran y si alguien lo intenta, dice: “Se arrepentirán del día en que se les ocurra detenerme”. Sabe sobrevivir a ambientes hostiles. Creció en el Líbano y su arraigo está en el desierto, asegura.

Pregunta. Sin un día me decidiera a ir a Abu Dhabi, ¿qué me encontraría?

Respuesta. Se encontrará como en casa, con gente que le acoja, hospitalaria, cariñosa y modesta.

P. ¿Cómo se puede ser modesto con el dinero que dicen que ganan allí?

R. Porque vivimos con la creencia de que con modestia y la ayuda de Dios siempre llegaremos lejos, es nuestra naturaleza. Eso proporciona un entorno amable, seguro, respetuoso y lleno de energía con muchísimas nacionalidades reunidas en un solo país, donde viven 1,5 millones de personas. Somos pocos pero llenos de ganas de dar la bienvenida a cualquiera. Yo misma provengo de muchos lugares, nací en Líbano, mi madre es siria, mi padre saudí, soy de emiratos, viví en Europa, me formé en Francia… Pero me siento arraigada al desierto.

P. ¿Una nómada?

R. Tengo espíritu nómada pero valores muy asentados.

P. ¿Por qué sintió la necesidad de apoyara la cultura con su dinero?

R. La misión de la cultura es contar la historia de la humanidad en todas sus vertientes. La fuerza de las disciplinas creativas e interpretativas sostiene el mundo, nos proporciona poder de espíritu. Por eso estoy dispuesta a dejar todo mi dinero en ello. Y toda mi energía. Para que eso se cumpla.

P. Usted sabe que aquí, en lo que llaman Occidente, a veces hay un complejo de superioridad y de apropiación de lo que conocemos como cultura. ¿Siente que se les mira a ustedes por encima del hombro o con desconfianza cuando vienen a dar dinero?

R. No. He tenido muchísima suerte con eso.

P. ¿No me miente?

R. Es la verdad. Desde el principio nos hemos entendido, sin confianza no puedes trabajar. Si apuestas seriamente por un contenido que desde el lugar que lo emprendas pueda interesar a todo el mundo, no sólo al país en que lo haces, es decir, si lo enfocas universalmente, puedes lograr grandes cosas. Existe algo más grande que todos nosotros y que nos interpela.

P. ¿Mediante el encuentro y la cooperación?

R. Sí, efectivamente. La clave es la cooperación, el encuentro y el contenido, de manera abierta.

P. Aun así, me cuesta creer que no haya encontrado resistencias a colaborar con usted.

R. ¿En el extranjero? Nunca, nunca. Con respeto mutuo llegamos siempre lejos.

Huda Alkhamis-Kanoo, el pasado 25 de octubre en Madrid.
Huda Alkhamis-Kanoo, el pasado 25 de octubre en Madrid. Samuel Sánchez

P. Entre todas las disciplinas que apoya: arte, teatro, música, filosofía, música, ¿cuál le apasiona más?

R. La música. He debido ser una nota musical en el pasado. Es de las pocas cosas que no necesita traducción.

P. El mecenazgo también puede ser una forma de liderazgo, pero si en un país como España no ha habido aun gobiernos capaces de sacar adelante una ley que lo promueva, ¿qué hacemos?

R. Ay, la política. La cultura es el mundo del entendimiento, no de la confrontación. Para apoyarla necesitas apartar tu ego. Una sola persona puede arrastrar a otras en ese campo. Aquí ocurre con gente como Paloma O´Shea, gran amiga mía. El caso es que una persona en el campo del mecenazgo debe tener credibilidad.

P. ¿El liderazgo en la cultura es tan importante como en la política?

R. Al cien por cien, incluso más.

P. Uno de sus fuertes, me cuentan es la diplomacia cultural. ¿Cómo la definimos?

R. No tiene que ver tanto con los Gobiernos como con la gente que empuja la innovación y la creación. Los embajadores de la diplomacia cultural no son los gobernantes, sino los creadores. Estoy segura de que en la guerra de Ucrania, la diplomacia cultural podría actuar como antídoto.

P. ¿Por qué?

R. En el escenario, por ejemplo, los conflictos se aparcan. Hemos tenido en Abu Dhabi a Roberto Bolle, el bailarín, que ha creado un espectáculo en que juntaba en escena a rusos, ucranios y miembros de otros países. En ese momento se olvidaba todo. Los escenarios unen.

P. Como hizo Daniel Barenboim con el West-Eastern Divan, juntando músicos israelíes y palestinos. Les hacía tocar una sinfonía y luego interpelaba a los políticos: ahora dígame que no podemos convivir juntos.

R. Se quedaban sin argumentos, exacto. Yo colaboré con ese proyecto. Apoyo a algunos de sus músicos con nuestra fundación.

P. ¿Por qué una mujer como usted, que podría estar disfrutando de la vida en un palacio tranquilamente se mete en estos líos?

R. ¡Me encantan los problemas! ¿Por qué no? Me aburriría tremendamente de la otra forma.

P. ¿Le mueve la pasión?

R. Desde luego, no hay otra razón. Lo siento como una obligación. Debemos marcar la diferencia.

P. ¿Cómo cree que la perciben los sectores más doctrinarios y radicales de su país?

R. Yo trato de aportar paz en todo lo que hago. Y tolerancia. El radicalismo y la polarización andan hoy por todas partes. Me da igual como me perciban algunos, yo también tengo mis opiniones...

P. ¿Cuáles?

R. Yo no hago lo que hago para cambiar a quien no esté dispuesto, pero solo pido una cosa. Está bien que crean lo que crean, pero que no me detengan, que no me impidan seguir adelante. Que ni se les ocurra intentarlo porque maldecirán el momento en que lo pensaron.

P. ¡Ahora me ha asustado!

R. No hay problema.

P. ¿Ve mucho por ahí al rey emérito Juan Carlos?

R. No mucho, la verdad.

P. ¿Está al corriente de cómo ahora se le percibe en su país?

R. Sí, algo sé. Lo único que puedo de decir es que mientras reinó, respondió al tiempo y la época en que vivía. Trajo prosperidad y estabilidad y que ahora, Felipe, intentará lo mismo. Quedémonos con lo bueno, lo constructivo. Lo malo es que en la vida haces algo mal y todo el mundo se acuerda, pero lo bueno se olvida rápido.


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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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