Carmen Castro: una vida entre la libertad personal y el compromiso profesional
La exdirectora de la Fundación Santillana falleció el pasado 18 de septiembre
Hay personas que dedican su existencia a ser piezas clave en grandes proyectos de otros. Carmen Castro Montes, fallecida el 18 de septiembre pasado, fue una de ellas. La exdirectora de la Fundación Santillana en Santillana del Mar, y brazo derecho de Jesús Polanco y Pancho Pérez en Cantabria, desarrolló una amplia carrera profesional en dirección y gestión que comenzó en los 70.
Nacida en una familia vinculada a la educación (padre inspector y madre maestra), creció en la cosmopolita Barcelona de los años 50 y 60, donde compaginó estudios de magisterio, que nunca llegó a ejercer, con su primer trabajo en la prestigiosa firma de lujo Santa Eulalia.
De la mano de su hermano se inició en la gestión hotelera antes de desembarcar en el Madrid de los últimos años del franquismo. Siempre interesada por la cultura, en la capital la fichó PROPAC-Promoción del Patrimonio Cultural, empresa que en Queveda (Cantabria) restauró la Torre de la Beltraneja para alojar el novedoso Museo Solana del que fue directora.
En Santander conoció al visionario Víctor Merino, quien en 1981 se la llevó de vuelta a Madrid para dirigir Cabo Mayor, el primer restaurante moderno que hubo en la capital. En sus comedores privados, frecuentados por ministros, directores generales, políticos, grandes empresarios y editores, se cocieron encuentros y reuniones que son importantes teselas de la Transición y de los que ella fue testigo de excepción. Su don de gentes, inteligencia y discreción se tradujeron en una valiosa agenda de contactos en los más diversos ámbitos, vivencias y contactos por los que muchos habrían matado y que Carmen Castro siempre custodió en un cajón de su escritorio de cuyo pomo pendía, atada con un lazo de terciopelo, una chapa con la palabra “lealtad”.
La siguiente parada de su buen hacer profesional fue otro lugar emblemático de Madrid: el Palace, hotel de noches electorales históricas, preferido por literatos y personalidades donde fue directora de restaurantes y su pionero centro comercial y después directora de comunicación y perfecta anfitriona de jefes de Estado, premios Nobel, Pulitzer y las mayores personalidades de la cultura de fin de siglo a nivel mundial.
En 1997, cuando Jesús Polanco y Pancho Pérez buscaban quién podría conducir al siglo XXI a la niña bonita de ambos, la Fundación Santillana, pensaron en Carmen Castro como la mejor capitana. Siempre se refirió a aquella oportunidad como fabulosa, y la confianza depositada en ella por aquel tándem que tanto admiraba, un honor enorme. En la Torre de don Borja bajo su innovadora batuta abrió Crisol, se restauró la biblioteca de la infanta Paz, hubo exposiciones memorables adelantadas a su tiempo, auténticos best sellers como Iturrino-Zuloaga. La mujer: inteligencia emocional con 105.000 visitas en 1999; y desde 2007, Lecciones y Maestros, la prestigiosa cita literaria internacional iberoamericana.
Firme defensora de los derechos y la libertad de las mujeres, fue miembro del Club de las 25, integrado por profesionales de distintos ámbitos que en los 90 promovió y se batía por la integración de la mujer. También sostuvo y fue activa colaboradora de Hispania Nostra.
Lectora empedernida que en otra vida hubiera querido ser editora, siempre curiosa y ávida de conocimiento, una vez retirada siguió formándose como alumna brillantísima del Programa Senior de la Universidad de Cantabria donde se graduó con 77 años. Dentro de unos días habría cumplido 80 y quería celebrarlo viajando a París y Londres: “Hay que apostar por la vida”, decía, “estar abiertos a todo”. Sea, Carmen. Así te recordaremos.
Montserrat Cubría Piris es historiadora, divulgadora y comisaria de patrimonio cultural.
Babelia
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