Fundación Santillana ofrece las claves de la educación postcovid en ‘La escuela que viene’

¿Qué ha dejado la pandemia en el terreno educativo? ¿Cómo debería evolucionar la enseñanza a partir de ahora? Estas son dos de las cuestiones básicas que Fundación Santillana ha planteado a un centenar de voces del sector, de 30 países diferentes y a lo largo de tres meses de charlas virtuales. El proyecto, La escuela que viene, comenzó en mayo y presenta su primer informe ahora, cuando cierra etapa hasta septiembre.

Este “documento de apuntes”, como lo han llamado en la Fundación, se ha realizado en torno a tres ciclos de reflexión planteados como mesas de debate: El sentido de la escuela, Evaluación de los aprendizajes y Escuela digital: qué nos deja la pandemia. “Queremos ahora compartir todo lo generado hasta el momento e insistir en que La escuela que viene es un espacio abierto a la participación que no acaba aquí: en septiembre iniciaremos una nueva fase de diálogo y conversación”, ha adelantado Miguel Barrero, director de la fundación.

Esta recapitulación señala la necesidad de contar con políticas públicas capaces de mitigar desigualdades a la hora de utilizar las nuevas tecnologías. “Acceder a estas herramientas no se traduce automáticamente en habilidades para curar grandes caudales de información, producir contenidos relevantes y hacer un uso adecuado del tiempo en redes sociales. En efecto, algunos estudios muestran cómo los alumnos de familias de niveles socioeconómicos más altos poseen mayores probabilidades de adquirir estas habilidades debido al capital cultural de los padres”, advierte el informe.

La digitalización permite imaginar una escuela abierta, con múltiples posibilidades, pero los profesionales defienden que solo la pedagogía puede guiar la enseñanza. También la necesidad de un plan público: “Sin política educativa no es posible pensar una escuela digital con sentido de justicia y mirada de largo plazo”.

Además, en este primer compendio de apuntes, la Fundación Santillana incluye un manifiesto en el que se declara preciso defender la escuela como un lugar de esperanza y posibilidad insustituible; impulsar una metodología y una evaluación de los aprendizajes que se centren en el cuidado, reconocer diferentes escuelas digitales y formas de desigualdad, y animar a la autonomía y a la flexibilidad de las escuelas.

Consulta el informe completo aquí.

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