Vox aplaude que la Comunidad de Madrid cancelara la obra teatral de Paco Bezerra sobre Santa Teresa por “dañina y esperpéntica”
La Consejería de Cultura insiste en una comparecencia en la Asamblea que los motivos son económicos, pero la red europea Prospero ofrece financiación para ponerla en pie
Teresa de Jesús se materializa en la época actual como una indocumentada y se enfrenta a las zozobras del mundo contemporáneo. Acaba tirada en la Plaza Mayor de Madrid bebiendo cartones de vino barato, recitando sus poemas en el Rastro, prostituyéndose para alimentar su adicción a la heroína. Finalmente, encuentra su camino como artista: descubre la música trance (por aquello del trance místico) y se hace DJ. Es parte del argumento de la obra Muero porque no muero, del dramaturgo Paco Bezerra, protagonizada por Belén Cuesta, que no se verá esta temporada en los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid como en principio estaba previsto. Al creador le avisaron de la cancelación solo cinco días antes de la presentación de la programación del nuevo curso, el pasado mayo, después de más de un año de trabajo y colaboración con el teatro. La directora del centro, Blanca Li, había sido llamada a comparecer este martes ante la Comisión de Cultura de la Asamblea de Madrid a petición de Más Madrid, pero rechazó presentarse para dar explicaciones de lo que la Comunidad dice que fue un contratiempo económico, pero que la oposición sospecha sea un acto de censura por el contenido de la obra.
La obra había sido seleccionada para girar por la red europea Prospero y había recibido la consiguiente financiación. En comunicaciones con la portavoz socialista, Manuela Villa, y en una carta a la consejería de Cultura fechada en julio a la que ha tenido acceso este periódico, firmada por Serge Rangoni, director del Teatro de Lieja y responsable de Prospero, la red muestra su preocupación por la cancelación del espectáculo y la pérdida de los esfuerzos invertidos en el proceso de selección. Incluso ofrece una mayor financiación si el problema es efectivamente económico. En la red se encuentra el Teatro de Lieja, el teatro Odeón de París o el Teatro Sao Luiz de Lisboa, entre otros. “Cabe la posibilidad de que esta obra acabe viéndose en Europa y no en España”, lamentó Villa.
¿Por qué no ha querido comparecer Blanca Li? Primero, porque no podía hacerlo. Alegó problemas de agenda, según confirman fuentes de la consejería de Cultura. Y segundo, porque podía no hacerlo. Según el reglamento, están obligados a comparecer en la Asamblea los consejeros o los miembros de la alta dirección, pero Blanca Li tiene un contrato mercantil, de modo que es como convocar a cualquier ciudadano de a pie. Li se ha negado a comparecer porque tiene el derecho a no hacerlo. “Aun así, se hubiera agradecido un gesto de buena voluntad para explicar qué pasó con la obra de Bezerra”, opina Jazmín Beirak, responsable de Cultura de Más Madrid.
¿Quién decide la programación?
Quien sí ha comparecido este martes en la comisión ha sido Gonzalo Cabrera, director general de Promoción Cultural de la Comunidad, a petición del PSOE, en quien delegó la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, que comparecerá el jueves en la Asamblea. La oposición ha lamentado en repetidas ocasiones que no haya sido la consejera la que diera la cara. “Fue un órgano político y no artístico el que decidió la cancelación de la obra. Ni la consejera Marta Rivera de la Cruz ni la directora Blanca Li han querido hablar ni con políticos ni con la prensa sobre las acusaciones de censura”, ha recordado la portavoz del PSOE, Manuela Villa. “Los Teatros del Canal no tienen personalidad jurídica propia, cualquier decisión depende de la empresa pública Madrid Cultura y Turismo”, ha respondido Cabrera. El procedimiento que se sigue, según ha relatado el director general, es este: la empresa informa a la dirección artística del presupuesto disponible para programación y comunicación. Luego, la dirección hace una propuesta que tiene que ser aprobada por la empresa. Cabrera ha ahondado en un argumento de corte casi filosófico: “Un espectáculo no se considera programado hasta que no se aprueba en la reunión de programación. No se puede retirar de la programación un espectáculo que no ha sido programado”, ha dicho el director general.
¿Qué sabemos de la cancelación de Muero porque no muero? En principio la obra se iba estrenar en los Teatros del Canal en enero de 2023, unos meses antes de las elecciones. Después de más de un año de preparación, cinco días antes de la presentación de la temporada, a finales de mayo, Li telefoneó a Bezerra. “Me dijo que no podía programar mi obra por problemas económicos, pero me prometió posponernos a la siguiente temporada”, explica el dramaturgo. Un mes después, el creador pidió detalles sobre las fechas en las que finalmente tendría lugar el estreno. “Fue entonces cuando me comunicó que nunca entraría en la programación, por decisión de sus superiores”, añade el creador, que ganó el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2009.
Presión de Vox
Fuentes de la Comunidad insisten en el que el motivo de la cancelación fue un “desequilibrio económico”: “De hecho, otras obras tampoco pasaron la criba, aunque no se va a decir cuáles, porque solo supondría un descrédito para los artistas”, dicen esas fuentes: “No se puede acusar a Blanca Li de censura”. Beirak, de Más Madrid, señala que no es tarea de la empresa municipal decidir las obras que se exhiben, sino de la dirección artística, y sospecha que, más allá de los motivos económicos, el descarte de la obra puede deberse precisamente a una censura por su contenido controvertido y la presión de Vox. “En los últimos meses ha sido común que Vox pida al gobierno que supervise la programación y de que esta responda a ciertos principios morales”.
El portavoz de Vox, Gonzalo Babé, ha sido claro en la Asamblea esta mañana: “Les agradezco que no programen una obra tan dañina y esperpéntica, muchas felicidades por no programar semejante daño a la cultura española, a una santa doctora de la Iglesia. Que lo financie la izquierda y que vayan a verla todas las veces que quieran. Pero no con dinero público”.
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