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El enigma de las 20 cabezas cortadas de una necrópolis íbera en Ciudad Real

Las universidades de Castilla-La Mancha y Harvard investigan si los restos pertenecen a miembros del pueblo prerromano o a soldados del general cartaginés Amílcar Barca

Tres arqueólogos excavan una del centenar de tumbas íberas halladas en la necrópolis de Alarcos. Al fondo, el castillo medieval.
Tres arqueólogos excavan una del centenar de tumbas íberas halladas en la necrópolis de Alarcos. Al fondo, el castillo medieval.Universidad de Castilla-La Mancha
Vicente G. Olaya

Los arqueólogos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han colocado sobre la mesa todos los elementos que en los dos últimos años han encontrado en la excavación de una de las tres necrópolis íberas que conforman el yacimiento de Alarcos (Ciudad Real). Son las piezas del puzle histórico que los especialistas intentan reconstruir. Hay 20 cráneos hallados juntos sin sus respectivos cuerpos en una tumba, pero los íberos no enterraban los restos óseos de sus muertos, sino que los quemaban e introducían en una vasija. Eso sí, este pueblo prerromano, al igual que los celtas, cortaba las cabezas de sus enemigos como trofeo; y junto a las calaveras exhumadas se encuentra en la misma necrópolis la sepultura de un gran señor con un rico ajuar en el que no faltan las temibles espadas íberas (falcatas). Otro dato importante es que el general cartaginés Amílcar Barca fue derrotado por los íberos en la cercana batalla de Helike en el 228 a. C.

Las pruebas de carbono 14 demuestran que las calaveras, como el enfrentamiento bélico, son del siglo III antes de nuestra era. ¿Son cabezas de enemigos o de hispanos? ¿Una de ellas podría ser la calavera del general cartaginés? ¿Qué significa esa acumulación de cráneos?, se preguntan los expertos españoles. La Universidad de Harvard está cooperando en la investigación.

El hecho de que los íberos quemasen a sus fallecidos ha dificultado siempre poder realizar determinados análisis que permitirían conocer mejor a estas poblaciones. La directora de la investigación arqueológica y profesora titular de Prehistoria de la UCLM, Rosario García Huerta, recuerda que las “necrópolis ofrecen muchísima información ideológica y de costumbres de los pueblos, de cómo se enfrentaban a la muerte y de su estructura social y demográfica, tanto o más que las estructuras de un poblado”. “El hallazgo de los 20 cráneos”, continúa la experta, “resulta apasionante en ese sentido”.

Algunos de los cráneos descubiertos en Alarcos, antes de su extracción.
Algunos de los cráneos descubiertos en Alarcos, antes de su extracción.Universidad de Castilla-La Mancha

El equipo de García Huerta ―que incluye a los profesores Javier Morales, David Rodríguez y al investigador Pedro Miguel― está excavando Alarcos III, la tercera de las necrópolis íberas que componen este yacimiento de 33 hectáreas a orillas del Guadiana. La primera fue descubierta en los años ochenta y está formada por seis tumbas. La segunda, excavada en 2013, tiene 25 y en ella también se descubrió el enterramiento de un gran señor con un fabuloso ajuar de cientos de piezas arqueológicas. En el tercer cementerio se han detectado un centenar de enterramientos en su media hectárea de extensión, uno de ellos, al menos, también perteneciente a un destacado guerrero o aristócrata.

El cementerio de Alarcos III cuenta con más de un centenar de tumbas intactas del siglo III a. C.

Alarcos III se halla al pie de la ladera sur del cerro donde se levantó la ciudad fortificada (oppidum) en la que vivía la población que allí sería enterrada con el paso de los siglos. “Está muy bien conservada. Hemos pasado de no conocer en la provincia de Ciudad Real prácticamente ninguna necrópolis ibérica a documentar tres”, explica la profesora.

García Huerta asegura que el hallazgo de las calaveras es “completamente excepcional”. “Lo usual era quemar a los muertos, excepto a algunos individuos infantiles menores de un año, a los que se enterraba en el poblado o en la necrópolis”.

Bajo los 20 cráneos ha aparecido también una tumba de cremación, con su correspondiente vasija mortuoria, pero aún es pronto para saber si entre ambos conjuntos arqueológicos existe relación.

Enterramiento íbero de Alarcos, con la vasija que guarda las cenizas del fallecido.
Enterramiento íbero de Alarcos, con la vasija que guarda las cenizas del fallecido.Universidad de Castilla-La Mancha

Los especialistas en ADN Carlos Lalueza-Fox ―uno de los más reputados del mundo― e Iñigo Olalde han confirmado que pervive en los huesos suficiente material para poder realizar un análisis con éxito. La Universidad de Harvard es la encargada de la extracción y el procesamiento del ADN. “Estamos esperando los resultados, ya que la interpretación de este hallazgo constituye un auténtico reto que solo se puede afrontar con las respuestas que nos ofrezca la genética sobre el sexo, las relaciones de parentesco o el grado de ancestros”, incide García Huerta.

El ADN revelará si se trata de cráneos íberos o de soldados cartagineses

Aunque ya se han concluido dos campañas de excavación, se desconoce aún “la potencia estratigráfica” de Alarcos III, un dato que podría aclarar su origen temporal: mayor profundidad, más antigüedad. De momento, solo está comprobado que se utilizó como necrópolis entre el siglo IV al I a. C, si bien la cultura íbera arranca en el sexto siglo antes de la era actual. Se extendió por una amplia franja mediterránea entre el sur de Francia y Andalucía.

Por el momento, las tumbas encontradas corresponden a los tipos tumulares, en hoyo y en cistas (cajas de piedra de pequeñas dimensiones). Dentro de ellas se ha localizado una gran diversidad de ajuares, que incluyen cerámicas hispanas y griegas, objetos de adorno o armas de hierro, de lanzas a falcatas.

El general cartaginés Amílcar Barca fue derrotado y muerto a pocos kilómetros de la necrópolis”

En el 235 a. C., el general cartaginés Amílcar Barca irrumpió en Iberia en el contexto de la Segunda Guerra Púnica contra los romanos. Las tropas del militar arrasaron los pueblos que iban encontrando en su avance, hasta que estos se coaligaron y lo vencieron en la batalla de Helike (Alicante o Albacete). Ya en 2018, en la segunda de las necrópolis investigadas se encontraron 25 tumbas de aristócratas guerreros íberos, incluida una espectacular que podría corresponder a un príncipe y cuyo periódico histórico coincide con el enfrentamiento militar.

Arqueólogos en Alarcos, despejando y el examinando el terreno antes de las excavaciones.
Arqueólogos en Alarcos, despejando y el examinando el terreno antes de las excavaciones.Universidad de Castilla-La Mancha

No hay nada que conecte los enterramientos de Alarcos ―más allá de que coincidan en el tiempo― con la victoria íbera en la batalla de Helike. Hasta ahora. ¿Revelarán los análisis de ADN que se trata de 20 cráneos con genética cartaginense o íbera? Hay que esperar.

Es tal la potencia arqueológica de Alarcos, que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha va a vallar la necrópolis para convertirla en museo, puesto que forma parte de un gran parque arqueológico. Incluye los restos de un castillo y otras construcciones bajo cuyas piedras se produjo una crucial batalla en 1195 entre el rey de Castilla Alfonso VIII y las tropas musulmanas de Abu Yaqub al-Mansur. Un rompecabezas histórico cuyo vórtice es un estratégico cerro de cien metros de altura sobre una extensa llanura del Guadiana, un lugar perfecto para vivir, para morir y para investigar.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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