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Carlos Aragón Cancela, torero, constructor, ganadero y protector de novilleros: “Mi vida es puro toro”

Apodera a Isaac Fonseca, el joven novillero mexicano que acaba de tomar la alternativa en la localidad francesa de Dax

El novillo 'Pies de Osa', de la ganadería de Flor de Jara, acude al caballo en el festejo celebrado el 3 de junio de 2017 en Las Ventas.
El novillo 'Pies de Osa', de la ganadería de Flor de Jara, acude al caballo en el festejo celebrado el 3 de junio de 2017 en Las Ventas.Joaquin Arjona
Antonio Lorca

“Mi vida es puro toro y así soy feliz” confiesa orgulloso Carlos Aragón Cancela (Colmenar Viejo, Madrid, 1960), otro enfermo vocacional que nació entre toros, ha sido torero valiente y respetado, y ejerce como ganadero del encaste de Santa Coloma, director de la escuela taurina de su localidad, protector de aspirantes a la gloria y apoderado de Isaac Fonseca, torero mexicano que ayer tomó la alternativa en la plaza francesa de Dax.

Fue una ceremonia trascendental para ambos: para Fonseca, un inteligente novillero, con una impecable hoja de servicios y un esperanzador futuro, y para Aragón Cancela, quien afirma que “una de las cosas importantes que me han pasado en la vida ha sido conocer a este chaval”.

“Isaac es un crac”, afirma el apoderado. “Para ser torero tienes que estar dispuesto a vivir de otra manera —literalmente, en sentido contrario al de tu generación— y a sacrificarte todos los días”, añade; “uno crece cuando está implicado y piensa en la profesión las 24 horas del día. Él sabe que entre el toro y el torero no puede haber espacio ni para el bigote de una gamba. La actitud de Fonseca procede de su origen humilde y lo lleva marcado en la piel. Vive para el toro y eso se nota cuando sale a la plaza”.

Fonseca llegó a España hace cinco temporadas y desde entonces vive con la familia de su apoderado. “Aterrizó con una mano delante y otra detrás, pero ha demostrado que posee unos valores extraordinarios como persona y como torero, y una forma de afrontar la vida que no es habitual en la sociedad actual”, prosigue. “La apuesta está ahí; tiene carisma y todas las condiciones para ser figura”, apostilla.

“Isaac es un crac; él sabe que entre el toro y el torero no puede haber espacio ni para el bigote de una gamba”

Isaac Fonseca ha sido uno más de los novilleros protegidos por Aragón Cancela, director de la escuela taurina de Colmenar, que heredó de su tío Miguel Cancela. La sede es la plaza de toros municipal de la localidad, donde una treintena de chavales aprenden a soñar con la gloria. “El objetivo no es buscar el perfil de un torero”, comenta Aragón Cancela, “sino acercar a los jóvenes al mundo del toro”.

De todos modos, el director puntualiza con orgullo que muchos alumnos han destacado, y señala los nombres de los ya matadores Ángel Sánchez y Francisco de Manuel, finalistas ambos y ganador el segundo de la Copa Chenel, del novillero Diego García, triunfador en Las Ventas en esta temporada, y de Alejandro Chicharro, vencedor del Alfarero de Plata de Villaseca de la Sagra, que dieron sus primeros pasos en la escuela.

Claro que Aragón Cancela fue cocinero antes que fraile: un torero batallador que colgó el traje de luces cuando las cornadas y una dificultosa trayectoria le permitieron optar por el comodín, según sus palabras. “Cuando, además del toro, la vida te ofrece una segunda opción, eliges esta con toda seguridad”, explica. “Y la mía era el sector de la construcción, que lo conocía por mi familia; en los momentos duros hay toreros que son capaces de aguantar y esperar su oportunidad para ser figuras, y ahí están los ejemplos de Ortega Cano o Paco Ojeda, pero esa condición no la tenía yo, elegí lo más fácil y preferí quedarme detrás del burladero”.

Debutó en público en el año 1977 en un festival en la localidad madrileña de Buitrago de Lozoya, y, tras una exitosa campaña como novillero, tenía previsto tomar la alternativa el 26 de septiembre de 1979 en Barcelona, de la mano de El Viti, que había reaparecido; pero una grave cogida en La Maestranza unos días antes, donde cortó dos orejas, trastocó sus planes.

Carlos Aragón Cancela e Isaac Fonseca, en el túnel de cuadrillas de la plaza de Madrid.
Carlos Aragón Cancela e Isaac Fonseca, en el túnel de cuadrillas de la plaza de Madrid.Muriel Feiner

Se presentó en Madrid en la feria de San Isidro del 80 junto a El Yiyo y Lucio Sandín, en un cartel de novilleros debutantes en Las Ventas, y otra cornada en Sevilla ese mismo verano acabó por romper sus sueños. Al final, se hizo matador de toros en la feria de Valdemorillo el 5 de febrero de 1984, y se mantuvo en activo hasta la temporada de 1990, una carrera corta de un torero valiente —al que aún se le recuerda por su faena a un toro de Victorino Martín, que también lo hirió, en Madrid en San Isidro del 87—, pero al que le faltó paciencia para superar los contratiempos de la profesión.

“Podía haber funcionado”, afirma Aragón Cancela, “pero elegí el comodín de la construcción. Reflexioné seriamente y me dije: más o menos no he sido nadie, pero me he sentido respetado y he tenido ambiente, y, ahora, me van a ofrecer la corrida mala y sin dinero… Y me fui en silencio y sin despedirme”. Colgó el traje de luces y se convirtió en un próspero empresario de la construcción. “A los seis meses ya tenía más de cien operarios dados de alta, promoví muchas obras y me fue bien, aunque también sufrí serias cornadas en la calle”.

Ganadero de Flor de Jara, de encaste Santa Coloma, espera hacerse un hueco en las grandes ferias

Y con los beneficios de su actividad empresarial, que ya no ejerce, compró en 2008 la ganadería de Bucaré, de encaste Santa Coloma.“Antes ya poseía animales del mismo origen, pero los tentaba todos a campo abierto y no vendía nada; pero, a raíz de la compra de Bucaré, el hobby pasó a ser una gran responsabilidad”.

“Bucaré es una ganadería de mucha historia”, prosigue Aragón Cancela, “y mi meta es que vuelva a las mejores ferias, que es donde debe estar; con esa ilusión sigo adelante y espero que las figuras se acerquen a mis toros. Con el nuevo nombre de Flor de Jara debutó en 2009 en Madrid, donde ha cosechado varios triunfos, al igual que en distintas plazas francesas.

Comenta que uno de sus dos hijos es el ganadero de la familia; y el padre reparte su tiempo entre la escuela taurina y el apoderamiento de Isaac Fonseca, ese joven mexicano al que ha acogido en su casa como un hijo —como ya hizo hace unos años con Ángel Sánchez y Francisco de Manuel, a los que también apoderó y vivieron durante un tiempo en un chalet propiedad de la empresa de Aragón Cancela—, y espera que la alternativa de ayer sea el punto de partida de una carrera de figura.

Seguro que el apoderado ha estado estos días más preocupado que el propio Fonseca. No lo dice, pero comparte con el joven torero el sueño que él tuvo un día y no pudo hacer realidad. “Isaac le llega a la gente, ya le he dicho que tiene carisma, y esa condición es fundamental para el triunfo”, termina el ilusionado apoderado.


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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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