Una presidencia nefasta
El palco pone la nota negativa en tarde en la que Álvaro Lorenzo destacó
Con actuaciones como la del presidente, flaco favor se le hace al toreo en general. Todo lo contrario. Desprestigia la plaza y la propia tauromaquia. Su decisión de conceder la oreja del cuarto toro, tras un bajonazo infame, no es de recibo. Alguien debería tomar medidas y enviar a la nevera al señor que ocupó el palco en esta corrida. Pero vayamos por partes. Jesús Duque estrenó la tarde ante un toro astifino, tocado del pitón derecho, que manseó en varas y resultó protestón en la muleta. Una larga cambiada de rodillas fue el primer saludo del valenciano, que puso voluntad en la muleta, pero poco más. El toro, de vuelta rápida, tampoco era un caramelo para torero que tan poco torea.
El serio jabonero que hizo cuarto puso a prueba a Duque, que inició la faena a cara o cruz. Todo entró en una labor de cierto caos: enganchones, banderazos, pero sobre todo voluntad a raudales. Sinceridad, en una palabra. Pero a punto estuvo de pagarlo muy caro al sufrir una voltereta, de la que salió herido, aunque pudo continuar en el ruedo. El toro, que tuvo transmisión, no perdonó una duda e hizo por el torero, al que volteó y buscó con saña en la arena. Lo que vino después entra en el mayor despropósito: un espadazo en los costillares y luego una buena estocada. Y el premio de una oreja. Flaco favor al propio torero y a la categoría de una plaza que dice ser de primera. La culpa no es del torero, sino de un presidente que dio vergüenza ajena con su decisión. No debería sentarse más en el palco.
Engatillado de pitones, prieto de carnes, el segundo fue un toro de hermosa presencia. Pero ahí quedó todo. Nada más. Cumplidor discreto en varas, tuvo poca entrega en la muleta. Álvaro Lorenzo se lo pasó de rodillas en los primeros muletazos y, una vez de pie, cargó la faena sobre la mano izquierda, por donde el toro tenía una pizca de recorrido más. El buen concepto siempre, naturales de cierta profundidad, pero nunca caló la faena en el tendido. Ni la música animó a que la gente ayudara a la causa. Una porfía final, con
el toro ya más ahogado, tampoco resultó. Como tampoco la gente se había enterado de las bellas verónicas de recibo con que Lorenzo recibió al toro.
El quinto fue toro de incómoda fijeza. No tuvo gran entrega, pero fue noble y dejó estar en cuanto le molestaban poco. Ya a favor de ambiente, por lo que había pasado en el cuarto, Lorenzo se hizo poco a poco con la situación. La mano baja en los primeros pases en redondo, fueron la clave para ser dueño y señor de una faena con algún altibajo pero de buen nivel. Obligado a perder pasos, una segunda serie con la izquierda fue lo más logrado de una faena que, larga, acabó con las abusivas luquecinas de estos modernos tiempos. La oreja, comparada con la anterior, fue de clamorosa justicia.
El tercero de la tarde se enteró en banderillas de lo que no debía: cara alta en el embroque y midiendo cada paso del banderillero de turno. Nada fácil. Ya en la muleta dijo pronto que no quería pelea. Ángel Téllez, sin calentamiento previo, se lo pasó en redondo fuera del tercio, casi en los medios. Pero la faena quedó pronto frenada porque el toro se puso remiso, reculó y protestó cualquier intento del torero. Con un Téllez entregado, la faena entró de lleno en una porfía cercana, valiente y provocativa. Pero ante toro tan acobardado, poco había que hacer. Todo acabó con el de Fuente Ymbro aculado en tablas, para acabar con una estocada de esas que antes se decían a “topa carnero”.
Téllez tampoco negoció el inicio de faena al sexto: muleta en la mano izquierda y una serie templada y prometedora. Pero el toro no acabó por la labor. Le vino cuesta arriba tomar la muleta, aunque con un fondo de clase, y no se lo puso fácil a Téllez. Aguantó los parones del toro a mitad viaje, no dudó nunca, ganó la partida al menos a los puntos con un toro muy parado al final. El remate, muletazos con la mano derecho sin ayuda de la espada. Y muy provocativo. Un esfuerzo considerable, que no tuvo recompensa.
Fuente Ymbro/ Duque, Lorenzo, Téll
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, desiguales de juego, aunque nunca perdieron interés. Cumplieron en el tercio de varas. Cuarto y quinto, los más potables.
Jesús Duque: pinchazo y estocada desprendida (saludos); espadazo en los costillares y estocada -aviso- (oreja con algunas protestas).
Álvaro Lorenzo: pinchazo y media (saludos); estocada corta (oreja).
Ángel Téllez: estocada (saludos); dos pinchazos -aviso- y estocada pasada (saludos).
Plaza de Valencia. 16 de julio. Tercera de Feria. Menos de media. Jesús Duque fue asistido en la enfermería de una herida en el gemelo derecho.
Babelia
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