El compositor Aitor Etxebarria interpreta el bombardeo de Gernika en su 85º aniversario
El músico presenta en exclusiva en EL PAÍS una adaptación de ‘Gernika 85.′, sinfonía que estrena esta noche en el Palacio Euskalduna de Bilbao
Gernika tiene tantos significados que cuando le preguntan a Aitor Etxebarria (Gernika, 37 años) que cómo es pregunta: “¿A qué te refieres? ¿Al cuadro, al pueblo o al hecho?”. El compositor ha creado una obra sinfónica que conmemora el 85º aniversario del bombardeo que sigue ejemplificando el horror de la guerra. La presenta este jueves, en el Auditorio del Palacio Euskalduna de Bilbao, pero días antes ha acudido al Museo Reina Sofía para interpretar una adaptación, que ofrece en exclusiva EL PAÍS, frente al cuadro de Picasso que ha llevado el nombre de su pueblo por todo el mundo.
La Orquesta Sinfónica de Bilbao, dirigida por Mikel Fernández, la ganadora de dos premios Grammy Dame Evelyn Glennie como percusionista solista y la coral Gaudeamus de Gernika acompañarán esta noche a Etxebarria. Este proyecto viene fraguándose desde 2016, cuando firmó la banda sonora del documental Markak, sobre el pueblo de Gernika. Este trabajo lo llevó a Nueva York o Berlín a interpretar sus composiciones y algo le hizo “clic”. El interés que despertaba el nombre, tan asociado al cuadro, se mezclaba con la falta de conocimiento de los hechos que encierra. Etxebarria comenzó “un ejercicio natural” que lo ha llevado a esta composición. “Me apetecía crear una obra personal, limpia, y me lo imaginé, así, con orquesta, por el 85 aniversario, me veía en un momento personal bueno y que había un espacio en mis composiciones para crear esto”, explica.
Ha querido huir de la descripción en su obra, evitando alusiones concretas a las bombas o el horror, y se ha centrado en su propio imaginario. Una concepción en la que sí han influido mucho los testimonios, de supervivientes, que también ha escuchado en su propia casa. “No lo quiero dejar como una obra para la posteridad, me da miedo pensarlo, lo he intentado pensar simplemente como una obra artística personal, Aitor Etxebarria hablando de su propio Gernika”.
Señala el músico que Gernika 85. no es una obra compleja armónicamente, pero sí en su estética. Advierte de algunos momentos “especiales”, como un silencio “bastante incómodo”, después de una dinámica fuerte, caótica. “Cuando pasa algo me gusta tener tiempo para asimilarlo y me apetecía darle ese silencio también a la gente”, pormenoriza.
Además, ha incluido una serie de voces como una sección más de la obra: “Tenemos unos testimonios grabados por el Instituto Gogora para el Museo de la Paz y vamos a disparar palabras como si fueran un instrumento más”. Esas voces quedarán reflejadas en la partitura, así, cada vez que una orquesta interprete la sinfonía los testimonios volverán a ser escuchados, manteniendo la historia viva. “Me gusta pensar que dentro de 100 años puedan tocar esas partituras en Chicago o en Berlín y que esos testimonios se escuchen”.
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