Aula Taurina, el entusiasmo docente por la promoción del toreo entre los alumnos
Esta asociación, creada en 1989 por profesores de enseñanza media de Sevilla, permanece activa a pesar de los cambios sociales
Resulta alentador conversar con Miguel Serrano, José María Martínez y Manuel Viera, tres veteranos profesores de enseñanza media de Sevilla, ‘los últimos de Filipinas’ de Aula Taurina, una asociación creada en 1989 por un grupo de docentes con el objetivo de fomentar la fiesta de los toros entre los jóvenes.
Los tres estuvieron entre los promotores de la iniciativa y resisten hoy a pesar de los cambios que se han producido en la sociedad y que tan negativamente influyen en la promoción de la tauromaquia. Llegaron a ser más de 50 los profesores implicados, de centros educativos públicos y privados; en sus acciones han participado más de 3.000 alumnos, y hoy, aunque los años gloriosos ya son historia, Aula Taurina continua su andadura, ―también dirige y gestiona la Escuela de Tauromaquia de Sevilla―, siempre con el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, y el entusiasmo esforzado de Serrano, Martínez, Viera y algún otro colaborador puntual.
Ocho fueron los pioneros docentes aficionados que en 1989 pidieron ayuda a la corporación maestrante, propietaria de la plaza de toros, que les cedió por un precio simbólico un local anexo al coso taurino y apoyo económico para la realización de actividades. A renglón seguido, Diodoro Canorea, el empresario de la plaza en aquellos momentos, ofreció 100 abonos a mitad de precio para los jóvenes.
“Los primeros años fueron un auténtico boom, y se sobrepasaron todas nuestras expectativas”, cuentan los tres profesores. Recuerdan las largas colas de jóvenes que se formaban en la puerta de la sede para optar a una entrada, el éxito de los actos que organizaban en los institutos, para los que contaban con el ‘anzuelo’ de las figuras del toreo de aquel momento, las visitas a ganaderías y asistencia a tentaderos, y los tres viajes que realizaron a la ciudad francesa de Nimes para que los alumnos asistieran a la feria de novilladas que se organiza en la época de carnaval.
Estuvieron implicados 50 docentes, y más de 3.000 alumnos han participado en sus actividades
Incluso, durante dos cursos lectivos se impartió en segundo de BUP la asignatura Tauromaquia en diversos centros gracias a Enseñanzas y Actividades Técnico-Profesionales, un área que lo permitía, con el beneplácito de los consejos escolares. Una nueva ley de educación acabó con la iniciativa.
De los apuntes elaborados para aquella materia nació el libro Principios básicos del toreo, y otros textos posteriores, bajo la denominación ‘Cuadernos de Aula Taurina’, editados por la Junta de Andalucía.
“Toda la actividad estaba enfocada al conocimiento y la promoción del toro y el toreo”, afirma Miguel Serrano, presidente de Aula Taurina.
Para darse a conocer y recaudar fondos llegaron a organizar dos festivales taurinos; el primero de ellos, en La Maestranza, el 20 de octubre de 1990, y el segundo, el 23 de febrero de 1991, en la localidad onubense de Santa Olalla del Cala.
Pero la euforia de aquella época ya es agua pasada. “La evolución de la asociación ha ido pareja a la de la sociedad”, añade Serrano. “Disfrutamos mucho al principio, pero ya no es lo mismo; los toros están vetados en los centros públicos, y solo algunos privados admiten que se hable de tauromaquia”.
Miguel Serrano cuenta que acudió a un instituto sevillano especializado en las artes escénicas con la intención de que el grupo de teatro pusiera en escena la obra ‘Pedro Romero, el torero romántico’, y se encontró con la tajante negativa de los actores.
Pero estos profesores no pierden el ánimo a pesar de los contratiempos. Además, desde 1994, Aula Taurina es la responsable de la Escuela Taurina de Sevilla, que funciona gracias al apoyo de la Real Maestranza, el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía. Por ella han pasado 350 alumnos, algunos de los cuales han alcanzado la categoría de matadores de toros, como Pepe Moral, Daniel Luque, Salvador Cortés, Francisco J, Corpas, Rafa Serna, Lama de Góngora y Pablo Aguado.
Actualmente, son 24 los aspirantes matriculados, que reciben las enseñanzas de tres maestros ya retirados, Luis de Pauloba, Pepe Luis Vargas y Curro Sierra.
“Hoy por hoy, solo la Escuela mantiene viva la afición a los toros, de la que surgen más aficionados que toreros”, comentan los dirigentes de Aula Taurina, convencidos de que el fomento del toreo ya solo es posible de padres a hijos, “de modo que si los chavales no ven toros por la televisión y en su casa no se habla de ello, es muy difícil que la tauromaquia interese a las nuevas generaciones”, añaden.
“La evolución de Aula Taurina ha ido pareja a la de la sociedad; disfrutamos mucho al principio, pero ya no es lo mismo”
Aquellos 100 abonos iniciales que ofreció Diodoro Canorea se han reducido a la mitad en la actualidad, “y nos cuesta trabajo colocarlos entre los jóvenes de hoy…”, se lamentan los profesores.
Pero Miguel Serrano, José María Martínez y Manuel Viera no conocen el desaliento. Por el contrario, comentan con orgullo cómo en las actividades de Aula Taurina han participado “todas las figuras del toreo”, y cuentan con indisimulado entusiasmo las actividades que mantienen con vida a Aula Taurina:
- ‘Premio a la Mejor Lección Torera’, que distingue al torero más destacado de cada Feria de Abril, y que ha celebrado ya la XXXI edición.
- ‘Lecciones Magistrales’, que han alcanzado la XX edición, y rememoran efemérides de grandes figuras. En 2021 han sido homenajeados Ruiz Miguel, José Luis Galloso y el diestro fallecido Pepe Luis Vázquez, en el centenario de su nacimiento.
- El curso ‘Principios básicos de la fiesta de los toros’, vigente desde hace 28 años, y que reciben los alumnos de la Escuela Taurina.
- Y el concurso de redacción, pintura, dibujo y fotografía, que ha celebrado su XXX edición. Los alumnos ganadores reciben como premio un abono para la temporada en Sevilla.
Ninguno de los tres profesores quiere mostrar pesimismo cuando se les pregunta por el futuro, pero no ocultan un gesto de preocupación.
“Escuché a un ganadero que para perdurar hay que evolucionar”, dice José María Martínez, “y la estructura del espectáculo está oxidada desde hace mucho tiempo. Hemos entrado en la dinámica del aburrimiento. Algo habrá que hacer si pretendemos que exista un porvenir para la fiesta”.
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