La Fundación Toro de Lidia pide ayuda: o alcanza 100.000 socios o la fiesta no tiene futuro
La organización representativa del sector solo cuenta con 3.300 amigos, que pagan entre 20 y 50 euros anuales
La Fundación Toro de Lidia (FTL) no se anda con paños calientes y lanza un mensaje tan realista como desgarrador: la fiesta de los toros está en serio peligro, y si no se adoptan medidas urgentes es posible que no se recupere nunca.
La organización representativa del sector, presidida por el ganadero Victorino Martín, constata que la situación es verdaderamente dramática en las plazas de tercera (en general, las situadas en localidades que no son capitales de provincia) y cuarta categoría (las portátiles no fijas), donde el número de festejos se ha reducido drásticamente en los últimos años; admite que es constante el aumento del desinterés en la sociedad española y considera, entre otras cuestiones, que la fiesta de los toros ha dejado de ser una industria, que los toreros con 15 años de alternativa no son conocidos más allá del entorno taurino y que los festejos menores (novilladas con y sin picadores) son insostenibles económicamente.
Para ello, y ante la imposibilidad manifiesta de que la tauromaquia reciba las ayudas públicas que merece como patrimonio cultural, al igual que otras actividades artísticas, la FTL entiende que la única solución posible es que el número de sus socios (”amigos”) crezca hasta los 100.000, lo que supondría un respaldo social y económico vital para la defensa y mantenimiento del sector. Actualmente, la Fundación cuenta solo con 3.300 inscritos, que pagan una cuota de 20 euros anuales para los menores de 26 años y 50 para los demás (ambas aportaciones incluyen una desgravación fiscal del 80%), lo que supone cantidades insuficientes para los objetivos de la organización.
Los dirigentes de la FTL mantienen estos días encuentros con grupos de toreros, empresarios, ganaderos, aficionados y medios de comunicación a los que abiertamente solicitan ayuda para ampliar el número de amigos, al tiempo que exponen con toda crudeza la situación del sector.
“Los resultados económicos de una novillada son dramáticos; los gastos ascienden a 42.000 euros y las pérdidas, a 30.000”
Borja Cardelús, director general de la Fundación, apunta las razones que justifican que el negocio taurino haya dejado de ser una industria: el avance del animalismo, en primer lugar, “que progresa todos los días con presupuestos astronómicos con los que no podemos competir”; el antitaurinismo político de partidos y Gobiernos “nacionalistas y populistas” que, a su juicio, “ha arrastrado a la izquierda tradicional, y prueba de ello es que las Juventudes Socialistas de Madrid presentaron en el último congreso del partido cuatro enmiendas que propugnaban la prohibición de la fiesta de los toros”; la desconexión social, factor determinante en el descenso del número de festejos”, y, por último, la inviabilidad económica de los espectáculos menores.
Sobre el aspecto económico, Cardelús explica el dramatismo de los números de una novillada con picadores: los gastos ascienden a 42.000 euros, los ingresos por taquilla rondan los 12.000 y las pérdidas no bajan de los 30.000 euros. “Con este resultado (menos espectadores y sin patrocinio privado) no hay Ayuntamiento dispuesto a organizar o mantener festejos taurinos”, añade el director general.
En consecuencia, explica que solo quedan dos caminos complementarios: reducción de costes y generación de nuevos ingresos. “Estamos desapareciendo de muchas localidades, y, si se pierde un territorio, es muy difícil recuperarlo”. Cardelús plantea que el sector debe adoptar decisiones, a pesar de que las previsiones son pesimistas; medidas que generen interés, mantengan los territorios y ayuden a la viabilidad económica.
La propuesta de la Fundación Toro de Lidia es repetir este año la Liga Nacional de Novilladas (en 2021 se celebraron 32 festejos en los que participaron 33 novilleros, 59 ganaderías y 16 empresarios) y la Copa Chenel (compuesta por nueve corridas y 18 matadores), que se pudieron organizar con los beneficios de la Gira de Reconstrucción de 2020, obtenidos gracias al acuerdo con Movistar Toros, y el apoyo económico de los gobiernos de las comunidades autónomas de Madrid, Castilla y León y Andalucía y de la Fundación Caja Rural del Sur. Las ayudas concedidas alcanzaron la cifra de 1.400.000 euros, pero, en opinión de Borja Cardelús, el objetivo es conseguir 4.500.000 euros para duplicar la oferta de festejos y frenar la desaparición de festejos en los territorios.
“A la fiesta solo le quedan dos caminos complementarios: reducir los costes y generar nuevos ingresos”
El directivo de la FTL defiende que son promotores, no empresarios, “promotores taurinos”, dice, “en un segmento que no está reglado ni normalizado, y dirigido, a veces, por personas que no respetan la legalidad”. Añade que la oferta de la Fundación no compite con las ferias locales ni sustituye a los empresarios, es transparente (“nadie se hace rico, pero cada cual recibe lo suyo”) y es un formato competitivo y prolongado en el tiempo.
“No se trata de repartir la tarta entre más intervinientes”, añade, “sino en ampliar la tarta”. “Necesitamos estrellas, toreros que se den a conocer en los medios de comunicación y atraigan más público a las plazas”.
De momento, la FTL está muy orgullosa de que, gracias a la Liga Nacional de Novilladas, cuatro jóvenes —Jorge Martínez, Manuel Diosleguarde, Manuel Perera e Isaac Fonseca, que fue el triunfador del ciclo— se dieron a conocer ante la afición, y un matador de toros, Fernando Adrián, confirmará su alternativa en la próxima Feria de San Isidro a raíz de su triunfo en la Copa Chenel.
“Para todo ello, necesitamos 100.000 amigos de la FTL, los mismos que tienen algunas de las organizaciones animalistas de nuestro país. Es la única manera de ser más fuerte. Si no es así, no será posible la recuperación del sector”, concluye.
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