Juan Giralt, el pintor que rastreó el misterio de la carretera de Sintra, ‘vuelve’ a Lisboa
La exposición del artista se incluye en la Mostra Espanha, que ha desplegado actividades culturales en 20 ciudades portuguesas durante cuatro meses
El pintor Juan Giralt siguió, en su último viaje a Portugal, la ruta marcada por los escritores Eça de Queiroz y Ramalho Ortigão en El misterio de la carretera de Sintra, una novela publicada por entregas en el Diário de Notícias con el más puro suspense decimonónico. Es probable que durante aquel viaje naciese el cuadro Sintra, que se puede ver en la exposición Juan Giralt, control y fuga, inaugurada este miércoles en la Sociedad Nacional de Bellas Artes de Lisboa dentro de las actividades de Mostra Espanha 2021, el festival cultural que organiza cada dos años el Ministerio de Cultura en Portugal. Sintra y Preto, que también se exhibe en Lisboa, fueron pintados en 2003, cuando Giralt expuso en la galería Trindade de Oporto. Fue una de las últimas exposiciones que hizo antes de fallecer en 2007. De alguna manera se cerró un círculo: Lisboa, junto a Madrid y Ámsterdam, había sido una de las primeras ciudades en mostrar la obra de aquel español de veintipocos que exploraba un arte vanguardista que bebía fuera del canon apreciado por la dictadura.
Giralt, que había recibido una beca de alguna institución portuguesa, mostró sus trabajos en 1967 en la galería del Diário de Notícias, no demasiado lejos de la sociedad donde ahora se exponen sus obras hasta el 22 de enero. “Mi padre era muy amigo del poeta Ángel Crespo, traductor e introductor de Pessoa en España”, recuerda el escritor Marcos Giralt Torrente para explicar el origen de la relación de su padre con Portugal. Una estancia de dos años en Brasil entre 1964 y 1966, recién casado con Marisa Torrente Malvido, hija del escritor Gonzalo Torrente Ballester, acabó de estrechar los vínculos con el mundo lusófono.
Las 32 obras que han viajado a la capital lusa han sido seleccionadas por el hijo del artista, que decidió centrarse en las dos últimas décadas creativas de Giralt, de 1987 a 2006, un año antes de su muerte. Ahondan en las dos naturalezas que caracterizaron su pintura, orden geométrico y desorden expresionista; líneas y collage, colores pop y abstracción contenida. Los noventa son años provechosos, según Carmen Giménez, la conservadora que comisarió la gran muestra del Reina Sofía. “Su pintura, que había mantenido el colorido eclecticismo de los setenta, el gusto por el juego con la palabra pintada y el collage, se mostraba en un punto óptimo de maduración”, escribe en el catálogo de la exposición para Mostra Espanha.
A pesar de su impacto en el arte contemporáneo español en los setenta, Juan Giralt no encontró acomodo fácil en el universo artístico tras la muerte de Franco. O no al menos en los circuitos institucionales que reparten etiquetas de talento y éxito. Tras su muerte, el Museo Reina Sofía le dedicó en 2015 una antológica que venía a colocar al pintor en el sitio que se merecía, que fue comisariada por su director, Manuel Borja Villel, y Carmen Giménez.
“Pertenece a una generación un poco maltratada, que llegó a la primera línea de la vanguardia antes de la muerte de Franco y a la que se olvidó cuando en los años ochenta hubo que romper con lo anterior”, señaló Marcos Giralt Torrente durante la inauguración en Lisboa. La muestra del Reina Sofía, sin embargo, no lo cambió todo. “Fue muy importante para que pudiese entrar en el relato del canon, que se había escrito apresuradamente en los ochenta y que arrumbó a una generación anterior, pero es más difícil de quebrar la visión de los curadores que luego influyen en los pocos coleccionistas que compran. Sigue siendo casi igual de difícil vender un giralt ahora que antes de la exposición del Reina Sofía”, reflexiona el escritor.
La exposición se integra dentro de la programación de Mostra Espanha 2021, que ha desarrollado más de 50 actividades de danza, cine, teatro, arte y música desde el pasado 6 de septiembre en 20 ciudades portugueses, con la colaboración de numerosas instituciones lusas, a las que Ángeles Fernández Melón, que coordina la Mostra, agradeció su apoyo. En el festival tienen cabida desde lo clásico, como los grabados de Goya que se ofrecen en el Instituto Cervantes en Lisboa, al trabajo de creadores actuales como el viaje introspectivo de Nuria Vidal, a través de 52 obras expuestas en Cascais, o el proyecto sobre los “nuevos babilonios” de Pedro G. Romero en Oporto. Esta es la séptima edición de la Mostra, que se celebra en años alternos en Portugal y Marruecos.
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