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Crítica | El poder del perro
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘El poder del perro’: recital de Benedict Cumberbatch para la nueva masculinidad del wéstern

Jane Campion y el actor inglés se adentran en el trágico retrato de un rudo vaquero enfrentado a su represión sexual

Benedict Cumberbatch (izquierda) y Jesse Plemons, en 'El poder del perro'.
Elsa Fernández-Santos

Pocos géneros cinematográficos han servido a la épica de la masculinidad como el wéstern. Y probablemente ninguno como el wéstern ha valido para rebatirla y hacer tambalear sus cimientos. Un seísmo al que contribuye la onda expansiva de la formidable última película de la neozelandesa Jane Campion, El poder del perro.

Basada en la novela homónima publicada en los años sesenta por el estadounidense Thomas Savage, este oscuro y perturbador filme supone el regreso al cine, tras 12 años volcada en la televisión, de una directora cuya intensa personalidad narrativa irrumpe aquí desde la primera secuencia. Sobre un fondo negro suena la vibrante banda sonora de Jonny Greenwood (componente de Radiohead) y se escucha la voz en off, dulce y suave, de un joven que habla de la muerte de su padre y de su deber hacia su madre (Kirsten Dunst), de cuidarla y salvarla. “¿Qué clase de hombre sería si no?”, pregunta al vacío el personaje que interpreta Kodi Smit-McPhee, un chico sensible y amanerado cuya presencia abrirá la espita de la pulsión erótica de un mundo que rechaza todo lo femenino y solo entiende de hombres, de un tipo de hombres.

Estamos en el bello estado de Montana en 1925, una manada de reses cruza la pantalla mientras desde la sombra de una casa, en un plano inequívocamente fordiano, vemos pasar caminando al rudo vaquero que interpreta el actor británico Benedict Cumberbatch en una de las mejores actuaciones de su brillante carrera, un auténtico recital en el que la exhibición de testosterona, su catálogo de groseras conductas de macho alfa, solo serán el frágil y descarnado muro de contención de una sexualidad trágica y reprimida. Lo que hace Cumberbatch con su odioso y fascinante personaje es para deleitarse una y otra vez gracias a un trabajo sostenido por su mirada rota, su imponente voz y sus varoniles y a la vez sinuosos andares. Se sabe que John Wayne no actuaba, que John Wayne caminaba, y quizá por eso el primer plano de Cumberbatch es eso, un vaquero caminando mientras la intensa guitarra de Greenwood introduce de lleno al espectador en la turbia belleza de esta película.

El poder del perro es, como todo wéstern, una película sobre la supervivencia. Los dos hermanos que interpretan Cumberbatch y Jesse Plemons verán su tensa armonía fracturada cuando el segundo se casa con la viuda que encarna Kirsten Dunst, una mujer de cristal que solo encuentra complicidad en su hijo, un chico larguirucho y delicado cuyo refinamiento —es un estudiante, un hombre de libros, como lo era James Stewart en El hombre que mató a Liberty Valancepone en evidencia la tosquedad que le rodea. La nueva película de Campion invoca la tradición de los retratos psicológicos complejos y silenciosos del wéstern para llevarlos a un terreno más abstracto —algo que la entronca con el Oeste minimalista de Keilly Reichardt—, y sobre todo más contemporáneo y fetichista, como ocurría en el sorprendente canto al amor fraternal de Los hermanos Sisters, el wéstern de Jacques Audiard con Joaquin Phoenix y John C. Reilly, o en la incomparable historia de amor homosexual de Brokeback Mountain, de Ang Lee, donde Heath Ledger, a través de su lacónico y torturado vaquero Ennis del Mar, alcanzaba el trono de los actores de su generación.

Aunque Campion resulta demasiado críptica en la relación entre los dos hermanos, su maestría se redobla en la revisión del mito del cazador cazado. Desde ese lugar, Cumberbatch y el joven que interpreta Kodi Smit-McPhee se adueñan por completo de la película y, gracias al callado combate de una atracción en el que nada resulta ser lo que parece, refundan con otro tipo de hombre la eterna masculinidad del wéstern.

EL PODER DEL PERRO

Dirección: Jane Campion.

Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst, Kodi Smit-McPhee, Thomasin McKenzie. 

Género: wéstern. Australia, 2021. 

Duración: 128 minutos. 

 

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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