Jacques Audiard: “La generación joven flota más que vive, desilusionados por las promesas incumplidas de la sociedad”
En ‘París, distrito 13′, que inaugura el festival de cine europeo de Sevilla, el director francés indaga en los treintañeros actuales, a los que insufla su fe “en el amor romántico”
La contundencia visual de Jacques Audiard (París, 69 años) casi no tiene rival en el cine europeo. Su talento para construir intimidad dentro de esas imágenes, tampoco. Por no hablar de su olfato narrativo. Aunque se hiciera popular gracias a Un profeta (2009) y ganara la Palma de oro con Deephan (2015), Audiard ya había afinado su obra con su segunda película, Un héroe muy discreto (1996), Lee mis labios (2001) y De latir mi corazón se ha parado (2005), que contenían algunos momentos tiernos y sentimentales de los que bebe París, distrito 13. “¿Tú crees? No soy capaz de verlo porque no repaso mi obra. Cuando llegáis los periodistas y encontráis ecos de unas pelis en otras, lo único que puede hacer es asentir. Yo qué sé. Lo mismo sí les unen mi fe por el amor romántico”, responde socarrón en un salón de un hotel sevillano. Audiard está en la capital andaluza porque su último trabajo inaugura el festival de cine europeo de la ciudad, antes de llegar a los cines españoles en el primer trimestre de 2022. El cineasta gesticula divertido en el sofá: “En este desconocimiento sobre mi obra vivo mucho mejor”.
El francés defiende que cada película le lleva a un camino opuesto a la anterior, que cada filme nace de las frustraciones surgidas en el proceso de creación del largometraje previo. ¿París, distrito 13, en su aparente sencillez formal, surge de la complejidad de una obra maestra del wéstern como Los hermanos Sisters (2018)? “Ni lo dudes. Cuando preparas una película, eliges cierta cantidad de ideas y excluyes otras. Las apartadas las guardas en un cajón y suelen servir para alimentar el siguiente guion”. Y por ese camino le gusta viajar acompañado por escritores cinematográficos como Thomas Bidegain, o, en este caso, las cineastas Céline Sciamma y Léa Mysius. “Me suelo basar en material previo y aquí me atrajeron los cómics de Adrian Tomine. La primera escritura la realizó Céline antes de Los hermanos Sisters. Cuando acabó mi rodaje, Celine iniciaba el suyo y un productor me aconsejo conocer a Léa Mysius [la directora de Ava]. En realidad ellas dos no han coincidido en el tiempo”, desgrana. Curiosamente, en el eco emocional se escucha a las dos creadoras. “Nunca me lo había planteado así. El único elemento constante en la escritura he sido yo, y no soy capaz de juzgar ese elemento femenino. A mí lo que me atrae es el talento, más allá del género”.
La generación protagonista de París, distrito 13 (su título original, Les Olympiades, hace referencia al barrio de ese distrito construido a inicios de los setenta alrededor de ocho rascacielos que homenajean a sendos juegos olímpicos) avanza en la vida a trompicones, “conformando una clase social media, joven y cultivada, pero a la que le cuesta salir adelante”, desarrolla Audiard. “Ya no van a tener una vida lineal como la de sus padres, que enlazaban colegio, universidad, trabajo, matrimonio, casa, hijos. Ellos no, ellos, veinteañeros, treintañeros, han estudiado carreras y ahora flotan más que viven: no quieren ponerse a trabajar o no encuentran trabajo de larga duración. El cine francés ha retratado a la clase obrera o a la burguesía de París. Y poco caso hemos hecho a estos jóvenes, ejemplo del empobrecimiento de la clase media, desilusionados por las promesas incumplidas de la sociedad”. Es un fenómeno común en toda Europa. “Ha habido un robo, una desilusión general, el final de una burguesía”.
Sus cuatro jóvenes protagonistas construyen relaciones afectivas (de pareja y de amistad) en mitad de su inestabilidad vital. Sobreviven en el amor y en lo económico como pueden, entremezclados étnicamente en un mundo que se les dijo iba a ser suyo. “Mi impulso inicial fue ilustrar el discurso amoroso en la actualidad. Una de las películas que más me han influido en este viaje ha sido Mi noche con Maud, de Éric Rohmer, porque me traslada a una época en la que se hablaba mucho para seducir. La palabra llevaba al acostarse, y hoy casi va primero el clic en un ordenador para tener sexo antes de decir nada. ¿Dónde quedan la seducción, las palabras?”. Y se echa a reír. “Lo paradójico de mi filme es que las dos chicas que se conocieron por internet serán quienes disfruten de un discurso amoroso clásico”.
Un musical protagonizado por un narcotraficante mexicano
Para París, distrito 13, Audiard ha apostado por un blanco y negro glorioso, que huye de “la postal turística” en una ciudad “en la que se difumina la frontera entre la parte museo y la parte habitacional y laboral”. Y por eso buscó como escenario ese barrio moderno, alejado del neoclásico imperante en el centro, que subraya con sus grises. “Desde la azotea de los rascacielos, ¿qué ves? Gente trabajando”.
Audiard ya tiene en marcha su nuevo proyecto, Emilia Pérez. “Estuve hace 10 días en México realizando las localizaciones”, explica. “Es muy complejo, probablemente combinemos retroproyecciones en estudio y exteriores”, cuenta sobre un musical protagonizado por un narcotraficante que toma una decisión radical para huir de su pasado. “Lo escribí hace años [de hecho, mencionaba el guion en la promoción de Los hermanos Sisters] de forma rápida, siguiendo el esquema de una ópera”. Tiene las canciones escritas, está puliendo la banda sonora, y a finales de noviembre volverá a México a cerrar el reparto. “Estoy nervioso, porque es una película completamente nueva para mí, con gente con la que no había trabajado antes, y no quiero que se convierte en una pesadilla”.
Babelia
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