Medallas nazis y franquistas: la herencia secreta de una extranjera que murió en Dénia y que se queda Hacienda
La Generalitat valenciana prepara la subasta de los objetos hallados en la caja fuerte de Gertrudis Sommer Ficher, que falleció sin herederos, tras vender sus acciones por 480.000 euros
Gertrudis Sommer Ficher murió en Dénia en 2005 sin herederos y sin haber hecho testamento. Transcurridos los plazos y cumplidos los requisitos legales, todos sus bienes pasaron a manos de la Generalitat valenciana. La mujer, de origen alemán, tenía tres viviendas en la ciudad alicantina, varias cuentas corrientes con más de 300.000 euros y un paquete de acciones que ya ha sido vendido por cerca de 480.000 euros. También poseía otros objetos de valor que habían pasado inadvertidos hasta que el banco avisó a los responsables de la Dirección General de Patrimonio, inscrita en la Consejería de Hacienda, de que había una caja de seguridad a su nombre.
Cuando se abrió la caja se descubrió un conjunto de medallas, cruces, insignias y monedas de oro, además de las acciones. Enseguida llamaron la atención las cruces gamadas de una de las distinciones. Apenas se sabía nada de la propietaria. Solo que era extranjera y que vivía en soledad desde hacía tiempo en el enclave turístico. Fue un hallazgo sorprendente, aunque no del todo inesperado. Es conocida la colonia nazi que se instaló en Dénia en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, al abrigo de la dictadura franquista.
Desde hace un par de décadas, ese pasado nazi es objeto de algunas investigaciones históricas y periodísticas, novelas, documentales y también de alguna película, como El sustituto, estrenada hace dos semanas en España. El filme sitúa la acción en la población de la Costa Blanca. Su director, Óscar Aibar, relató en EL PAÍS su asombro cuando, en un descanso del rodaje, escuchó la siguiente conversación entre vecinos en un bar de la localidad: “Están haciendo una película sobre nuestros nazis”.
La medalla nazi hallada en la caja de seguridad de Gertrudis pertenece a la Orden del Águila sin espadas de Alemania. Se trata de una condecoración que concedía el Gobierno del Tercer Reich sobre todo a diplomáticos extranjeros simpatizantes del nacionalsocialismo. Hitler la instauró en 1937 y se dejó de otorgar tras la caída del régimen nazi. Ha sido tasada en 1.750 euros por la garantía de su autenticidad. Corresponde a un periodo y a una temática muy falsificados en la actualidad, según los expertos.
Junto a ella, aparecieron distinciones concedidas en época franquista, como una cruz de la Orden de Isabel la Católica de oro y esmaltes, con un valor que oscila entre los 900 y los 1.200 euros; una placa de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, de entre 200 y 500 euros, o una insignia de solapa esmaltada de las milicias universitarias falangistas de unos 20 euros. El valor del conjunto de las medallas rondaría los 3.000 euros.
Más valiosas son las 31 monedas de oro depositadas también en la caja de seguridad. Se han tasado en unos 47.500 euros. Fueron acuñadas en 1915 durante el último periodo del imperio austrohúngaro. El anverso reproduce el busto del emperador Francisco José I (1848-1916), rodeado por la siguiente leyenda en latín: “Francisco Jose I Por la Gracia de Dios Emperador de Austria Rey de Bohemia, Galitzia, Iliria, Etcétera y Rey Apostólico de Hungría”. El reverso de la moneda de 100 coronas de oro reproduce las armas de Austria superpuestas a un águila imperial bicéfala coronada. En el canto está grabada la inscripción Viribvs Vnitis (Con unión de fuerzas), lema del emperador. Según el estudio de las monedas, la Primera Guerra Mundial acabó con las acuñaciones para la circulación, al ser la corona reemplazada por el chelín austriaco en los años veinte.
El refugio del nazi Bremer
La Generalitat prepara una subasta para vender todos los objetos, una vez comprobado que las condecoraciones carecen de una vinculación directa con delitos de sangre, apuntan fuentes del departamento. El destino de todo lo recaudado por esta herencia abintestato (procedimiento judicial de adjudicación de los bienes del que muere sin testar o con un testamento nulo) es el presupuesto correspondiente para partidas sociales y de mecenazgo cultural. “Se considera oportuno destinar dos tercios de este caudal hereditario a fines de interés social, consignando a nivel presupuestario las cantidades que correspondan dentro de los presupuestos de la Generalitat”, estipula el decreto del Consell de 2019.
En los últimos 10 años, el valor económico de las herencias intestadas a favor de la Generalitat ha ascendido a 1.679.694,18 euros. Al año se tramitan de media 42 expedientes de este tipo. En el caso de Gertrudis Sommer, aún se ha de celebrar la subasta de las medallas y monedas. La de los tres inmuebles de la mujer alemana ya salieron a subasta hace unos años, pero quedó desierta, por lo que han pasado al patrimonio de la Generalitat hasta una próxima operación para venderlos.
Dos de los apartamentos que eran propiedad de Gertrudis Sommer están ubicados en Les Rotes, un núcleo separado del caso urbano, de calas rocosas y agua clara, que se encarama hacia el macizo del Montgó. Allí se hizo fuerte el jerarca nazi Gerhard Bremer, comandante de la SS y promotor de los bungalós (luego reconvertidos en apartamentos) donde se celebraban fiestas con motivo del cumpleaños de Hitler en las que se engalanaban con los uniformes nazis.
En aquellos saraos, regados con champán y amenizados con música no solo de Wagner, participó siendo un chaval el actual alcalde de Dénia, el socialista Vicent Grimalt, como ha relatado en varias ocasiones. Formaba parte de la banda de música del pueblo que tocaba en aquellas fiestas en los años setenta.
También en Les Rotes vivió un tiempo la escritora Clara Sánchez, que recuerda la honda impresión que le causó cruzarse en los años ochenta con Bremer (murió en 1989). Más tarde, escribiría las novelas Lo que esconde tu nombre (premio Nadal 2010) y su continuación, Cuando llega la luz, inspiradas en el pasado nazi de Dénia.
Babelia
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