Cómo se retrata a Spiderman o Batman
Varios de los artistas españoles que triunfan en Marvel y DC relatan las claves del proceso laboral y creativo para llegar a dibujar a los grandes superhéroes de los cómics de EE UU
El tebeo de superhéroes de EE UU cuenta cada vez con más artistas españoles. Dibujan a los grandes personajes de Marvel y DC, reciben aplausos, ganan premios. Pero, ¿cómo han llegado hasta allí? Ellos mismos lo relatan.
1. Abrir la puerta
El primer paso es el obvio. Abrir la puerta. La manera en la que se abre depende de cada uno. Para Gabriel H. Walta, doble ganador del Eisner, fue una persona, El Torres, guionista español para el que ilustró El bosque de los suicidas. Para Javier Rodríguez fue afianzarse en su carrera de colorista. Para Álvaro Martínez un agente, David Macho. “Hay muchas maneras de entrar hoy en día. Antes, solo estaba abordar un editor en una convención o dejar tu material en sus oficinas esperando que alguien lo leyera. Ahora hay muchas maneras más”, explica la editora de Marvel Sarah Brunstad. Por ejemplo, las convenciones, donde Natacha Bustos conoció al editor Greg Lockard, que justo antes de irse de DC le consiguió una historia corta con el guionista Brandon Montclare. De ahí a compartir una serie, Moon Girl, durante cuatro años en dueto con dicho escritor.
2. La lectura
El proceso creativo comienza por la lectura del guion y su interiorización. Gabriel Walta comenta que en su relación con sus guionistas iba notando, especialmente con Tom King (juntos firmaron la premiada La Visión), una evolución: “Cada vez me daba menos detalles. Una frase, que era lo justo, y me dejaba mi espacio”. Otros, como Álvaro Martínez, detectaron como el estilo del guionista de alguna manera influía también en su dibujo. “En mi caso, el fuerte de él son los personajes. Eso me hizo desarrollar una nueva obsesión: el lenguaje corporal, narrar con eso”. Tanto Natacha Bustos como Carmen Carnero coinciden en que gustan de los guionistas que dan detalles. “Greg Rucka te describe hasta la temperatura de la escena o cómo le cae una gota de sudor al personaje por la frente”, afirma Carnero. A Pepe Larraz, ese “mascado” del guion (que puede extenderse durante un par de semanas dependiendo del artista) le gusta ludificarlo. “Me creo juegos, cómo voy a hacer un salto del eje para tal momento preciso del guion o voy a probar este estilo que no he probado. Si el guion es bueno, es mucho más fácil. Si es malo, hay que trabajárselo el doble para encontrar ese algo distinto”.
3. El boceto
Es la fase que más tiempo lleva en casi todos los casos. Consiste en una serie de dibujos más o menos esquemáticos de todas las páginas que se mandan a aprobación con el editor. En ellos se define lo esencial: la puesta en página, el número de viñetas en las que se divide cada página del tebeo. Javier Rodríguez lo hace “muy detallado, casi como un storyboard. Que se pueda leer.” En las antípodas se encuentra Pepe Larraz. “Ahora que me dedico más a lo pictórico, mis bocetos son… manchas. Yo se los mando a los editores, pero les digo: ‘Es que no vais a entender nada’ [risas]. Y me dicen: ‘Todo muy bien’. Pero es que claro, qué van a decir, si a veces ahí no veo ni yo [risas]”. Walta afirma que esta es la fase en la que más tiempo consume y la más esencial para el resultado final: “La parte del boceto para mí es la más importante. La arquitectura del tebeo está en los bocetos.”
4. El dibujo
Todos los artistas españoles entrevistados coinciden en una cosa: no hay escuela española, por lo que no hay un proceso de dibujo similar en todos ellos. Javier Rodríguez realiza el proceso completo, independientemente de que se haya hecho digital o no: lápices, tinta y color [el último paso es lo que se conoce como lettering, los bocadillos y cartelas que contienen el texto del tebeo]. Gabriel Walta para antes del color. “Pero sí doy los grises en acuarela, porque así defino mucho más la atmósfera y las luces que si solo hiciera el blanco y negro y además le doy un acabado manual que no se va aunque colorees en digital”. Larraz, que ama trabajar con fotografías, lo resume como una “traducción de la realidad. De algo que tiene tres dimensiones y color a algo que tiene dos dimensiones y en mi caso no tiene color”. Y destaca que lo más importante, y común en los españoles, es “ser uno mismo”. “Dibujas solo. Si lo haces a tu manera, no te vas a equivocar”, insiste.
5. La industria
70.000 dólares. Unos 59.000 euros. De ahí, entre un 10 y un 15% para el guionista. Y el resto para el equipo de ilustradores (lápiz, tintas y dibujo). Se trata de un adelanto por una obra completa, de unas 200 páginas. Pero por la misma obra y la misma extensión en España dicho adelanto es muchas docenas de veces inferior. Esta es la cifra de adelanto editorial que le había indicado un guionista a Natacha Bustos, dibujante de cómic en Marvel, por hacer una novela gráfica juvenil. Reflexiona sobre su significado: “Menos mal que, incluso con un inglés limitado, podemos acceder al mercado global. Hay dibujantes que te vienen con la idea romántica de que hay que publicar aquí primero para ayudar a la industria del país. Yo pienso que no, que tendrían que cambiar mucho las cosas y que si aquí no se puede, en la era de Internet, podemos emigrar y buscarnos la vida”. Todos los entrevistados coinciden en que el tipo de vida que llevan trabajando en este tipo de tebeos sería imposible de dedicarse a la industria del tebeo español.
Babelia
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