Jonas Kaufmann, tras el histórico bis en el Teatro Real: “Fue impresionante vivirlo desde el escenario”
El tenor, quien este julio también representa ‘Tristán e Isolda’ en Múnich, celebra su éxito y el de su compañera Sondra Radvanovsky en ‘Tosca’
Al tenor Jonas Kaufmann le dolían las rodillas por la complicada postura mientras estaba en el escenario, pero no pudo evitar una risa nerviosa por la emoción del bis que en la noche del lunes le pidió el público del Teatro Real en Madrid. “Es algo muy especial”, señaló al día siguiente durante un encuentro con la prensa en el lugar en el que repitió a demanda del público su aria E lucevan le stelle, de la ópera Tosca, de Puccini. Este éxito, unido al bis que arrancó del público su compañera Sondra Radvanovsky, convirtió la velada en histórica: desde su reapertura, en 1997, el coliseo nunca había registrado ningún doblete de dos artistas por separado. “Todavía podemos subir el listón y tener más y más bises. Por eso empezaremos con la actuación a las 19.30, así no tenemos problemas con el cierre”, ha bromeado el artista, que repetirá su interpretación con Radvanovsky este jueves.
“Estoy feliz de hacer finalmente la ópera en el escenario del Teatro Real. Estuve aquí en 1999 o algo así, hace un millón de años”, ha dicho el artista alemán, de 52 años. Ahí ha podido ver cómo su esfuerzo daba frutos. “Fue impresionante vivirlo desde el escenario”, comentó. Además, añade, siempre ha tenido especial aprecio por Tosca. “Espero que los que estaban en la audiencia notaran que todos nos divertimos mucho haciendo esto”.
No es la primera vez que hace un bis con Tosca en el papel de Mario Cavaradossi. Ya tuvo éxito en la Ópera de Viena en 2016. La otra estrella de la velada, Radvanovsky, ha sido la segunda mujer (tras el éxito de Lisette Oropesa el año pasado, con Lucía di Lammermoor, de Donizetti) en recibir este reconocimiento. El público de Tosca en Madrid se ha puesto en pie y ha aplaudido durante varios minutos hasta en cinco ocasiones su Vissi d’arte. “Radvanovsky es una gran compañera y una fantástica actriz. Tiene una voz enorme, es increíble lo que hace”, ha añadido el tenor.
Además de la representación de esta ópera, Kaufmann trabaja en Tristán e Isolda, de Richard Wagner, que se estrenó el pasado 4 de julio en Múnich, su ciudad natal, y cuya última función será el 31. Es un papel por el que ha tenido que luchar. “Es extremadamente largo”. La voz es el otro inconveniente, ya que requiere de un gran esfuerzo. “Hay gente que piensa que hacer un buen Tristán es todo lo que necesitas para los próximos 10 años en tu carrera. Y creo que es al revés, que los tenores con dificultades toman este papel como una oportunidad, y luego afirman que han perdido sus habilidades para otras creaciones”.
A Kaufmann le gusta viajar a Madrid “y tener un par de días libres para ver algunos museos”, algo que confirmó que hará cuando acabe con las representaciones. No le gustan los viajes largos: “Tiendo a no ir a Estados Unidos, por ejemplo, porque está muy lejos. Y me lleva mucho tiempo que no puedo pasar con mis hijos, mi familia y mis amigos, para ser sincero”.
Con esa misma honestidad, defiende su manera de actuar: “No manipulo mi voz”. Tampoco fuerza sus cuerdas vocales para satisfacer las necesidades de una determinada pieza. “Mientras la gente acepte mi color de voz para los repertorios, puedo mantenerlo. Nunca intentaré sonar más infernal o más brillante solo para ser la pareja perfecta para un determinado papel”, se reafirma. La única razón que le hace modificar su sonido es la emoción: ”Hay que sentirlo, hay que vivirlo. No importa lo que haya pasado durante el día o en la última semana. Soy esta persona y siento lo que él siente. Y entonces, todo lo demás viene automáticamente”.
Un puñado de bises
Según los cálculos del Real, en los 24 años desde la reapertura solo han conseguido los bises un puñado de cantantes. Leo Nucci los cosechó en 2009 y en 2015 con la misma parte de 'Rigoletto', de Verdi, concretamente el dúo 'Sí, vendetta, tremenda vendetta', con Patrizia Ciofi y Olga Peretyatko, respectivamente. En 2014, fue el turno de Javier Camarena, en la ópera 'La fille du régiment', de Donizetti, con el aria 'A mes amis, quel jour de fête!'. En 2018, seis solistas (incluyendo Camarena y Lisette Oropesa) lo merecieron con el sexteto de 'Lucia di Lammermoor'. Un año después, Camarena cantó dos veces, con el público en pie, el aria 'Una furtiva lagrima', de 'L’elisir d’amore', compuesta como las dos anteriores obras por Donizetti. Y en 2020, Oropesa repitió el éxito con la segunda parte del aria 'Addio del passato', del tercer acto de 'La traviata', de Verdi.
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