Juan Antonio Ridruejo y la huella en el territorio
El arquitecto y urbanista, que desarrolló una activa carrera, falleció el 25 de junio
Con el sigilo y la austeridad que le caracterizaron, ha muerto un gran hombre: Juan Antonio Ridruejo, que fue enterrado acompañado de su familia en Soria, la tierra natal de sus ancestros, el día de su onomástica, el más largo del año.
Juan Ridruejo, doctor arquitecto, máster en City Planning por Harvard, y profesor en Berkeley y en la Escuela de Arquitectura de Madrid, dio el salto del mundo académico a la práctica profesional dispuesto a asumir el riesgo, como él decía, de equivocarse, implícito en todo el proceso creativo; si bien nunca abandonó la actividad académica, que desarrolló durante muchos años, por ejemplo, con sus clases de metodología de planeamiento en el Instituto de Estudios de Administración Local, orientado a la formación de Postgrado de un amplio espectro de profesionales y funcionarios de toda España.
Dejó su impronta en la Administración pública como director técnico de Planeamiento Metropolitano de COPLACO en Madrid, a principios de los años 70, generando un conjunto de planes especiales con un ritmo de trabajo más propio del ejercicio de la práctica privada. Llevó a cabo una extensa producción en el campo de la arquitectura entre la que cabe destacar la torre del Santander en Azca y edificios singulares como el Club EEE Somosaguas, y el Club Parquelagos; la Embajada del Congo en El Viso; las innovadoras Estación de Satélites de Buitrago (con Julio Cano) y la Estación de interconexión telefónica en Murcia; las Bodegas Olarra; múltiples viviendas unifamiliares, o edificios de viviendas y de oficinas en Madrid y otras ciudades de España.
En el campo del diseño urbano, llevó a cabo el planeamiento general de diversas ciudades españolas (Madrid, Pamplona, Granada…) y proyectó las urbanizaciones más notables de Madrid, como Somosaguas II, La Moraleja, Pradolargo, Montepríncipe, Monte Alina, Parquelagos, entre otras. Asimismo, diseñó una gran parte de la corona de Madrid, incluidos el Arroyo de la Vega en Alcobendas, Los Corónales, San José de Valderas, Somosaguas-Pozuelo. Asimismo, participó en el Sector de Los Berrocales, enmarcado en la denominada Estrategia del Sureste de la capital.
Especialista en el diseño urbanístico para la solución de situaciones complejas de transporte ferroviario y aeroportuario, ideó el proyecto de comunicaciones de las estaciones de Chamartín y el Plan Atocha; También en el Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde redactó el plan de la Ciudad Aeroportuaria y el Plan Director, así como en otros varios aeropuertos del país.
Como gran deportista multidisciplinar, incluido el rugby en su juventud en la selección nacional, aplicó los valores de exigencia, esfuerzo y nobleza a su vida y a su actividad profesional.
Su huella indeleble está impresa en el territorio, que tan bien entendió, pero sobre todo hay que destacar su enorme inteligencia, y su capacidad de análisis, organización y eficacia en el planteamiento de las propuestas. Ha sido un auténtico privilegio para los que tuvimos la oportunidad de disfrutar y aprender colaborando con él.
Babelia
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