Camarón narra su leyenda en primera persona
El Ayuntamiento de San Fernando inaugura el museo del genial cantaor con la presencia de la familia, pese al litigio legal que les enfrenta por el uso de la marca
“Te vas a convertir en una rockstar”, previno un periodista a José Monje Cruz (San Fernando, Cádiz, 1950-Badalona, Barcelona, 1992) en una entrevista en televisión a mediados de los setenta. Y él, enfundado en un mono rojo, contestó orgulloso: “Me parece divino porque es lo que estamos intentando”. La declaración de intenciones casi ruboriza al visitante que la ve, proyectada casi de forma inmersiva en una de las cinco enormes pantallas que pueblan el museo de Camarón de la Isla en su ciudad natal. Porque Monje no tuvo suficiente con mudar de cantaor tradicional de flamenco a ídolo de masas, ni con hacerse leyenda. El niño del herrero y la canastera que soñaba con ser torero acabó por forjar una revolución musical a la que San Fernando rinde homenaje, desde este viernes, en un centro de interpretación donde el mito narra su historia en primera persona.
Ni el Ayuntamiento —gestor del espacio— ni la familia —que ha fletado un autobús desde La Línea de la Concepción (Cádiz), donde viven— han querido ensombrecer el acto de inauguración con la pugna que los enfrenta legalmente, a cuenta de los derechos de explotación de la marca Camarón. La viuda, Dolores Montoya La Chispa, y sus cuatro hijos ya dejaron claro el pasado diciembre que consideran que el espacio carece de licencia sobre los derechos de propiedad industrial e intelectual y piden una compensación económica, aparte de los 2.500 euros mensuales que reciben desde 2014 y hasta 2064, en virtud del convenio que firmaron con el consistorio. Pero ni la alcaldesa, Patricia Cavada, ni Montoya han querido detenerse en ese escollo en una cita celebrada justo en el 29º aniversario de la muerte del genial cantaor. “A pesar de que sé que es un día triste para su viuda, Dolores, y su familia, podemos celebrar que San Fernando salda una deuda histórica y cumple su compromiso con su hijo más ilustre”, ha asegurado la regidora.
Entre la Venta de Vargas, establecimiento íntimamente ligado a Camarón, y la escultura que rinde homenaje al artista existía un vacío físico de apenas unos pocos de metros que ahora ocupa el moderno edificio que se ha inaugurado la tarde de este viernes, con la presencia del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla. Más de cinco millones de euros de inversión pública para levantar un edificio de 1.200 metros cuadrados, cuajados de fotografías, instrumentos, recuerdos personales, manuscritos, prendas, premios y hasta el famoso Mercedes blanco en el que se movía el cantaor, que ahora recibe al visitante nada más llegar. Pero no ha sido fácil ordenar y dotar de sentido a piezas tan variadas. “Es el museo de un coetáneo, de alguien que debería estar vivo. Con esa distancia no hay perspectiva y es más complicado”, asegura David Romero, museógrafo de la empresa Womack, que se ha encargado de realizar el discurso interpretativo. El acto ha contado con la asistencia de flamencos famosos como el cantaor David Palomar o Paco Cepero, el guitarrista que acompañó a Monje en multitud de ocasiones
A lo largo de dos plantas, el edificio realiza un paseo cronológico por la vida del artista: Origen, Leyenda y Revolución. Tras recordar esa etapa de adolescente de cantes improvisados en la calle —espacio al que se abre precisamente la planta baja del edificio—, el recorrido se detiene en el momento de la revelación de Camarón. “Son 10 años de ortodoxia junto a Paco de Lucía en los que van muy lejos. Pero al casarse (en 1976), rompe con lo anterior”, apunta Romero. Son los años del productor Ricardo Pachón y de La leyenda del tiempo, su décimo álbum, tan incomprendido por los suyos —apenas vendió 6.000 copias, frente al disco de oro de Soy Gitano, publicado 1989— como valioso para comprender cómo el artista se hizo mito. En un breve turno de palabra y visiblemente emocionada, La Chispa se ha limitado a afirmar: “Me encantaría que mi marido viese esto, pero están aquí sus hijos y sus nietos. Él se lo merece”.
Más de cinco horas de grabaciones repartidas en enormes pantallas ayudan al visitante a sumergirse en el fenómeno Camarón, ayudados por la propia voz del cantaor, gracias a extractos de las muchas entrevistas que concedió. El recorrido no se olvida de las sombras, como la citación al juicio en el que acabó condenado a un año de cárcel por conducir temerariamente y provocar un accidente que acabó con la vida de dos personas. O la página de EL PAÍS en el que el isleño aseguraba en 1991 haber dejado atrás su adicción a la heroína y la cocaína. Apenas un año después José Monje Cruz moría víctima de un cáncer de pulmón. Se marchaba el genio que quiso ser una rockstar y acabó convirtiéndose en una leyenda inmortal. Porque, como ha recordado Cavada “la eternidad, a veces, sí tiene nombres y apellidos”.
Babelia
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