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Hockney captura en su iPad la primavera de Normandía

La Royal Academy de Londres expone 116 obras del artista británico, realizadas durante la pandemia con ayuda de una tableta digital

La primavera de Normandia
Una visitante a la exposición de David Hockney en la Royal Academy.NIKLAS HALLE'N (AFP)
Rafa de Miguel

Al entrar en la exposición de la Royal Academy de Londres, dos pantallas enfrentadas advierten de que, como en la caverna de Platón, los 116 lienzos expuestos son apenas una sombra de la proeza ejecutada por David Hockney (Bradford, Reino Unido, 83 años). En una de ellas, el vídeo muestra la sutileza del artista en captar, capa sobre capa, las distintas fases por las que atraviesa un cerezo al despertar del invierno y reventar en diferentes colores. En la otra, pequeñas pinceladas grises en constante movimiento crean una cortina de lluvia sobre la campiña normanda. The Arrival of Spring. Normandy, 2020 (La Llegada de la Primavera. Normandía, 2020) refleja, en el museo recién abierto tras el parón sanitario, las decenas de horas de minucioso trabajo que el artista británico dedicó a capturar la esencia del cambio de estación mientras el mundo vivía recluido por la pandemia.

“Podrán detener todo, pero no podrán cancelar la primavera”, escribía a las dos docenas de amigos a los que cada día enviaba una nueva pintura salida de su iPad. Hubo un momento, en 2011, en que el “software alcanzó en rapidez a la mano”, como ha explicado el propio Hockney, y el pintor entendió que disponía de una nueva herramienta de posibilidades infinitas. “Siempre dice que lo que más le gusta de esta técnica es su inmediatez. Le permite capturar de un modo instantáneo una atmósfera concreta, un aspecto concreto de la luz. Ves esa urgencia en cada una de las obras”, explica Edith Devaney, la comisaria de la exposición.

Emplea una aplicación llamada Brushes’, modificada a medida de sus necesidades

Utiliza una aplicación llamada Brushes, modificada a medida con todos los requerimientos del artista: pinceles, colores, pequeñas marcas... Desde que comenzó su tarea, Hockney sabía que cada una de las obras acabaría trasplantada a un lienzo de 1x1,5 metros. La composición y las pinceladas ya pensaban en esa escala, aunque las concentrara en el reducido espacio de la pantalla de una tableta. Ahí reside la mezcla de asombro y trampa que provoca la exposición. Son los intensos colores propios de Hockney, el virtuosismo del dibujante exquisito, el puntillismo de los neoimpresionistas franceses del XIX, los nenúfares de Monet y la recreación de múltiples espacios sobre la superficie de un estanque.

Una visitante pasa por delante de dos cuadros de David Hockney en la Royal Academy de Londres.
Una visitante pasa por delante de dos cuadros de David Hockney en la Royal Academy de Londres.ANDY RAIN (EFE)

Son “pinturas-resultado” que solo permiten intuir el proceso creativo, porque no son el fruto de pinceladas o brochazos sobre el lienzo sino la obra final de horas y horas de repiqueteo del lápiz sobre una pantalla de cristal; el producto acabado de una tarea en la que cada trazo ya no es definitivo, porque la tecnología permite al artista volver a la primera de las capas de un cuadro, por ejemplo, y corregirla o replantearla sin perder por ello todo el trabajo posterior superpuesto. Y en ese sentido, sin embargo, Hockney ha descubierto un nuevo instrumento para producir arte. “Si no tuviera seis décadas de experiencia como pintor y dibujante, no podría utilizar esta herramienta del modo en que lo hace”, asegura Devaney. “Todo se convierte en algo más rápido, más portátil. Pudo, por ejemplo, pintar escenas nocturnas, un proceso que le entusiasmó especialmente. Al trabajar sobre una pantalla retroiluminada era mucho más fácil. No necesitaba luz eléctrica para iluminar el lienzo, que hubiera alterado la cualidad concreta de la oscuridad”.

Pudo pintar las escenas nocturnas, porque el aparato estaba retroilumniado”
Edith Devaney, la comisaria de la exposición

Cuando Hockney decidió emprender su nuevo proyecto, no podía imaginar que un virus endiablado paralizaría el mundo durante más de un año. Había viajado en otoño de 2018 a Francia en busca de los periodos rosa y azul de Picasso, y de los grandes tapices de Bayeux, Angers y París. Y decidió que, como había hecho una década antes en la región inglesa de Yorkshire, quería reflejar la llegada de la primavera, esta vez en Normandía. Compró una casa del siglo XVII —”como la de los siete enanitos del cuento”, la describió el pintor— rodeada de praderas y huertos, con sus caminos enrevesados, sus árboles frutales, el arroyo cercano y, por supuesto, el estanque. Aprovisionado con alimentos y tabaco —fumar es su segunda pasión—, Hockney se dedicó a capturar desde todos los ángulos posibles los inabarcables detalles de una naturaleza en constante cambio, aunque todo lo demás se mantuviera hibernado. Si el famoso Tapiz de Bayeux reprodujo como en una linterna mágica todos los momentos previos a la Batalla de Hastings de 1066, que concluyó con la conquista normanda de Inglaterra, el pintor ha logrado atrapar en una serie evolutiva de imágenes un momento preciso de esa región francesa y reconquistarla mil años después.

Vista general de una de las salas de la exposición de la Royal Academy.
Vista general de una de las salas de la exposición de la Royal Academy.NIKLAS HALLE'N (AFP)

El artista que celebró la vida y el amor en sus inicios pop y decidió que los colores eran aún mejor cuando eran imaginados, y exagerados; el pintor de las luminosas y urbanas piscinas californianas, contribuyó así durante los largos y duros meses de la pandemia a devolver a sus compatriotas, atrapados en un encierro incierto, cierto optimismo y esperanza con el simple mensaje de que era imposible detener la llegada de la primavera.

David Hockney: The Arrival of Spring, Normandy, 2020. Royal Academy of Arts, Londres. Del 23 de mayo al 26 de septiembre. De martes a domingo, de 10.00 a 18.00.









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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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