Cuando el rock se hace clásico
La revista ‘Classic Rock’ establece el canon de las 100 canciones del género de las guitarras torturadas
Cuidado con las etiquetas: son tan necesarias como resbaladizas. Sobre todo, cuando se trata de rótulos puestos a posteriori. Ocurre con el término classic rock. Durante el último tercio del siglo pasado, aquello parecía referirse a los pioneros del rock and roll, los Chuck Berry, Jerry Lee Lewis y compañía. Ahora, la idea del clasicismo se ha desplazado a otro territorio musical.
Pudo ser peor, que conste. En el Reino Unido, se acuñó lo de dad rock (el rock de papá). Con el arte inglés para el insulto velado, describía la música de la generación paterna o la música de aquella época (la del brit pop) que se inspiraba en el santoral de los sesenta y setenta. En Estados Unidos, siempre atentos a la dimensión comercial, se hablaba de FM rock, el rock que sonaba en la Frecuencia Modulada, ya convertido en fórmula radiofónica, es decir, en camisa de fuerza para anular el impulso libérrimo de las primeras FM contraculturales. De ahí derivó precisamente el formato classic rock.
No se puede preguntar a los protagonistas: los que siguen vivos tienden a sacar el comodín de lo-mejor-que-he-grabado-es-el-último-disco. Así que mejor indagar entre los usuarios. Eso es lo que ha hecho la revista británica Classic Rock, al consultar a sus seguidores —por Facebook y Twitter— sobre sus canciones favoritas. La tabulación de las aportaciones es la base de un número especial, 100 Greatest Rock Songs, que ayuda a delimitar el espacio del llamado rock clásico.
Puede sorprender la abundancia de baladas, pero ya saben que no es tan fiero el león como lo pintan (y se trata esencialmente de leones: no hay más presencia femenina que las chicas de Heart y Fleetwood Mac). Todos los grupos y solistas rockeros son conscientes de que una canción melódica tiende a tener una vida comercial más larga, como ratifican esas recopilaciones tituladas Metal Ballads o similares. En general, las concesiones a la fragilidad emocional se resuelven con el correspondiente solo apoteósico de guitarra. El virtuosismo es una señal de identidad de estas formaciones.
En cronología, se podría argüir que el classic rock es una criatura de los expansivos años setenta, con sólidas bases en la década anterior. Los sesenta están aquí representados por los Rolling Stones, los Beatles, la Jimi Hendrix Experience, los Kinks, Steppenwolf, los Moody Blues, MC5, The Cream, Creedence Clearwater Revival, Bob Dylan, The Who, Led Zeppelin o los Beach Boys (para otro queda día discutir cuánto de rock hay en ese prodigio del pop de estudio llamado Good Vibrations, nº 84 en la lista confeccionada por Classic Rock). Se trata de una música favorecida por el bucle del reconocimiento masivo. Con su inmenso poder de evocación, es reciclada constantemente en publicidad, series y películas.
Una posible explicación de la hegemonía de los sesenta y setenta, más allá de sus valores creativos intrínsecos, es el periodo en que los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial ocuparon el centro de la pista. A la larga, sin embargo, los boomers resultaron bastante conservadores en cuestiones estéticas. Eso se puede deducir de la relativa escasez de votos para la música de los ochenta. Una década que, debemos recordar, supuso la implantación de la nueva tecnología instrumental (sintetizadores, cajas de ritmo, secuenciadores, etcétera) y la irrupción del hip-hop, una música aquí rechazada, aunque hubo maridajes de rap y metal tan populares como los Beastie Boys o la dupla Aerosmith-Run DMC.
De acuerdo con los votos, el classic rock solo tiene un repunte en 1991, cuando coinciden temas de Metallica (Enter Sandman, puesto 42 en la lista), Nirvana (Smells Like Teen Spirit, nº 59) y Pearl Jam (Alive, nº 67). Una réplica del terremoto del grunge fue, ya en 1994, Black Hole Sun (nº 86), creación de otro grupo de Seattle, Soundgarden. ¿Y ahí se acaba el rock clásico? Bueno, la categoría requiere solera, la garantía de la resistencia al desgaste del tiempo. Con todo, los lectores de la revista hacen una excepción con Blackbird, tema épico de Alter Bridge, banda de Orlando (Florida), editado en 2007, que alcanza el número 96. Cierto que sus propios autores se reconocen discípulos de la Universidad del Rock Clásico, con su guitarra a lo David Gilmour y esa voz que intenta evocar los arrebatos de Jeff Buckley. Para reforzar su legitimidad, en directo Alter Bridge suele prologar su interpretación con una ráfaga del otro Blackbird. Exacto: el de Paul McCartney.
LA CREMA DE LA LISTA
Estos son los primeros 10 puestos de la relación de 100 temas votados por los lectores de Classic Rock.
1. Bohemian Rhapsody - Queen (1975).
2. Stairway to Heaven - Led Zeppelin (1971).
3. Comfortably Numb - Pink Floyd (1979).
4. Kashmir - Led Zeppelin (1975).
5. Free Bird - Lynyrd Skynyrd (1973).
6. Hotel California - The Eagles (1976).
7. Smoke on the Water - Deep Purple (1972).
8. Tom Sawyer - Rush (1981).
9. Highway to Hell - AC/DC (1979).
10. Won’t Get Fooled Again - The Who (1971).
Todos grupos bien conocidos en España, quizás con la excepción de Rush, aparatoso trío canadiense de rock progresivo.
Babelia
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