‘Seda’, el ‘best-seller’ de Baricco salta la cuarta pared

La melancolía y delicadeza de Seda, la exitosa novela del autor italiano Alessandro Baricco, llega a los escenarios de la mano del dramaturgo Juan Carlos Rubio. Se trata de una adaptación fiel a la original, de 1996, que narra las aventuras y viajes de Joncour, un comerciante francés de gusanos de seda a finales del siglo XIX. “En aquella habitación estaba todo tan silencioso e inmóvil que el hecho de que esa mujer joven abriera los ojos y dirigiera su mirada hacia él pareció una desmesura. A Hervé Joncour ese instante le cambió la vida”.

La obra se estrena el martes en la Feria de Artes Escénicas de Donostia-San Sebastián, con todas las entradas vendidas. Cinco actores, Josu Eguskiza, Chema del Baro (nominado a los últimos Goya como mejor actor de reparto por El plan), Charo Sojo, Inés Sánchez y Aníbal Soto, recrean y narran al público la historia de esa travesía emocional en un montaje que es toda una invitación a la imaginación y al sueño. La coreografía y el movimiento artístico de la obra corren a cargo del bailarín y coreógrafo Chevi Muraday, premio Nacional de Danza en 2006, con el que Juan Carlos Rubio montó el espectáculo Juana, hace dos años.

El escenario del Teatro José Maria Rodero, en Torrejón de Ardoz (Madrid), donde estos días se ensaya la obra, aparece sin vestir. Apenas unos taburetes, unos baúles y un elemento central con una tela blanca que irá cobrando vida a lo largo del montaje sirven para llevar al espectador a la narración de un cuento y un viaje de unos personajes, de sentimientos contrapuestos, de deseos ocultos y pasiones, en el abismo de su propia existencia. “¿Es mejor aquello que nunca nos pertenecerá?”, se preguntaba Juan Carlos Rubio (Córdoba, 54 años) el pasado martes, tras un ensayo. Es la pregunta que late, según él, a lo largo de la novela de Baricco, publicada en España por Anagrama en 1997 y todo un éxito desde su aparición; hasta hoy ha vendido medio millón de ejemplares en español.

“Me da miedo regresar a libros o ver películas que en su momento me impactaron cuando las descubrí, pero cuando volví a leer Seda sufrí el mismo impacto de la primera vez. Me conectó al mismo lugar de entonces. Está claro que la melancolía no tiene edad. Me deslumbró de nuevo la capacidad de Baricco de concretar en muy pocas palabras unos imaginarios muy poéticos y unos personajes absolutamente fabulosos que nos hablan de la infinita capacidad de amar”, explica Rubio, autor también de la versión. Seda, producida por GNP Producciones y Clásicos Contemporáneos junto a Hika Teatroa, narra la vida de un joven para el que su padre había imaginado un brillante porvenir en el ejército que se trastocó cuando descubrió el comercio de los gusanos de seda, lo que lo llevó a recorrer el mundo y visitar Japón.

El director ha respetado la obra de Baricco —”no se puede dejar nada fuera”, defiende—. Tanto es así que los cinco actores se presentan, en la primera escena, sentados frente al público para comenzar a dar lectura a la historia de Joncour, con la música de un vals como hilo conductor. “La base de Seda es fabulosa y el reto era llevar al teatro esa misma novela, sin intentar disimular su origen”, añade Rubio.

Los actores son así narradores y, al mismo tiempo, intérpretes. Van contando al espectador la historia y, de repente, esa narración se rompe para entrar en la acción que se está contando en ese momento. “Me interesa mucho ese ir y venir, la capacidad de contar al público, cortar de inmediato e ir a la acción concreta, buscando que la narración y la acción aparezcan empastadas”, añade Rubio, que ha dejado muchos huecos a la imaginación del espectador. “El teatro es el espacio del simbolismo y el sueño y Seda ofrece enormes posibilidades para la complicidad con el público, sin ilustrar ni subrayar, buscando la sutileza y la imaginación. No es solo Seda una travesía por la melancolía. Es un canto a vivir la vida de manera decidida y positiva. Es un canto a la valentía y a la búsqueda de la felicidad. La vida es muy corta para lanzar anclas y quedarnos anclados en algún lugar”.