Teresa Duclós, la pintora alérgica a los focos, vuelve 20 años después
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo prepara una muestra de los paisajes atemporales de la pintora realista
“El día en el que no pinto, me siento rara”, ha confesado este jueves en Sevilla Teresa Duclós, tras la presentación de su próxima retrospectiva en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) que la ha sacado del estudio a regañadientes y a la que ha asistido en silencio. Duclós (Sevilla, 86 años) es una de las artistas de referencia de la pintura realista española que, como su colega y amiga Carmen Laffón, siempre ha trabajado ajena a cualquier tendencia o corriente. La artista, cuya última gran muestra fue en 2001 en Sevilla, inaugurará la programación del CAAC del 2021 el 18 de marzo con un repaso a su carrera que reunirá más de 40 óleos fechados entre 1968 y 2012. “Yo sigo pintando todos los días, como siempre, algunas veces cinco o seis horas y otras menos. Las pinturas se han seleccionado por la temática, pero tengo otras muchas más recientes”, ha comentado la artista una vez finalizado el acto. Tan conocida por sus paisajes con una amplia gama de verdes y por sus bodegones, poblados de objetos domésticos con los que convive, como por su empeño en mantenerse fuera del foco mediático a Teresa Duclós le cuesta alterar su cotidianeidad. “No me gusta pintar cosas desconocidas. Prefiero mis objetos, a los que les tengo cariño y que veo cada día”, añade.
“Siempre pinto lo que veo, lo que siento, lo que vivo”, afirma Duclós, que ha retratado cientos de veces los paisajes que contempla desde las ventanas de sus dos estudios: el jardín de la casa racionalista que José Luis Sert proyectó para sus padres en Sevilla, y el de Huelva. La ventana como interfaz, como elemento que comunica el mundo interior con el exterior y viceversa, será el hilo conductor de la muestra, porque es un elemento que está muy presente en su pintura.
La nueva retrospectiva supondrá un descubrimiento para muchos de una artista que lleva trabajando en el silencio del estudio más de seis décadas. Y aunque ha seguido exponiendo con cierta regularidad en varias galerías, es casi una desconocida para el gran público. “Yo no me he sentido excluida por ser mujer en toda mi carrera, si hubiese sido así creo que lo recordaría. Siempre he pintado lo que he querido. Cuando te pones a pintar te olvidas de todas estas historias”, añade Teresa Duclós, afable y cercana a pesar del esfuerzo que le supone ser el centro de atención.
“Se trata de recuperar a las artistas de su generación que no han tenido la atención que se merecen no sabemos si por el hecho de ser mujeres o porque su pintura es realista. Algo que le ha ocurrido a la obra de Amalia Avia, oculta siempre tras la figura de su marido, Lucio Muñoz”, ha comentado Juan Antonio Álvarez Reyes, director del CAAC y comisario de la exposición junto a Juan Bosco Díaz-Urmeneta.
El CAAC, que en tiempos de pandemia ha apostado por los artistas andaluces, ofrecerá también una retrospectiva de Nazario, que tuvo que aplazarse en 2020 por las restricciones de movilidad, programada para septiembre. “Será la mayor de cuantas se han hecho hasta ahora del dibujante sevillano, un personaje clave en el mundo de la contracultura en la Barcelona de los años setenta y ochenta. Y, por supuesto, estará llena de su particular humor tan transgresor”, ha adelantado el director del CAAC.
Abraham Lacalle y Salomé del Campo protagonizan sendas muestras individuales, ambas de media carrera, que organiza este año el centro, con sede en el monasterio de Santa María de las Cuevas. El paisaje vuelve a ser el protagonista de la exposición de Lacalle (Almería, 58 años) que comisaría Iván de la Torre y reúne unas 35 obras, la mayoría de gran formato, fechadas en la última década. “Mi trabajo actual tiene más relación con lo que hacía en los ochenta, está lejos de las obras que he realizado desde los noventa hasta el 2010 más centradas en la metapintura. En estos últimos años he vuelto a una pintura de prevanguardia”, ha explicado Lacalle, uno de los artistas andaluces más internacionales, que incluirá en la muestra una veintena de dibujos inéditos, además de dos acuarelas y otros dos óleos de gran formato que se mostrarán también por primera vez.
“Los dibujos no son bocetos de otras obras, sino que forman parte de mi proceso creativo, son ideas que me surgen cuando estoy leyendo y plasmo de forma rápida en un dibujo. Algunas de estas ideas se integran luego en los lienzos, pero son obras independientes”, ha añadido el artista, que se atreve con formatos enormes, como la acuarela Fantasma y crack (2011) de 250 por 740 centímetros.
Babelia
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