Paul Greengrass: “Cuando haces un wéstern, John Ford es el gigante que te vigila”
El cineasta inglés estrena en Netflix ‘Noticias del gran mundo’ y dice de su protagonista: “Tom Hanks es el James Stewart de nuestro tiempo”
Podría parecer en las antípodas de su estilo, pero el inglés Paul Greengrass (Cheam, 65 años), el director de Domingo sangriento y United 93, el cineasta que relanzó la saga Bourne, el creador que bucea en la realidad (22 de julio, Capitán Phillips) para trasladarla a la gran pantalla, es fan —nivel experto— de John Ford. Lo demostró en el documental La guerra en Hollywood, que ahondaba en la labor del equipo de cineastas de prestigio que reclutó Frank Capra para filmar la Segunda Guerra Mundial por orden del Ejército de EE UU; allí, Greengrass daba luz a los triunfos y las miserias del director de El hombre tranquilo. El rastro de Ford impregna las imágenes de Noticias del gran mundo —que se estrenó el miércoles en Netflix—, el primer wéstern de Greengrass y también el primero de su protagonista, Tom Hanks. “Cualquiera lo diría de Hanks, ¿verdad?”, suelta divertido el director en una entrevista telefónica. Porque Hanks encarna al capitán Jefferson Kyle Kidd, veterano de la guerra civil estadounidense, que se dedica a leer en voz alta noticias de periódicos de pueblo en pueblo, alegrando e informando al público asistente a sus actos en la Texas de 1870. “Si te fijas el esquema es el opuesto a Centauros del desierto en cuanto a la búsqueda de la niña. He rodado el reverso”. Sobre Hanks, con el que repite tras Capitán Phillips, solo hay buenas palabras: “Es el James Stewart de nuestro tiempo, ¿qué más puedo decir? Llena la pantalla, acarrea su propia dignidad y la vuelca en el personaje, es un grande”.
Una de las primeras imágenes de Noticias del gran mundo es la de un hombre negro ahorcado de un árbol. Y aunque Greengrass rodó el filme antes de la pandemia y de la explosión de rabia de Black Lives Matter, sí confirma que dejó que la actualidad empapara el guion. “Kidd vive, como nosotros, un tiempo incierto, salvaje. Cada película desarrolla una acción en un tiempo y se estrena en otro, y la pantalla debe contar algo de manera consciente y narrar algo más de manera inconsciente, un añadido que apele al espectador en su tiempo y su lugar”.
La tecnología apoya esa propagación. “Bueno, hice la película para la gran pantalla y estreno en Netflix por culpa de la pandemia”. En realidad la pregunta era más abstracta, centrada en quién cuenta qué, y como en la actualidad ya no está hablando solo para un pueblo o un país. “Desde luego, hoy importa mucho quién domina la narración, quién marca el ritmo de las noticias. Y qué cuentas y qué no. En la película, Kidd selecciona algunas y va variando según vibra el pulso de su público. Y en el fondo eso también pasa con los cines, los teatros… El cierre de esos locales nos lleva al aislamiento social”.
Pregonero de la actualidad
Su protagonista no es tanto un periodista como un pregonero, y sin embargo, para muchos de sus espectadores, es quien les trae la actualidad, alguien cercano a un presentador de noticias de televisión. “Cuenta lo que ocurre, cierto. Y si lo piensas, no le lleva normalmente la contraria al público. Por eso es fácil extraer paralelismos con la actualidad, y no solo en el periodismo, también en la política, sobre todo en la estadounidense”. Que para eso el filme se desarrolla en Texas; Greengrass no menciona a Donald Trump, aunque la sombra del expresidente asomará a lo largo de varias frases durante la conversación. Y rememora: “Hace mucho tiempo que trabajé en televisión, sobre todo en documentales. Desde luego recuerdo perfectamente la importancia del material, del trabajo que se realiza con él más o menos manipulativo. Creo firmemente en dar un paso atrás y dejar a la gente expresarse, no en retorcer los hechos y las frases”. ¿Y eso vale también para los cineastas? “Y eso les vale también”, confirma. “Mira, si a Hollywood le quitas el glamour, te queda algo muy relevante: el testimonio que emites al resto del mundo”.
Así Greengrass enlaza con una de las mejores características de John Ford, “el arquitecto del cine moderno”, subraya. En La guerra en Hollywood, dice del maestro: “Siempre supo dónde colocar la cámara”. “Y sigo pensando que esa decisión marca una película”, confirma por teléfono. Otra habilidad de Ford: su análisis de la sociedad. “Por ejemplo, fue de los primeros en alertar sobre el peligro de la Alemania nazi. Otro ejemplo: Las uvas de la ira, que deviene en una gran película sobre la naturaleza de la sociedad estadounidense del momento. Después de la Segunda Guerra Mundial, en la que resultó herido, después de aquellos rodajes bélicos que sacaron lo mejor y lo peor de él, su cine se convirtió en un cine de mito, de pérdida”. Como El hombre que mató a Liberty Valance.
Por ahí entra Noticias del gran mundo, cuyo germen resulta de la búsqueda del director de “algo diferente”, y siguió su instinto. “Me crie viendo wésterns, y cuando leí la novela, en la que ahonda en ese viaje, en los abusos que rodean a la niña, sentí que interpelaba a aquel niño”, asegura. ¿No siente que en muchas ocasiones sus películas ya han bebido del espíritu del wéstern? Desde elementos atmosféricos como el polvo y el paisaje hasta ingredientes psicológicos: el ser humano encarando un mal universal, los mal llamados daños colaterales —las víctimas inocentes—, la soledad ante la inmensidad de los acontecimientos… O eso tan poco aprehensible que es la humanidad de la gente. “Mi intención siempre ha sido realizar películas entretenidas. El resto viene sobreañadido, supongo que aquel niño amante del wéstern sigue teniendo poder sobre mí. Cuando haces un filme de este género, Ford es el gigante que te vigila. Yo disfruté muchísimo en este rodaje, de la experiencia de meterme en algo clásico”.
En cambio, otro proyecto ansiado no abandona el mundo de los sueños: su adaptación de 1984, de George Orwell. “Ojalá lo logre. No me rindo. Llevo décadas tras la novela, pero no tengo los derechos. Es un libro fundamental para entender qué nos está pasando”.
Babelia
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