Ronnie Romero: cómo un latino se ha convertido en el cantante de ‘heavy metal’ del momento
De repartidor de publicidad a vocalista para guitarristas legendarios del rock duro como Ritchie Blackmore o Michael Schenker
Hace cinco años Ronnie Romero estaba cobrando el desempleo. Se disponía a empezar un curso del INEM para optar a un puesto eventual de administrativo en el Ayuntamiento de Valdemoro, la localidad madrileña donde vivía. Era por la mañana. Puso en marcha perezosamente el ordenador para memorizar farragosas ordenanzas. Su móvil anunció: “Candice Night te sigue en Twitter”. Night es cantante y la pareja de uno de los mejores guitarristas de la historia, según las listas de los medios especializados, Ritchie Blackmore, fundador de Deep Purple. A los cinco minutos, y ya en un mensaje privado, Night le comunicó que en breve Blackmore le escribiría. Así fue. “Quiero hacerte una prueba para ser el nuevo cantante de Rainbow. ¿Puedes venir a Múnich? Ya tienes los billetes reservados”, le dijo el legendario guitarrista. Romero, atribulado, se despidió de sus compañeros de curso del INEM y se lo fue a contar a familiares y amigos. Hoy, este chileno-español (tiene la doble nacionalidad) de 39 años es el vocalista de heavy y rock duro del momento.
Ronnie Romero es un tipo atractivo y extremadamente educado. Ni fuma ni se droga ni bebe (“solo una copita de vino para cenar de vez en cuando”). Come sano y hace ejercicio todos los días. “Soy la antiestrella del rock”, afirma, para añadir: “Me considero un profesional del rock, porque hago bien mi trabajo y soy responsable. Hay gente que compró una entrada y quiere ver a alguien profesional”. Actualmente canta para siete bandas, algunas con figuras relevantes del rock: Rainbow (que montó en los setenta Ritchie Blackmore cuando se marchó de Deep Purple,) Michael Schenker Group (banda liderada por uno de los más valorados guitarrista del rock duro, Michael Schenker, con quien edita nuevo disco el 29 de enero), Intelligent Music Project (con el batería de Toto, Simon Phillips), Vandenberg (con el famoso guitarrista holandés del mismo apellido)… Además de cantar en su propia banda, Lords Of Black. Todo en los últimos cinco años.
Romero proviene de una familia humilde del extrarradio de Santiago de Chile. Recuerda que alguna de las casas de su infancia “tenía el suelo de tierra”. Su abuelo lideraba una big band donde cantaba su padre y su madre tocaba la guitarra. Él y sus dos hermanos se criaron rodeados de instrumentos. Aquel grupo familiar era una diversión de fin de semana. De lunes a viernes el padre trabajaba en lo que podía, básicamente en la construcción, y la madre cuidaba de los hijos. Cuando sus progenitores se divorciaron, él se quedó con su padre. Estaba estudiando Ingeniería Forestal, trabajando y ocupándome de la casa mientras su padre se empleaba en ocupaciones precarias. En 2008 conoce a una chica española por Facebook. Su relación virtual es tan fuerte que ella viaja a Chile para conocerse presencialmente. Se enamoran y deciden vivir en Valdemoro, Madrid, donde ella está asentada.
Estamos en 2009 y a Romero ni se le pasa por la cabeza vivir de la música. Cantaba en una banda amateur en Chile, y a su llegada a Madrid formó un grupo “para hacer ruido en el local” con unos chicos de Fuenlabrada. En un local contiguo, Jero Ramiro (veterano guitarrista español de grupos como Ramoncín, Ñu, Santa o Saratoga), le escucha y le propone ser el cantante de su nueva banda, Santelmo. Al poco, un bajista le propone formar una banda tributo a Rainbow a la que llamarán Rising. “Cuando llego al local de ensayo veo que el guitarrista de esa banda es Armando de Castro, de Barón Rojo. Aluciné. Es que el primer disco que me compré de chaval fue Volumen brutal, de Barón Rojo”, señala.
Rising toca en festivales y la repercusión es notable. Romero gana algo de dinero, pero no puede dejar sus empleos alimenticios, “de carnicero, pintando pisos, repartiendo publicidad”. Con su pareja madrileña ha tenido un hijo (hoy de siete años) y tiene otro (hoy de 17) en Chile (“fui padre joven, con 22”). Y llegó la llamada de Ritchie Blackmore, que en 2015 buscaba relanzar Rainbow. El veterano guitarrista inglés (75 años) había quedado impresionado con los vídeos de YouTube de Rising.
El acoso de seguidores desquiciados
Romero ha ofrecido hasta la fecha una veintena de conciertos con Rainbow. También ha padecido el acoso de seguidores desquiciados que no soportan que su grupo favorito haya renovado a su vocalista. “Es un asunto serio. Llevo intentando localizar a un tipo que acosa a mi familia enviándonos mensajes con amenazas, fotos obscenas, etcétera. El caso está en manos de la policía”, se lamenta.
¿Qué ven estos guitarristas veteranos en Romero? Además de sus cualidades vocales, su juventud y su potente imagen, el cantante añade: “Ellos están hartos de tratar con gente que está tocando las pelotas constantemente y yo soy lo contrario. Soy muy adaptable a todo. Hago mi trabajo e intento no molestar a nadie. Y acabado el concierto, uno se va a su casa a dormir tranquilo”. La suya está actualmente en Bucarest (Rumanía), lugar de procedencia de su nueva pareja, Corina. “Sí, parece que siempre voy donde el amor me llama”, ríe. Siempre y cuando sea una ciudad con un aeropuerto cerca para viajar cuando una de sus variadas bandas le necesite.
Un nivel de inglés Tarzán y los tomates de la huerta
Ronnie Romero tenía un “nivel de inglés Tarzán” cuando fue a ver a Ritchie Blackmore a Múnich. “Pero lo he aprendido a base de hablar, sin profesor”, señala, y se puede constatar en YouTube en las muchas entrevistas que ofrece a medios ingleses. Tanto para aprender el idioma como para modular su voz resultó básica su pasión por escuchar rock. “Fue en Chile, gracias al padre de un amigo. Íbamos a su casa y nos ponía discos de Pink Floyd, Deep Purple... Éramos los raros de la clase, porque al resto les gustaba Metallica o el grunge de Nirvana o Pearl Jam, que por aquella época pegaban fuerte”, explica. Sobre su futuro, dice que le falta cantar para Brian May (Queen) y Tony Iommi (Black Sabbath). Después, quiere retirarse pronto, “para estar con mi pareja en casa, viendo Netflix y comiendo los tomates de nuestra huerta y los huevos de gallina de nuestra pequeña granja”.
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