Terror de madre

Las madres sobreprotectoras son uno de los arquetipos más y mejor explotados del cine de terror. De Carrie a Queridísima mamá, el cine está plagado de un amplio abanico de neurosis maternas. Mamá te quiere es un thriller de terror que se inscribe en patologías bien exploradas por series recientes y que aquí arranca frente a la desoladora imagen de un bebé enfermo en una incubadora. Al segundo, sobre la pantalla fundida en negro se transcribirá una insoportable lista de patologías que incluye los problemas de piel y la inmovilidad. Han pasado 17 años y sin embargo la madre que interpreta Sarah Paulson parece vivir en paz con una hija discapacitada físicamente, pero con una cabeza brillante y fuerte. El director Aneesh Chaganty (Searching) insiste en los detalles de una rutina que hace demasiado previsible lo que viene después: madre e hija parecen frías, metódicas y perfeccionistas. Comen de su propio huerto y controlan el rosario de enfermedades de la joven con una disciplina militar. Todo perfecto hasta que la estudiosa hija se obsesiona con la universidad.

Pese a esa trama excesivamente previsible en su comienzo, Mamá te quiere va ganando tensión según avanza y va al grano. Su mal rollo va calando gracias a un planteamiento de terror clásico cuyo crescendo queda en manos de sus dos intérpretes principales. La actriz Sarah Paulson, en la piel de la madre, está bien, pero la que de verdad logra arrastrar al espectador es Kiera Allen, la actriz debutante de 22 años que desde su silla de ruedas ofrece un trabajo admirable. Discapacitada física en la vida real, Allen trabaja con todo su cuerpo para transmitir un dolor que se enfrenta a su propia parálisis y a todo tipo de retos que van más allá del pánico, la claustrofobia o la sinrazón del amor loco.