El futuro del empleo si en 2030 la tercera parte de los puestos los ocupan máquinas

La revolución de las máquinas ya ha comenzado oficialmente. La primera fase de la automatización ya comenzó en los primeros meses de este año en España y cambiará hasta el 4% de los empleos. Para 2030, al margen de la inminente incertidumbre económica por la crisis del coronavirus, se calcula que la cifra sea ya aproximadamente del 33%, según un estudio de la consultora internacional PwC.

Pero la OCDE, el club de los países con economías desarrolladas, matiza el impacto de estos datos. La creación de nuevos puestos de trabajo que solo los humanos pueden realizar sería similar a la pérdida de aquellos que nos roban las máquinas. El reto, entonces, está en que los humanos sepan adaptarse lo suficientemente rápido a ese cambio y a esas nuevas profesiones, apuntaba el organismo en un estudio presentado en 2018.

Sobre todo este asunto reflexiona Automotive, documental de Jonas Heldt presentado en la última  edición del Festival de Cine de Berlín. La película plantea el valor del trabajo y de los trabajadores en la era de la automatización y del ascenso de la inteligencia artificial. El director alemán va más lejos a la hora de cuestionar el célebre mantra del trabajo como elemento que dignifica al hombre: ¿es siquiera parte de nuestra identidad? "No hay un mensaje pesimista en esta película. No tiene sentido recrearse en lo mal que están las cosas y es mejor explicar que no debemos tener miedo al futuro. Sobreviviremos, como lo hemos hecho en el pasado con asuntos peores", cuenta el director.

Al principio del documental, la veinteañera Sedanur trabaja de forma temporal en el turno nocturno en la planta de ensamblaje de coches de Audi situada en Ingolstadt (al sur de Alemania, cerca de Múnich). Termina en el paro cuando el escándalo por la manipulación de emisiones en modelos diésel de la compañía alemana y de su dueña Volkswagen sale a la luz, entre 2015 y 2018. El deseo de la joven es el de regresar a un trabajo que considera vocacional, tras pasar toda su vida obsesionada con los coches, en especial con los de alta gama. Ese es su sueño por encima de tener un marido o hijos.

Como contrapunto, Heldt presenta a Eva, de 33 años. Trabaja para la misma empresa, aunque en un área muy distinta. Es una cazatalentos que, desde su oficina, busca a expertos que automaticen la parte logística de Audi y que, a corto plazo, sustituyan a los trabajadores de baja cualificación por máquinas en las llamadas fábricas inteligentes, cada vez más comunes en toda Europa. A diferencia de Sedanur, su empleo no le apasiona; solo intenta ganar el mayor dinero en el menor tiempo posible para montar su propio negocio de hostelería en una isla paradisiaca del Caribe junto a su novia. Ella es, en cierto modo, un algoritmo humano. Al menos hasta que los algoritmos reales alcancen la suficiente precisión como para también hacer sus labores.

La voz de la compañía también se puede escuchar en el documental. Heldt incluso tuvo acceso a las instalaciones de Audi al principio del rodaje, "hasta que se dieron cuenta de que la película iba a ser más crítica de lo que esperaban", comenta el alemán. "Hay un temor permanente en la sociedad actual por la inestabilidad en la que vivimos. Y ese temor es el que hace que seamos fácilmente manipulables y caigamos en manos del populismo de derechas. En cierto modo, nos resulta más fácil creer que la solución pasa por echar a los inmigrantes de nuestros países, cuando el problema no tiene que ver con ellos".