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‘Derry girls’: el humor que nació de la violencia en Irlanda del Norte

Lisa McGee, creadora de la exitosa serie de Netflix, habla de cómo el conflicto sangriento y la segregación social en su país inspiraron un proyecto que estrenará su tercera temporada en 2020

Los protagonistas de 'Derry Girls'.
Los protagonistas de 'Derry Girls'.

Toda comedia es tragedia + tiempo, como suele decirse, pero conviene esperar el tiempo suficiente. En The Producers (Mel Brooks, 1967) los productores teatrales estrenan un musical llamado Springtime for Hitler, y la broma reside en que es demasiado temprano aún para hacer cuchufletas sobre el nazismo. Cuando ETA atentó contra el almirante Carrero Blanco en 1973, hacer mofa de aquello era impensable. Tuvieron que pasar al menos seis horas para que alguien se atreviese a lanzar el primer chascarrillo. Si el sujeto del humor es delicadillo, el timing lo es todo.

"Por desgracia, aunque la violencia terminó, la vida en Irlanda del Norte continúa estando segregada"

Lisa McGee, creadora y guionista de la serie de Netflix Derry Girls, ha hecho bien en esperar 20 años para crear su serie. Pues una comedia de situación ambientada en el Derry de los noventa, epicentro de los Troubles norirlandeses en su última década de conflicto sangriento, no hubiese hecho furor entre las asociaciones de víctimas. “En los ochenta yo aún era una niña, pero mi adolescencia transcurrió en mitad de una gran escalada de violencia”, comenta McGee, que estrenará la tercera temporada de la serie en 2020. “Tuvieron que pasar décadas para que algo como Derry girls fuese concebible. No puedes hacer esa sitcom si el telediario aún habla de coches bomba. Le arrancaría el humor. Necesitas distancia. También depende de la naturaleza del conflicto. En el caso de Irlanda del Norte, el final vino definido por los acuerdos de Viernes Santo de 1998, que se votaron a lo largo de toda la isla en dos referéndums. El acuerdo ratificó que los Troubles habían terminado. Esa fue la línea a partir de la cual se pudo crear arte sobre lo sucedido”.

Imagen de 'Derry Girls'.
Imagen de 'Derry Girls'.

Luís García Berlanga declaró que La vaquilla (1985) no era una película sobre la Guerra Civil española, sino en la Guerra Civil española, y lo mismo podría afirmarse de esta popular sitcom. Las Derry girls son una pandilla de chicas de colegio católico que no cesan de meterse en desopilantes trapisondas, con la peculiaridad de que el paisaje es Irlanda del Norte en un punto álgido de violencia sectaria: controles policiales, bombas en pubs, venganzas paramilitares y racismo institucional. Todo ello suena a drama lacrimoso del tipo En el nombre del padre o Agenda oculta, pero es lo contrario. “Algunas de esas películas fueron importantes para la resolución pacífica del problema”, afirma la guionista, “pero no conseguí identificarme con ellas. Daban una visión muy grave y triste y limitada de todo. Algunas de las cosas más divertidas de mi vida me sucedieron durante los Troubles. La gente necesita humor en tiempos oscuros. Eso es ser humano: conectar con chistes. Para sobrevivir a los Troubles les buscamos el lado cachondo. Había un elemento de risa nerviosa en ello, pues el tema central era tan serio que parecías transgredir el peor tabú posible. A veces te reías por puro shock: no me puedo creer que hayas dicho eso [ríe]”.

En tiempos de guerra se regulariza lo inaudito. La gente bailó charlestón en los últimos días del búnker de la cancillería nazi, folló durante las guerras yugoslavas y se mamó en la ofensiva del Ebro. Uno suele estremecerse con el primer helicóptero militar, le hace la peineta al segundo y, para cuando llega el décimo, no levanta la mirada del libro ni suspende coitos. “La vida sigue”, comenta. “Escribiendo la serie he aprendido mucho sobre el lugar del que vengo. Me ha sorprendido mi comunidad. Me enorgullece que la gente, en mitad del conflicto, se casara, aprobara exámenes, saliese de fiesta… No se quedaron en casa escondidos tras el sofá; justo lo opuesto. Al mudarme a Londres les conté a mis nuevos amigos que el ejército inglés registraba nuestros coches por rutina, y ellos me decían que aquello no sonaba rutinario [ríe]. Todas esas cosas, la presencia de los tanques, los controles, eran el día a día. Nunca lo consideré excepcional. Te acostumbrabas muy rápido a todo, especialmente si eras un niño. Si me transportaran ahora a aquellos tiempos estaría aterrorizada”.

"Te acostumbrabas muy rápido a todo, especialmente si eras un niño. Si me transportaran ahora a aquellos tiempos estaría aterrorizada"

El timing es indispensable al guasear con el horror, pero también lo son el punto de vista y la voz. Aunque Derry girls transcurre en años en que la UDA/UFF y la UVF (grupos paramilitares unionistas) diezmaban a los católicos civiles, el atentado que la familia de la protagonista ve, consternada, por televisión es del IRA. “Soy de familia católica”, explica la directora. “Para mí era más importante mostrar el efecto que tendría una bomba del IRA en un hogar parecido al mío. Quise mantener las cosas en primera persona. Crecí en un mundo segregado. Nadie tenía amigos del otro lado, era imposible, los barrios y las escuelas eran distintos, así que forzar la aparición de unionistas en la serie no hubiese sido realista. La forma en que los protestantes se cruzaban en tu vida era en episodios aislados, como sucede en el capítulo del intercambio con la escuela de chicos. Yo no conocí a un protestante hasta que tuve 18 años y fui a la universidad [ríe]. Por desgracia, aunque la violencia terminó, la vida en Irlanda del Norte continúa estando segregada. Casi todo el mundo estudia en escuelas separadas y vive en distintas partes de la ciudad. Cada vez hay más actividades compartidas, pero no es tan habitual tener amigos protestantes. Aún queda trabajo que hacer”. Cuando le comento sobre la gran presencia sin voz de Derry girls, el ejercito inglés, su creadora es tajante. “Soy de Derry”, afirma, “y aunque el Bloody Sunday sucedió en 1972, no es algo con lo que se pueda bromear, ni siquiera hoy. Supe desde el principio que el ejército tenía que aparecer como fuerza externa, pero no podía poner bromas en su boca. Es una herida que sigue abierta. Todos los personajes de mi serie, sea cual sea su afiliación, son civiles norirlandeses. Me sentiría incómoda escribiendo para soldados ingleses”.

Un instante de 'Derry Girls'.
Un instante de 'Derry Girls'.

Existe un precedente claro de Derry girls, aunque el telespectador medio español no esté familiarizado con ella. Se trata de la serie de mediados de los noventa Father Ted, que Hat Trick produjo para el canal Channel 4, mismos padrinos que en la serie de Lisa McGee. “Me hace sentir como la siguiente generación”, afirma la creadora. “Igual que mucha otra gente en Irlanda, cuando vi Father Ted pensé que era lo mejor que había visto nunca. Popularizó el humor irlandés como algo distinto a que los ingleses sacaran a un irlandés en una serie para reírse de él. El humor irlandés tiene un punto surrealista y raro que Father Ted plasmó a la perfección. Por supuesto, su influencia en Derry girls no estuvo exenta de momentos complicados. En los capítulos donde aparece Ardal O’Hanlon, (el padre Dougal McGuire de Father Ted), tuve algún momento de sacudir la cabeza y no creer lo que veía. A veces pienso que, puesto que mi serie transcurre en la época en que daban Father Ted por televisión, debería aparecer de fondo en algún capítulo [ríe]”. 

Kiko Amat es escritor. Su última novela es Antes del huracán (2018).

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