Pólvora mojada

Con un esquema mil veces visto desde Alien, el octavo pasajero, pero esta vez centrado en un extraño ser subacuático, Underwater es un thriller de acción oscuro y húmedo que arranca con la explosión de una gigantesca planta petrolífera situada en el fondo del océano. Los supervivientes de la destrucción del enorme tinglado son una tripulación formada por dos mujeres y cuatro hombres que se las tendrán que ingeniar para salir de la encerrona que les monta una cosa que vive en las profundidades del mar, escenario muy apto para cualquier aventura de ciencia ficción. Allí, un híbrido de plactón, medusa, tiburón duende y mil referencias más, flota y mata. Podría ser un lejano pariente del pulpo gigante de Veinte mil leguas de viaje submarino pero en versión 2.0. Lo cierto es que la película no se detiene en demasiadas explicaciones ni sobre el bicho ni sobre nada para dejarlo todo en manos del contagio de la experiencia clautrofóbica que sufren sus personajes (por llamarlos de alguna manera). Esquemáticos hasta los huesos, hay un capitán (Vincent Cassel) y un grupo de ingenieros que avanzan entre sofisticados batiscafos convertidos en chatarra y con unos trajes de buzo que parecen más del espacio que del agua.

El despliegue técnico no es poco y eso en una película rodada con tanta agua (un elemento complejo, caro y con pésima prensa a la hora de filmar) aporta algo de atractivo a su acción. Aunque el principal aliciente es sin duda su actriz protagonista, la estadounidense Kristen Stewart, aquí caracterizada como un clon sacado de la suboficial Ripley de Alien y del replicante que daba vida Rutger Hauer en Blade Runner. Solo la entrega física de Stewart y su espectacular mirada (seguramente no existen en el cine actual unos ojos tan bonitos) logran aportar un soplo de verdad y originalidad.