Solo en el cine David vence a Goliat
Tengo la fatigosa sensación de que ya he visto esta película otras veces. No tengo nada contra ella, pero le falta fuerza expresiva y puedes prever todo lo que va a ocurrir
Aunque el indescriptible y peligrosísimo fulano que gobierna (o desgobierna) Estados Unidos considere con tanta irresponsabilidad como cinismo que lo del cambio climático es una patraña que han inventado almas cándidas, progresistas mentirosos y otras gentes de mal vivir, es improbable que pueda evitar que la cinematografía de su país continúe practicando un género dedicado a las barbaries ecológicas, con consecuencias salvajes, cánceres y enfermedades degenerativas, sobre la población de esos territorios donde las despiadadas corporaciones han arrojado su letal veneno después de hacer grandiosos negocios con él.
AGUAS OSCURAS
Dirección: Todd Haynes.
Intérpretes: Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Bill Camp, Tim Robbins, Bill Pullman.
Género: drama. Estados Unidos, 2019.
Duración: 126 minutos.
No sé si este tipo de cine sirve para concienciar al público de que el poder de esas empresas es incontrolable, que su dinero y sus influencias les permiten comprar y hacer que cierren la boca a gente muy poderosa y dispuesta a venderse. Pero ante conclusiones tan desoladoras, Hollywood, que sabe que es fundamental que el espectador salga contento del cine, convencido de que algunas veces los buenos ganan y los villanos pagan sus desmanes, tiende a edulcorar los desenlaces sobre infamias permanentes. Hago memoria sobre este género y descubro que siempre se han realizado películas bienintencionadas sobre temática tan sórdida. Recuerdo El sindrome de China, Silkwood, Erin Brokovich, Tierra prometida y ahora Aguas oscuras. Aprecio sus intenciones, casi todas me parecen muy correctas, Julia Roberts aparecía esplendorosa (en todos los sentidos) en Erin Brokovich, recuerdo sus similares y tenebrosos argumentos, pero ninguna de ellas me entusiasma. Rectifico. He visto varias veces la esplendida Michael Clayton, abogados que no pueden evitar el mosqueo ante los siniestros experimentos de la multinacional para la que trabajan, tan bien escrita como dirigida, con George Clooney y Tilda Swinton en estado de gracia.
Aguas oscuras parte de un artículo, al parecer escalofriante, que se publicó en The New York Times, sobre los vertidos tóxicos que hacía sistemáticamente la empresa DuPont en el río Ohio. Primero se vuelven locos o la palman los animales y después el depredador teflón comenzó a cebarse con los seres humanos, incluyendo el nacimiento de bebés con deformaciones. Narra el épico trabajo de un tenaz abogado en la investigación y denuncia de esta barbaridad, presentando demandas individuales y colectivas de las víctimas contra la aparentemente invencible compañía agroquímica.
Tengo la fatigosa sensación de que ya he visto esta película otras veces. No tengo nada contra ella, pero le falta fuerza expresiva y puedes prever todo lo que va a ocurrir. La dirige Todd Haynes, señor que siempre ha ido de autor con universo propio. Y tampoco se ha esforzado demasiado. Huele a encargo alimenticio abogando por una buena causa. Y no es que me haya apasionado nunca el sensible y sofisticado mundo del prestigioso Haynes, con la excepción de Carol, una película tan elegante como hermosa, en la que adaptaba la primera y clandestina novela que escribió la gran Patricia Highsmith. El propio Haynes contó en alguna parte que aceptó un encargo para después poder financiarse un documental (que intuyo apasionante) sobre The Velvet Underground, aquel grupo hipnótico que capitaneó el eternamente recordado Lou Reed.
Uno de los presuntos atractivos que tenía para mí Aguas oscurasera el protagonismo de Mark Ruffalo, actor camaleónico que me gusta siempre, de esa generación en la que reinó el genial Philip Seymour Hoffman. Aquí está creíble, contenido, como siempre. Y poco más.
Babelia
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