¡Marchando!
Con las plataformas digitales tengo la sensación de que me encuentro en un supermercado. Hay de todo, pero necesitas esforzarte para encontrar calidad
Mis visitas a los supermercados son tan raras como breves. Admito mi condición de friki, ya que los únicos y desvalidos habitantes de mi nevera son el agua embotellada, la leche y los yogures líquidos. Y durante unos años, cápsulas de insulina para que frenaran a una depredadora llamada diabetes. Pero me tropiezo en esos lugares donde se encuentran todo tipo de alimentos para calmar o alegrar al organismo con gente que compra poco o nada, que camina por allí como si aquello fuera el Museo del Prado o el Retiro. Bueno, que cada cual encuentre su refugio donde pueda.
Con las plataformas digitales tengo la sensación de que también me encuentro en un supermercado. Hay de todo, pero necesitas esforzarte para encontrar calidad. Algo que es subjetivo, pero soy tan egocéntrico que solo considero bueno lo que me gusta a mí. Y sé que la demanda es tan grande que los ejecutivos de esas plataformas deben de volverse locos para alimentarlas sin descanso.
O, a lo peor, es más simple. Conscientes de que Coppola y Scorsese hicieron obras de arte muy rentables con el tema de la Mafia, que el narcotráfico de cualquier lugar mantiene su poder de adicción en el gran público, o que la temática de los asesinos en serie (sí, claro que existen películas excelentes como El silencio de los corderos, Seven y Zodiac, pero las pobres no sabían la infinita y mediocre descendencia que tendrían) despierta o renueva el morbo del personal, encargan rutinariamente series de estos géneros, a ser posible baratas y rápidas para rellenar sin pausa su negocio. Y no sé si mi televisión inteligente se ha vuelto loca, pero muchas veces me aparece una surrealista recomendación que afirma: para ti. ¿Qué he hecho yo para merecer eso?
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