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Crítica | Saint Maud
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Santidad ‘hooligan’

La inquietante ópera prima de la directora británica Rose Glass es una inmersión en la mística más siniestra

Foto: Morfydd Clark, en 'Saint Maud'. Vídeo: Tráiler de la película.
Elsa Fernández-Santos

Saint Maud es la historia de una fanática narrada desde su propia voz trastornada. Siempre pegada a su actriz protagonista, Morflydd Clarke, la inquietante ópera prima de la directora británica Rose Glass es una inmersión en la mística más siniestra. Un viaje a la mente de una joven y beata enfermera atrapada en una deriva de mortificación corporal y obsesión con Dios que, en su cruzada por una santidad hooligan, se topará con su única enemiga: ella misma.

Glass ambienta su filme en un pueblo de la costa del Reino Unido. Allí, entre imágenes que desprenden olor a humedad y fish and chips, la joven enfermera se encargará de los cuidados paliativos de una mundana bailarina y coreografía que padece un cáncer terminal. Mientras la casa de la enfermera es un pozo de mugre y pobreza, la casa de su moribunda paciente es todo belleza con su estilo William Morris, sus libros y sus fiestas. Pero en la mente de la enfermera no existe otra luz que la divina y solo cuando cae en sus manos un libro de William Blake se logra comprender la espiritualidad de una mujer que como el artista y poeta romántico también busca el contacto físico con su imaginación.

Atrapada en su deterioro mental, la mirada sucia de su protagonista impregna la película de un tono con el que muchas veces cuesta empatizar. La tensión que provoca en el espectador su monólogo interior logra condicionar todo lo que ocurre en la pantalla, que no es miedo, es otra cosa. Saint Maud puede recordar a referentes del terror como El exorcista, porque aquí también hay una escalera que el espectador asocia con una sombra diabólica; o Carrie, porque aquí la madre y la hija del filme de Brian de Palma son una misma persona, o Repulsión, porque aquí el sexo también parece un vaso comunicante con la esquizofrenia. Pero Saint Maud, pese a su filiación estética con el nuevo Hollywood de los setenta, es inequívocamente contemporánea en su desafección emocional y en su visión de una soledad más patológica que nunca.

Saint Maud

Dirección: Rose Glass.

Intérpretes: Morfydd Clark, Jennifer Ehle, Turlough Convery, Lily Knight, Lily Frazer.

Género: terror. Reino Unido, 2019.

Duración: 83 minutos.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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