Los hombres deciden en el 82% de las instituciones culturales
Un informe constata la gran desigualdad en España en los organismos públicos del sector
Las decisiones oficiales sobre la cultura siguen en manos masculinas de forma mayoritaria. La cúpula de las instituciones culturales del Estado mantiene un notable desequilibrio de género, que la aprobación de la ley orgánica para la Igualdad, en 2007, no ha corregido. La auditoría encargada por el Ministerio de Cultura y Deporte para estudiar a sus propias estructuras y organismos (también los autónomos) arroja una disparidad contundente: el 82% de las direcciones artísticas de las instituciones públicas están en manos de los hombres. “El ámbito de poder más inexpugnable para las mujeres es, sin duda, el poder cultural. El poder de legitimación artística es abrumadoramente masculino”, señala la directora del estudio, Fátima Anllo, en una de las conclusiones.
El diagnóstico, realizado en el marco del plan de trabajo del Observatorio de Igualdad de Género en el ámbito de la Cultura, examinó la situación en 50 centros de gestión entre los años 2000 y 2018. Aunque el informe definitivo se presentará más adelante, el avance es ya una publicación de 343 páginas, con un retrato demoledor sobre los mínimos progresos que ha supuesto la legislación sobre igualdad en este campo. “La ley aparece como una idea vaga a estos centros. Saben que existe, pero no se aplica. El poder cultural, es decir, las direcciones de museos, teatros, orquestas... es inaccesible para las mujeres. Tampoco están dirigiendo los patronatos ni los consejos. Sin embargo, en los cargos de Secretarías ellas son la mayoría. Es decir, a mayor poder, menos mujeres”, resume Anllo.
Menor estabilidad cuando son mujeres
El informe arroja también datos dispares en la permanencia en el cargo. “Un hallazgo significativo es que se produce mayor recambio y menor estabilidad cuando son las mujeres las que ocupan las direcciones generales. A los hombres se les mantiene en sus puestos durante periodos de tiempo más largos”, subraya el informe. Mientras que el tiempo medio de una directora general de Cultura es de 2,6 años, el de un hombre es de 3,4, “casi una legislatura completa”.
El trabajo, en el que han participado 13 especialistas del Ministerio, las asociaciones de mujeres del sector y el Observatorio, calculó los días de ejercicio del cargo directivo de hombres y mujeres entre 2000 y 2018. Concluyeron que, en algunas disciplinas, como el cine y el audiovisual, el poder ejecutivo correspondió a las mujeres en un porcentaje superior al 50%, mientras que, en otras áreas, como la música y las artes escénicas, no llegó al 30%. El último año analizado, 2018, no ofrece cambios en esta tendencia: libro (50%) y cine y artes visuales (43%) son los ámbitos más paritarios, en contraste con las artes escénicas, música y danza, artes visuales o industrias culturales, que oscilaron entre el 30% y el 34%.
En general, la mayor desigualdad se aprecia al comienzo del periodo estudiado. Sin embargo, los años más igualitarios son aquellos próximos a los de la aprobación de la ley (2007, 2008 y 2009). La norma apenas ha ayudado a mejorar las cosas y la autora subraya que “existen factores que sostienen una baja representación de las mujeres en las máximas posiciones de influencia a la hora de la articulación e implementación de las políticas culturales”.
Patronatos sin mujeres
Si la ausencia de mujeres en los máximos órganos de gestión es alarmante, su representación en los patronatos (los órganos de gobierno) es peor. En ningún año de los 19 estudiados se ha llegado a una cifra paritaria (un mínimo del 40%). “Solo una de cada cuatro personas en los patronatos es una mujer: el 73% son hombres frente a un 27% de mujeres”, asegura el informe. De hecho, desde el año 2000 estos organismos han retrocedido: si en aquel año las mujeres ocupaban la mitad de las presidencias de los patronatos, en 2018 solo lo hacen en el 5% de los casos. Los museos registran una clara desigualdad (solo cuentan con un 26% de mujeres), al igual que el Teatro Real, que solo cuenta con un 22% de patronas.
El estudio apunta hacia la brecha de género en el empleo cultural dentro del Ministerio de Cultura y las entidades vinculadas a él: hay menos hombres en las categorías más bajas de funcionarios y menos mujeres en las categorías más altas. “Las mujeres son las grandes sostenedoras del sistema, pero no deciden”, defiende la autora de la investigación. Por todo ello, se insta al ministerio a ejecutar “medidas de acción positivas” para invertir la baja representación, la discriminación, la exclusión que sufren las mujeres y acabar con la brecha salarial del 21,5% que atribuyen al sector.
El informe advierte de que “la presencia equilibrada de mujeres en los órganos colegiados no es solo una medida de respeto a los criterios de igualdad, sino un indicador fundamental de la legitimidad y calidad democrática de sus políticas”. El documento propone que el Ministerio promueva la presencia de personas expertas en igualdad de género en los procesos de diseño de políticas, planes de actuación y planes estratégicos de los organismos públicos. “La perspectiva de género no puede seguir siendo un programa colateral en los planes de actuación”, concluye la autora.
Estadísticas del desequilibrio
En dos décadas de conciertos solo se han programado 10 obras de mujeres en la Orquesta Nacional.
Las direcciones generales del Ministerio de Cultura han sido ocupadas en un 27,7% por mujeres.
Ni el Museo del Prado, ni el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza han sido dirigidos nunca por una mujer. En el museo Reina Sofía solo sucedió durante tres años.
El Reina Sofía ha adquirido 3.609 obras entre 2000 y 2018, de las cuales tres cuartas partes fueron producidas por hombres (75,2%).
El Teatro Real ha programado un 0,6% de montajes dirigidos por mujeres. En el Teatro de la Zarzuela fueron un 13%.
De las 1.432 obras estrenadas en centros del Inaem, solo el 11,4% han sido compuestas por mujeres.
Babelia
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