El legado de Germano Celant en el Museo Guggenheim Bilbao
El padrino del Arte Povera no dudó en sumergirse en los ámbitos de la arquitectura, el diseño, la moda y la gastronomía con la misma fascinación que le guiaba en el arte
Precursor e iconoclasta, crítico de referencia y confidente de muchos de los grandes creadores de su tiempo, Germano Celant (Génova, 1940–Milán, 2020) será recordado como una de las figuras que han dado forma al arte contemporáneo del siglo XX y también del XXI. El pasado 29 de abril lamentábamos su pérdida a causa de las complicaciones derivadas del coronavirus y, a través de estas líneas, me gustaría rendirle un sentido homenaje por su inmensa aportación al arte de nuestro tiempo y, de manera singular, por sus siempre brillantes colaboraciones con el Museo Guggenheim Bilbao. A Germano debemos algunas de nuestras exposiciones más emblemáticas, como las grandes retrospectivas dedicadas a Andy Warhol, Anselm Kiefer o Giorgio Armani, además de una interlocución inspiradora y la capacidad de transmitir como nadie una visión que en muchos aspectos sentimos como nuestra.
Resulta difícil escoger los hitos principales de la larga carrera de Germano Celant, desde la definición del Arte Povera en 1967 hasta los apabullantes recorridos históricos de Arts & Foods en 2015 y Post Zang Tumb Tuuum en 2018, pasando por la dirección artística de la 47ª Bienal de Venecia, entre otros muchos. En este sobresaliente itinerario destaca también su nombramiento como curador de arte contemporáneo del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York en 1988, con el que se abrió un camino marcadamente internacional para la institución. Poco tiempo después, la idea de una entidad museística con múltiples centros y sedes en el mundo se formularía bajo el liderazgo de Thomas Krens y con la activa implicación de Germano, para materializarse gracias a la visión de las instituciones vascas con la inauguración del Museo Guggenheim Bilbao en 1997.
Germano promovió, en todo, lo que él mismo llamaba “una visión de 360 grados”, a la cual se unía su incomparable capacidad de hallar y desvelar vínculos y crear puentes entre ámbitos en apariencia distantes. Convencido del carácter continuo del espíritu artístico de nuestro tiempo, no dudó en sumergirse en los ámbitos de la arquitectura, el diseño, la moda y la gastronomía con la misma fascinación que le guiaba en el arte. Así, apoyó el diseño radical italiano en los años setenta y, a principios de los ochenta, fue el primero en celebrar la genialidad de Frank Gehry, arquitecto al que le uniría una perdurable amistad artística y personal.
Su último proyecto, una notable retrospectiva del artista Richard Artschwager que inauguramos el pasado mes de febrero, puede visitarse hasta este domingo 23 de agosto en el Museo Guggenheim Bilbao. Organizada en colaboración con el MART Museo d’Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto, la muestra lleva el sello inconfundible del estilo curatorial, explosivo y bello, de Germano Celant. Para nuestro Museo, y para mí personalmente, es un gran honor haber albergado el último proyecto realizado por quien fue un admirado colaborador, un referente artístico y una presencia ejemplar para nosotros durante más de treinta años.
Erudito y popular, multidisciplinar, vital e inconformista, Germano Celant se distinguió por una curiosidad en la que todas las categorías tenían cabida dentro de un mismo horizonte, el del conocimiento humano. Su legado no solo será historia viva de nuestro tiempo, sino que será también inspiración constante para el futuro.
Juan Ignacio Vidarte es Director General del Museo Guggenheim Bilbao
Babelia
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