Con amor, Antosha

Con 27 años Anton Yelchin había intervenido en 69 títulos, tanto largometrajes, como cortos o capítulos de series de televisión. Algunos de sus trabajos se convirtieron en grandes éxitos de taquilla, como las tres entregas de las nuevas aventuras de Star Trek en las que interpretó al joven Chekov. Otros fueron pequeñas producciones de cine independiente. Desgraciadamente, un absurdo accidente acabó con la vida del joven actor. Su propio vehículo, un Jeep todoterreno, le empujó contra la valla de su domicilio y murió asfixiado el 19 de junio de 2016.

Anton Yelchin quiso ser actor desde niño. “La emoción de hacer películas, estudiar a los personajes y poder trabajar con gente que respetas y admiras es lo mejor del mundo. Es una decisión muy fácil de tomar. Al menos para mí”, decía. Nació en San Petersburgo, cuando todavía se llamaba Leningrado, el 11 de marzo de 1989. Sus padres, Irina Korina y Víctor Yelchin, eran unos famosos patinadores profesionales sobre hielo que, pocos meses después de que naciera su hijo, decidieron abandonar la Unión Soviética para establecerse en Estados Unidos.

Con apenas ocho años Anton Yelchin comenzó a recibir clases de interpretación. Apareció en anuncios y en pequeños papeles de series de televisión como Urgencias. A los once, rodó su primer largometraje, A Man Is Mostly Water. Poco tiempo después compartió cartel con el mismísimo Anthony Hopkins en Corazones en Atlántida. “Yo conocí a Anton en 2004”, explica Avy Kaufman, la prestigiosa directora de casting. “Cuando David Duchovny estaba buscando el reparto de la película Delitos menores le dije: ‘Tienes que conocer a este niño. Creo que fue el único niño que le llevé”.

El actor Frank Langella, que coincidió con Anton en esa película, recuerda que siempre estaba en el set de rodaje observándole. “Después de sus escenas se acercaba y me preguntaba sobre el tema. Cuando terminábamos una escena juntos, no se iba corriendo a su tráiler. Siempre quería formar parte de un todo”, dice.

El domingo 5 de julio TCM estrena en exclusiva Con amor, Antosha, un documental dirigido por Garret Price, estrenado en el festival de Sundance de 2019, y en el que se cuenta la breve vida y la trayectoria artística de Anton Yelchin. En el documental, además de recorrer junto con sus padres, amigos y compañeros de trabajo, su vida y trayectoria profesional, se traza un profundo retrato de este joven solitario e inconformista. Un chico enfermo de fibrosis quística que tenía que hacer frecuentemente ejercicios respiratorios y con una gran obsesión por mejorar como intérprete. Jodie Foster, que le dirigió en El castor, lo recuerda como un joven que pasaba gran parte del tiempo escribiendo. “Parecía que su cerebro era demasiado grande y no podía albergar todas sus ideas. Ese entusiasmo y esa juventud fue lo que me llevó a pensar que algún día tendría que expresarlo de otra manera que no fuera actuando”, explica la actriz y realizadora. Y así fue. A Anton Yelchin, además de actuar y de escribir, le gustaban la música y la fotografía. A menudo iba por locales sórdidos retratando a prostitutas o bailarinas de striptease.

Además del documental Con amor, Antosha, los espectadores de TCM podrán ver, durante todos los domingos de julio a las 22, algunos de los largometrajes en los que trabajó Anton Yelchin, como Green Room de Jeremy Saulnier, Solo los amantes sobreviven de Jim Jarmusch o Porto de Gabe Klinger. Películas que nos acercarán al trabajo, pero también a la personalidad de este joven nacido en Rusia y que se convirtió en una prometedora estrella de cine en los Estados Unidos.