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El escritor que transporta a 47 millones de viajeros al año

Miguel Ruiz, gerente de la Empresa Malagueña de Transportes por la mañana y escritor por la tarde, publica su cuarta novela, ‘La sangre de Colón’

Malaga (España) 21/05/2020 Entrevista al escritor Miguel Ruiz con su ultimo libro montado en un autobus en las instalaciones de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), ya que es tambien el gerente de dicha empresa.
Foto: Garcia-Santos
El escritor Miguel Ruiz con su ultimo libro 'La Sangre de Colón' en un autobús de la EMT.Garcia-Santos (El Pais)

Por las mañanas, lidera un equipo de directivos con los que coordina una plantilla de 900 trabajadores y 300 autobuses a los que se suben 47 millones de viajeros al año. Por las tardes, se pelea con páginas en blanco desde la soledad de su despacho en casa. Como gerente de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), Miguel Ruiz es un apasionado de la movilidad, la sostenibilidad y la innovación. Como escritor, pasa horas sentado frente al ordenador tecleando hasta la madrugada en busca de personajes atractivos, giros inesperados e historias que enganchen. Son, junto a la explosión de varias estatuas de Cristóbal Colón, los ingredientes de La sangre de Colón, su nuevo trabajo, que publicó el pasado 3 de junio con la editorial Harper Collins en 16 países, entre ellos España.

Es la cuarta novela para este malagueño de 58 años que de pequeño “devoraba bibliotecas” porque su familia apenas tenía dinero para comprar libros. Hoy sigue leyendo y adquiriéndolos “de forma compulsiva”. Cuenta con más de 3.000 ejemplares repartidos por las estanterías de su vivienda. El último en llegar fue Salvar el fuego, de Guillermo Arriaga, con el que se hizo el 4 de mayo nada más reabrir su librería favorita. En sus estantes ocupan un lugar preferente las ediciones de sus anteriores trabajos La tumba de Colón (Ediciones B, 2006), El Papa Mago (Martínez Roca, 2008) y El País de los espíritus (Martínez Roca, 2011). En ellas también apila bien ordenados ejemplares publicados en la veintena de idiomas a las que han sido traducidas sus obras: del chino y el coreano al inglés, italiano o búlgaro. También escribió cinco libros técnicos relacionados con el mundo empresarial que ahora recomienda no leer. “Son un peñazo”, afirma mientras adelanta que ya está preparando su próxima novela a la vez que responde 300 correos electrónicos diarios.

Malaga (España) 21/05/2020 Entrevista al escritor Miguel Ruiz con su ultimo libro montado en un autobus en las instalaciones de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), ya que es tambien el gerente de dicha empresa.
Foto: Garcia-Santos
Miguel Ruiz, en su despacho de la EMT.Garcia-Santos (El Pais)

“Escribir es algo que se sufre en silencio, muy personal, pero que disfruto muchísimo”, dice Ruiz, que araña horas al reloj para compatibilizar sus dos principales facetas. Apenas ve la tele, duerme poco y dedica gran parte de su ocio a investigar, escribir o realizar correcciones, su etapa favorita y que ha acometido durante el confinamiento. De manera paralela, cada mañana desde hace 18 años se desplaza hasta las oficinas de la EMT donde afronta el reto de ganar la partida al vehículo privado. “El coche es muy eficaz y luchar contra él es muy complicado. Si se consigue, es gracias a la innovación”, afirma quien impulsó que los autobuses malagueños fueran los primeros del país en usar una tarjeta sin contacto para el pago del billete, en tener internet y ahora trabaja en proyectos de vehículos eléctricos y autónomos. “¿Dejar los autobuses para escribir? En la vida hay que compatibilizar facetas. Y, como por ahora puedo, lo prefiero”, señala. Igualmente, le da tiempo a viajar por todo el mundo, dar clase en distintas universidades americanas y presidir la Asociación de Empresas Gestoras de los Transportes Urbanos Colectivos (ATUC).

Un señorito sevillano, el protagonista

Un señorito sevillano llamado Álvaro Deza es el personaje principal de La sangre de Colón. La obra arranca con su expulsión de la nobleza después de que su mujer le engañara con un ciudadano mexicano. Despechado, Deza airea toda su vida privada en un programa del corazón. “Me fastidian mucho los tertulianos ahí hablando y criticando todo el rato”, subraya Ruiz, que deja su crítica entre líneas. La historia toma entonces un camino enigmático cuando el protagonista encuentra un retrato de Cristóbal Colón justo en un palacete. Luego, se suceden las explosiones de las efigies del explorador en Estados Unidos, México e Italia. Arranca ahí una trama de intriga, misterio, amores, enigmas y venganzas con la que el autor pretende atrapar al lector durante casi 500 páginas.

Teniendo en cuenta las posibilidades de ocio actuales, conseguir que alguien compre un libro, lo abra y lo lea es todo un milagro

La figura de Colón, del que no se hicieron retratos en vida y tanto sus orígenes, como los recursos para su viaje o incluso su muerte están siempre envueltos en misterio y polémicas, es uno de los grandes pilares de la novela. Otro es cómo ha cambiado la visión de la figura histórica. “De tener monumentos en casi todas las ciudades de Estados Unidos y ser visto como un descubridor a ser casi un genocida”, dice Ruiz, que reflexiona sobre ello en el trasfondo del libro en una obra con contenido histórico pero situada en el presente. Casualmente, la actualidad recuerda a su ficción con los atentados de las estatuas del almirante tras los incidentes racistas en Estados Unidos.

“Mi objetivo ha sido crear una historia nueva, que atraiga y que tenga los ingredientes clásicos del best seller: acción, aventura, algo de sexo, intriga, emoción y personajes que enganchen”, subraya Ruiz, que tiene claro que su obra “no es El Quijote ni Guerra y Paz”. “Es literatura del siglo XXI, rápida, dinámica y atractiva”, aclara mientras subraya que “hay lectores para todo tipo de obras”. Para muestra, las siete ediciones en alemán de La tumba de Colón, que en España ha duplicado ya esa cifra. “Teniendo en cuenta las posibilidades de ocio actuales, conseguir que alguien compre un libro, lo abra y lo lea es todo un milagro”, asevera. El mismo que será recuperar de forma masiva a unos viajeros que han perdido la confianza en el transporte público por la crisis del coronavirus. Al menos, eso sí, en el autobús todavía se puede leer.

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