EL PAÍS estrena ‘Madrid, interior’, de Juan Cavestany

Durante un mes, Juan Cavestany estuvo lanzando su caña de pescar audiovisual y recogiendo sus capturas. Del 24 de marzo al 24 de abril pidió a un centenar de amigos —algunos actores, músicos, dramaturgos y cineastas, otros, la mayor parte, gente anónima que colaboró en el proyecto— que se grabaran en vídeo, en pequeñas piezas que reflejasen su vida diaria. La idea se le ocurrió tras haberse intercambiado videocartas con el actor Luis Bermejo, y descubrir que allí podía haber una película. El resultado de esa cosecha, que Cavestany ha montado de manera minuciosa para lograr un paseo emocional por la parte más dura del confinamiento en España, se titula Madrid, interior, y se puede ver de forma íntegra y gratuita desde hoy por tiempo limitado en la web de EL PAÍS.

Madrid, interior es una película que como un atrapasueños agarra ese ánimo. “Yo pensaba en momentos de intimidad, que se mostraran en casa su espera en silencio”, cuenta su creador. Como en una onda expansiva, lo que solo era “filmar a personas varadas” fue creciendo. Cavestany acabó la película la semana pasada, pero hasta ayer mismo estuvo puliendo el sonido. Remate a un esfuerzo solidario que acaba con su visionado en la web de EL PAÍS: “Me sabría raro intentar monetizar algo hecho por tanta gente de forma altruista. Solo quiero que se vea”. Por eso, Madrid, interior aparece en este estreno online, una manera de distribuir y exhibir que ya conoce su creador. “Las cosas se pueden y deben remover en estos tiempos extraños y convulsos, y debemos mirar a otros lados. La película es peculiar, y le corresponde este estreno peculiar. Tiene un aire informativo, y por eso me siento a gusto con su lanzamiento en EL PAÍS, que ha sido una tabla de salvación periodística estos días”.

El dramaturgo, colaborador habitual de Animalario y ganador del premio Max por Urtain, también ha contado con amigos conocidos, como Malena Alterio, Pepón Nieto, Álvaro Fernández Armero, José Coronado, Coque Malla, Javier Cámara, María Pujalte, el músico Aaron Rux, Javier del Pino... “No quiero que sean el gancho, son compañeros a los que he tenido acceso por carambolas de la vida”.

Cavestany, como cineasta de este tipo de filmes, muy guerrilleros, que pueden rozar la experimentación, sabe bastante como han demostrado títulos como Dispongo de barcos (2010), El señor (2012) —que estrenó en una web propia en la que los internautas podían ver la película tras su pago—, Gente en sitios (2013) o Esa sensación (2016). Sin embargo, nunca había hecho cine tan rápido, ni con tantos colaboradores. Madrid, interior muestra al mejor Cavestany, que juega entre lo sensorial y la experimentación. Arranca con esa sensación de encierro, de hastío por la espera de que ocurra algo, y después, efectivamente, pasan cosas: hay música, niños en pijama, dudas, conversaciones… Empieza alguna nota de humor, juegos con los objetos que rodean a un Cavestany náufrago, diferentes actitudes ante la cuarentena obligada por la pandemia. “Es un documental no sobre el coronavirus, sino sobre la vivencia íntima del confinamiento”. Y a pesar del título, no solo se ha rodado en la capital española. “El nombre define un ánimo, pero hay vídeos que vienen de Londres, Nueva York y ciudades españolas como Sevilla, Barcelona o Valencia”.