Brechas
Me pregunto por la distancia que se va ampliar entre los museos que lo tienen todo y y los que tienen poco
Ayer, insomne, preocupada por lo que pasa y por lo que va a pasar cuando retomemos la movilidad, me puse a repasar cuestiones de mi "negociado cultural” y mi mente voló hasta Nueva York, tan golpeada como Madrid por la epidemia. Allí los museos también han cerrado y tratan de mantener el vínculo sentimental con sus visitantes a través de planes en la Red. En su última entrega el MoMA se ha unido al Mes Nacional de la Poesía y ha invitado a un grupo de poetas a escribir sobre obras en la colección. Se pueden escuchar los poemas leídos por sus autores mismos frente a la obra elegida.
Una vez en el MoMA —con la ayuda de Internet—, recordé las salas reinauguradas en otoño, la nueva narrativa de la colección. Meses antes se hablaba de “New Normal”, esa “nueva normalidad” que ahora parece haberse puesto de moda aquí. Claro que el “New Normal” al cual se referían en el MoMA era más estimulante que aquello a lo cual se refiere la adopción del término entre nosotros. En Nueva York y la escena internacional, cultural al menos, el término “New Normal” —que acuñó la crisis financiera del 2008 para esa realidad que nunca volvería a ser la misma— era positivo y revitalizador; estaba ligado a la visibilización de la diversidad, a cierto mapa trastocado del poder —Me Too, comunidades LGTBI+, afroamericanas, latinoamericanas...—.
Así, en el MoMA dedicaban una sala entera a la colección Cisneros y la mezclaban con Mondrian; confrontaban a Picasso con Faith Ringgold. Era increíble, sobre todo porque se subrayaba lo extraordinario de la colección del museo. Estaban los integrados y los apocalípticos; grandes maestros, artistas cutting edge y el repertorio que cada uno pueda soñar.
Aquí me surgen las preguntas. Qué va a pasar en esta terrible crisis mundial. ¿Sucederá lo que en el resto de grandes crisis mundiales hasta ahora —pérdida de derechos de las diversidades— o se mantendrá el cambio de paradigma, la “nueva normalidad” positiva? Me parece que después de “cuidar a los mayores” vamos a tener que cuidar de la democracia, en nombre de la cual se recortan a menudo las libertades en momentos complicados.
Si es verdad que, como muchos auguran, la sociedad futura estará llena de viejas/nuevas brechas como lugares de discriminación —diferente empleabilidad entre hombres y mujeres, países o continentes con menor acceso a la sanidad, familias sin Internet ni ordenador, discriminación de las personas mayores en función de su edad como único parámetro...—, me pregunto por esa otra brecha que se va abrir entre los museos que lo tienen todo —como el MoMA— y los que tienen poco. Pasaba antes: obtenían mejores préstamos los que guardaban mejores colecciones. Es probable que durante un periodo largo nos tengamos que olvidar de la movilidad de las obras y de las exposiciones internacionales y este hecho no hará sino subrayar cierta brecha existente de partida. Hay veces que la imaginación sola no basta.
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