Cultura gratuita y ‘online’ para resistir al encierro
Decenas de centros culturales en Italia y España trasladan su oferta a la Red para acompañar al público ante la crisis del coronavirus
La plaza está llena. Un vaivén de hombres, mujeres, sombreros, carrozas y caballos se mezcla ante el Duomo. Bulle la vida en Milán y la cámara lo graba. Un extraño abismo separa así la soledad espectral que la ciudad ofrece estos días de aquel vídeo de 1896. Entonces los habitantes descubrían los ómnibus y Giuseppe Filippi, concesionario de los hermanos Lumière en Italia, realizaba la primera histórica filmación del corazón de la urbe. En blanco y negro. Y en silencio, como el que reina hoy por sus calles. Aunque hay otro elemento que conecta las dos imágenes: Milano. Piazza del Duomo es uno de los más de 600 filmes, cortos y fragmentos que la Cineteca de la ciudad ya ofrece online de forma gratuita. Si el coronavirus obliga a encerrarse en casa, la cultura regala billetes para viajar adónde sea, incluso por el tiempo. Y así lo están demostrando cines, teatros, museos, instituciones y creadores de Italia y España. El arte quiere contar que no ha habido cierre, sino solo mudanza: sin butacas, el público disfruta desde el sofá. Los creadores, ahora, actúan en la Red.
Así, los Uffizi de Florencia han lanzado la campaña Decameron: como en la obra de Boccaccio, donde los protagonistas se recluyen y se narran historias durante la epidemia de peste, el museo comparte online vídeos y fotos para hablar de su colección artística. Y el Prado ampliará sus propuestas educativas y sus directos en redes para contar sus obras maestras. El parque arqueológico de Pompeya, el Coliseo, el Museo Egipcio de Turín o el Arqueológico de Madrid son otros de los centros que se han entregado a la web. Muchas veces, la publicación de sus obras online es acompañada de una consigna: #museichiusimuseiaperti (museos cerrados museos abiertos). “Pensé que había que encontrar la manera de que estos centros permanecieran abiertos y en contacto con sus visitantes. Además, entre todos, pueden contribuir a crear una suerte de red de belleza”, explica Livia Cornaggia, responsable del Museo Táctil de Varese e inventora de la iniciativa, a la que se han sumado decenas de pinacotecas.
Pero los otros artes también crean en Internet, y para todos. Músicos como Tiziano Ferro han cantado en las redes sociales, otros como Jorge Drexler, Francesco Gabbani o Vasco Brondi incluso han realizado pequeños conciertos. Luana Ciffolilli y Mario Pistacchio han creado en Facebook Primo Soccorso (Primeros Auxilios) Letterario, una suerte de salón virtual donde se recomiendan y debaten novelas. “Queríamos crear un lugar seguro para los lectores, una casa temporanea para los libros, a la espera de que pase la emergencia, y, a la vez, contribuir al bienestar colectivo”, explican. Editoriales como Adelphi o Mondadori regalan e-books y decenas de espectáculos, del teatro Manzoni de Monza al Massimo de Palermo, se han subido a las tablas de la Red.
El festival Teatralia, certamen de artes escénicas para niños que había empezado a celebrarse en la Comunidad de Madrid el 6 de marzo y quedó aplazado sine die, recurrió el miércoles al streaming para salvar in extremis la función de Le Mobile que tenía programada en los Teatros del Canal, pocas horas después de que se decretara el cierre del recinto. “Era de una compañía canadiense [La Marche du Crabe] que ya había tenido que suspender la campaña escolar que habíamos previsto y esa era la única representación que iban a hacer abierta al público. Llevaban un día entero montando la escenografía y estaba todo listo, así que pensamos hacer esto para combatir la frustración”, explica Lola Lara, directora de la cita. A falta de conocer el recuento de YouTube, 6.000 personas siguieron la retransmisión por Facebook. Muchas más de las que hubieran visto en la sala.
Lo mismo le ocurrió a Francesco Di Leva, del Teatro Nest de Nápoles. El pasado domingo estaba sentado en el sofá cuando tuvo la idea de llevar su espectáculo sobre Muhammad Ali al salón de su casa. Le prestaron algunos móviles para transmitirlo en directo en las cuentas del teatro y el éxito fue inesperado: alcanzó hasta 14.000 visualizaciones, frente a los 100 asientos del Nest.
Al fin y al cabo, el propio ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, pidió un esfuerzo a centros culturales, radios y televisiones para llenar Internet de arte. Mientras decenas de creadores famosos animan desde sus redes sociales a los ciudadanos a permanecer en su hogar con el lema #iorestoacasa (yo me quedo en casa), sus obras pretenden convencerlos de que no salgan. Y sacarlos del aburrimiento o la depresión.
Cuando el Circolo dei lettori de Turín cerró, los trabajadores buscaron un remedio digital. “Queríamos hacer algo para el público. El Circolo es una comunidad. Las personas vienen porque quieren estar con los demás. Hemos vertido todos nuestros esfuerzos en las redes”, cuentan. El 25 de febrero empezaron a publicar una serie de 30 videos en los que escritores como Michela Murgia o Franco Arminio hablan de sus “indispensables bienes culturales primarios” y recomiendan filmes, libros o discos. La iniciativa nació durante los primeros asaltos a los supermercados para invitar a la gente a abastecerse también de cultura.
Los videos están terminando, pero cada día hay crucigramas o juegos literarios en Facebook y en Instagram. En breve se estrenará otro ciclo, el Diccionario de los tiempos inciertos, en el que filólogos y antropólogos eligen y definen una de las palabras que tanto se escuchan estos días caóticos. “Hay vocablos como extravío o miedo pero también amistad”, afirman desde el Circolo.
“Por un lado, la gente en sus casas puede disfrutar de propuestas gratuitas. Pero, a la vez, es como si estuviéramos viviendo una suspensión de la realidad, el mundo que conocíamos hasta hace tres días funciona de manera distinta. De ahí que el cine ofrezca un valor emotivo, identitario, histórico, además de una suerte de consuelo”, agrega Matteo Pavesi, director de la Cineteca de Milán, el archivo fílmico más antiguo de Italia. En su caso, en realidad, la digitalización y puesta a disposición de sus fondos se ideó pocos meses antes del estallido de la crisis sanitaria. Pero, estos días, está recibiendo un aluvión de accesos: unos 100.000 al día, según Pavesi. “Sumando las actividades de la Cineteca no llegamos a esa cifra ni en un año”, agrega el director. Y recomienda una nueva incorporación a su oferta: Sombras, “un maravilloso filme mudo sobre los sueños y las pesadillas”. Es de 1923. Pero parece perfecto para estos tiempos.
Aquiles y el Teatro Real se lanzan a la Red
Era el estreno estrella del Teatro Real esta temporada. La recuperación de una ópera olvidada del patrimonio lírico español, 'Aquiles en Esciros', tras cuatro años de trabajos de reconstrucción de la partitura de Francesco Corselli y el libreto de Pietro Metastasio, estrenada en 1744. Así que cuando las autoridades sanitarias decretaron la prohibición de cualquier tipo de acto con más de 1.000 personas para contener la expansión del coronavirus en Madrid y otras ciudades con alto nivel de transmisión, nadie parecía querer pronunciar en alto la palabra maldita, “suspensión”, pese a que la capacidad del coliseo supera con creces ese tope (1.746 butacas).
La solución no tardó en llegar, pues estaba al alcance de la mano. 'Aquiles en Esciros' se representará a puerta cerrada y se emitirá a través de My Opera Player, una plataforma de vídeo por suscripción puesta en marcha por el Teatro Real hace apenas cuatro meses y que es una especie de Netflix de la ópera: se pueden ver producciones de todo el mundo, espectáculos de danza, recitales y obras en directo. La plataforma es de pago, pero se habilitará para que todos los abonados de la institución y los que hubieran comprado entradas puedan disfrutarla el mismo día y a la misma hora que tenían previsto verla presencialmente. Además, la función 27 de marzo se retransmitirá por La 2 de Televisión Española y por el canal ARTE para el resto de Europa.
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