La vida sigue igual en ‘Downton Abbey’
Concebida como un “regalo para los fans”, se estrena la continuación en el cine de la serie sobre la aristocracia inglesa que se convirtió en un fenómeno de masas
La familia Crawley –con su mansión en la campiña inglesa, su ejército de sirvientes, su cubertería perfectamente pulida, sus joyas y vestidos fastuosos y sus vaivenes vitales y sentimentales– está de vuelta. Durante seis temporadas, una audiencia mundial estimada en 120 millones de espectadores conectó con las tramas y personajes de Downton Abbey, un drama de cuidada factura creado por Julian Fellowes (Oscar al mejor guion original por Gosford Park) y ambientado en los primeros años del siglo XX. Exportada a más de 220 territorios, la serie se convirtió en un fenómeno mundial que ganó tres Globos de Oro, un BAFTA especial y 15 Emmys (de 69 nominaciones). Los Obama la veían. Los Clinton la veían. Los duques de Cambridge la veían. Y aunque la serie terminó en 2015 con un final cerrado, el público no parecía dispuesto a pasar página. “En estos años, el entusiasmo de los fans nunca se diluyó. Tanto ellos como los medios seguían preguntando si iba a haber una película, y creo que al final los productores y el guionista debieron de pensar: ‘Más vale que la hagamos, porque la gente no se ha olvidado de Downton”, explica Jim Carter, el actor que interpreta al mayordomo Carson, a EL PAÍS. “La película es un regalo para los fans" –coincide Penelope Wilton, que hace de Isobel Crawley–. "No creo que depare enormes sorpresas; se centra en todo aquello por lo que el público amaba Downton, pero a una escala mucho mayor”.
Downton Abbey, la película –o Downton Plus, como la ha descrito Julian Fellowes por su ambicioso diseño de producción–, se estrena en España hoy y está dirigida por Michael Engler. Fellowes vuelve a firmar el guion, que transcurre un año después del final de la serie, y cuyo hilo conductor es una visita a Downton de los reyes Jorge V y María (los abuelos de la actual soberana), y las tensiones e intrigas que ello generará tanto en el piso de arriba como en el de abajo. A excepción de Lily James, todos los intérpretes originales retoman sus personajes, incluida Maggie Smith (Violet Crawley), a quien Fellowes parece reservarle siempre las mejores frases. Sus peloteos dialécticos con Isobel Crawley son de lo mejor de esta adaptación. “Ya hicimos juntas las películas de El exótico Hotel Marigold, y disfruto muchísimo trabajando con ella”, afirma Wilton. “Mi personaje y el suyo se han tomado mucho cariño, pero tienen una relación muy peleona y distintas posiciones políticas: Lady Grantham quiere mantener la vieja jerarquía e Isobel cree en un futuro más igualitario”. A esta suerte de reunión de viejos amigos en la que se convirtió el rodaje se incorporó también la veterana Imelda Staunton, que está casada con Jim Carter en la vida real.
La película sigue manteniendo a los Crawley dentro de una burbuja; un “pequeño reino”, en palabras de Wilton, que funciona gracias a un sistema de jerarquías tan rígido como efectivo, y en el que movimientos sociales como la huelga general de 1926 se mencionan solo de refilón. “No es una mirada realista", admite Jim Carter. "Lord Grantham es increíblemente benigno con el personal de servicio, pero trabajar de criado en aquellos días debía de ser una vida muy dura. Pero esto es un drama romántico, no un documental. Trata de relaciones, de gente buscando el amor”. “Es escapismo, entretenimiento", refrenda Wilton. "Una visión muy pulida de cómo era el mundo en aquella época”. Una visión del pasado tan pulida e idealizada que medios como The Independent han tildado el filme de "propaganda proBrexit" (el propio Julian Fellowes es team Leave). Jim Carter no elude el debate: “La nostalgia por un pasado perfecto puede llegar a alimentar el tipo de pensamiento que dice que hay que hacer América grande otra vez, por ejemplo. Porque, ¿cuándo fue América tan grande? ¿Cuándo era blanca? O la idea de que hay que abandonar Europa... ¿Por qué hay que irse, porque somos una orgullosa nación marinera?...”. El actor esboza una sonrisa y concluye: “Dicho esto, no creo que Downton Abbey sea necesariamente la responsable del Brexit”.
El guardián del protocolo
Una pieza clave del equipo de Downton Abbey es su asesor histórico y de etiqueta, Alastair Bruce, que desde el inicio de la serie instruyó a los actores sobre su dicción, su postura o sus modales en la mesa. "Por ejemplo, las mujeres no podían cruzar las piernas, el corsé no se lo permitía", apunta Penelope Wilton. "Son detalles que añaden autenticidad, y un cierto estilo".
En el filme, Bruce también se ha ocupado de que el reparto supiera cómo comportarse en presencia de la realeza, aunque ni Wilton ni Jim Carter eran nuevos en esas lides: ella fue nombrada Dama en 2016 y él fue investido Oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE) el pasado marzo por el príncipe Carlos. “Me quejé en broma de lo mal que nos lo había hecho pasar el personal del palacio de Buckingham en la película, y él se disculpó. Por eso salimos riéndonos en las fotos”, recuerda Carter.
Babelia
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