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Corrida concurso de ganaderías en Las Ventas

La suerte de varas también existe

El diestro Javier Cortés sufrió una grave contusión ocular y una herida en la cara

Fernando Robleño y 'Matorrito', el toro triunfador de la corrida concurso.
Fernando Robleño y 'Matorrito', el toro triunfador de la corrida concurso.Plaza1
Antonio Lorca

La peor parte se la llevó el diestro Javier Cortés, al que le tocó el único toro marrajo de la tarde, perteneciente al hierro del Marqués de Albaserrada, que le soltó un ‘puñetazo’ en la cara en el inicio de la faena de muleta, lo tiró a la arena, lo recogió y lo lanzó por los aires. Cuando el torero recuperó la verticalidad se desvaneció y fue trasladado a la enfermería con la cara ensangrentada. Los médicos certificaron una grave contusión en la zona ocular derecha, y todo queda la espera de lo que dictamine el servicio oftalmológico del hospital en el que ha sido ingresado.

Por lo demás, se celebró en Las Ventas un espectáculo inédito, pues las corridas concurso han caído en desuso y poco interés pueden despertar en el variopinto y orejero público actual.

No fue un festejo exitoso, pero sí una ocasión propicia para comprobar algo interesante, y es que la suerte de varas también existe, y no es poco su interés y su belleza cuando se realiza como manda la tradición.

SIETE GANADERÍAS/ROBLEÑO, PINAR, CORTÉS

Toros de siete ganaderías, todos bien presentados a excepción del sexto titular.

La Quinta, muy descarado y astifino, bravo en el caballo, alegre en banderillas y con calidad por el pitón izquierdo. Ovación,

Baltasar Ibán, bravo, parado en el segundo tercio y con movilidad en la muleta. Ovación.

Marqués de Albaserrada, cumplidor en varas, bronco y áspero durante toda la lidia. Pitos.

Murteira Grave, cumplidor en varas, alegre en banderillas y noble y descastado en la muleta. Ovación.

Pedraza de Yeltes, bravo en el caballo, parado en banderillas y sin calidad en el tercio final. Silencio.

Valdellán, devuelto por inválido.

6º bis Rehuelga, cumplidor en dos varas, noble y con clase. Ovación.

Fernando Robleño: pinchazo _aviso_ tres pinchazos _2º aviso_ pinchazo y tres descabellos _3º aviso_ (ovación); dos pinchazos y un descabello (palmas).

Rubén Pinar: pinchazo, media baja, un descabello _aviso_ y el toro se echa (silencio); estocada contraria y nueve descabellos (silencio); pinchazo y estocada (silencio).

Javier Cortés: resultó cogido por su primer toro en el inicio de la faena de muleta. Lo mató Robleño de pinchazo, media estocada baja y un descabello (silencio).

Parte médico: El torero fue asistido de una herida en la región maxilar derecha y una contusión grave ocular en la misma zona. Fue trasladado al servicio de oftalmología del hospital Gregorio Marañón. Pronóstico grave.

Plaza de Las Ventas. 15 de septiembre. Corrida concurso de ganaderías. Un cuarto de entrada (6.619 espectadores, según la empresa).

No es habitual que en una corrida entren 18 veces los toros a los caballos de picar, tres cada toro, a excepción del segundo, de Baltasar Ibán, que acudió hasta en cuatro ocasiones, y dos el sobrero de Rehuelga.

Muy interesantes las peleas de las reses de La Quinta, el citado de Ibán, Murteira Grave y Pedraza de Yeltes. Todos ellos realizaron una suerte variada, pero empujaron al peto como ya no es posible ver en una plaza de toros.

Después, solo el sobrero de Rehuelga, que recibió dos puyazos y quedó fuera de concurso, fue noble en la muleta y permitió desahogo a su lidiador.

Al final, el jurado decidió elegir a ‘Matorrito’, de La Quinta, como mejor toro; y su picador, El Legionario, y el subalterno lidiador, Jesús Romero, ambos de la cuadrilla de Robleño, también fueron premiados.

Un espectáculo diferente, novedoso y propio de una fiesta que ha quedado definitivamente desnaturalizada, y en la que la suerte de varas está en trance de desaparecer y, de hecho, es un puro trámite en la mayoría de las ferias.

Ver a un animal bravo arrancarse de lejos a la llamada del picador es una alegría que se le niega a los aficionados a los toros; y hoy se ha visto en Las Ventas. Solo por ese detalle ha merecido la pena este festejo, aunque no haya estado refrendado por unos tendidos abarrotados, pues aclarado queda que el público moderno no conoce ni valora la suerte de varas.

Y vestidos de luces, tres toreros valientes. Un veterano y experto en lides ante toros de dura procedencia, como es el caso de Fernando Robleño, y dos jóvenes que pugnan por alcanzar cotas altas en su profesión, Javier Cortés y Rubén Pinar.

El primero estuvo firme, seguro y suelto ante los tres que mató, pero alargó en exceso la faena a su primero y pasó un quinario para matarlo con la amenaza del tercer aviso sobre la nuca. Y sonó ese último recado cuando el toro se desplomaba en la arena. Antes, lo había recibido con unas templadas verónicas, y pudo lucirse por largos y hondos naturales, dos tandas muy meritorias, ante un toro que no permitió muchas confianzas. Muy corto de fuelle y con un punto de sosería se movió el de Murteira, y Robleño solo pudo estar solvente.

Otro toro ‘toreable’ tuvo Rubén Pinar, el sobrero de Rehuelga, al que quitó por chicuelinas y una buena media, y tandas por ambas manos que carecieron de hondura.

Dos alfileres lucía el de Baltasar Ibán, y una desordenada movilidad no le permitió confianza al torero; y dificultoso fue el de Pedraza en el tercio final.

Acabó tarde el festejo y con la anochecida metida en frío. No hubo trofeos, pero sí un espectáculo diferente; y un herido que, ojalá, pueda olvidar pronto el accidente.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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