El Prado se olvida de contratar a los educadores
El museo deja pasar la convocatoria de la contratación del servicio educativo para colegios y particulares que quieran conocer la colección y paraliza el servicio al menos tres meses
El Museo del Prado ha dejado de atender las funciones educativas que tenía encomendadas para visitantes particulares y grupos escolares por no convocar a tiempo la licitación de la contratación de las trabajadoras y trabajadores que se dedican a estas tareas. El museo lo ha avisado en sus salas de esta manera: “Estamos revisando nuestros programas de mediación”. Sin embargo, tal y como informa la institución a este periódico, están trabajando para que el error que han cometido pueda subsanarse lo antes posible. Reconocen que los tiempos del trámite burocrático pueden retrasarse “hasta tres meses”, aunque pondrán en marcha una alternativa de urgencia. De esta manera, la recta final de la celebración del bicentenario queda huérfana de un capítulo esencial en los objetivos del museo, con más de 5.000 actividades al año.
El “marco legal” determina los objetivos y fines de la institución y entre ellos se fija el fomento y la garantía del acceso al público e “impulsar el conocimiento y difusión de las obras y de la identidad del patrimonio histórico adscrito al museo, favoreciendo el desarrollo de programas de educación y actividades de divulgación cultural”. El entrecomillado corresponde al artículo 3 de la Ley 46/2003 reguladora del Museo Nacional del Prado. El último contrato firmado con la empresa adjudicada por concurso establecía una relación entre enero de 2017 y agosto de 2018 y una prórroga de un año más. Una vez se consumó la última, el museo dejó pasar el tiempo sin entregar los pliegos para una nueva convocatoria del concurso de adjudicación y las trabajadoras de la empresa Magmacultura han ido a la calle. Lo más llamativo es que las trabajadoras despedidas han sido sustituidas por proyecciones de ellas mismas realizando sus antiguas tareas.
Entre las últimas contrataciones figuran el servicio de seguridad y atención al visitante (10,2 millones de euros), los uniformes para el personal (148.000 euros), servicio de limpieza (1,5 millones de euros), el servicio de transporte de las obras de la exposición de Fra Angelico (725.000 euros), pero no el del servicio de educadores. La última vez que se convocó la externalización de este fue con tres meses de antelación a la puesta en marcha, es decir, en octubre de 2016. Entonces Magmacultura logró el contrato por 442.000 euros. Con la falta de contratación han quedado anuladas tanto las actividades culturales (por las que se les abonaba 79.000 euros) y las actividades educativas (363.000 euros). En los próximos meses no habrá ni “itinerarios didácticos”, ni “una obra, un artista”, ni “visitas al Casón del Buen Retiro”, ni “visitas escolares”, ni “servicios de actividades para familias”, ni “servicio infantil y juvenil fuera de calendario escolar”.
La empresa se comprometía a realizar 689 “itinerarios didácticos” de dos horas cada uno, con un educador por actividad, es decir, unas ocho visitas a la semana; 441 “Una obra, un artista”, de dos horas cada una, lo que significa seis visitas a la semana; y 67 “visitas al Casón del Buen Retiro”, de dos horas cada una, que suponen una visita a la semana. En el capítulo de actividades escolares debían hacer 3.679 visitas escolares de dos horas y media cada una, es decir, cerca de 67 visitas a la semana durante 33 semanas que dura el curso escolar; 173 “servicios de actividades para familias”, de tres horas cada una; y 85 actos de “servicio infantil y juvenil fuera del calendario escolar”, de cuatro horas y media cada una.
El equipo estaba formado por una coordinadora, un jefe de equipo y los educadores. “El licitador debe proponer un equipo inicial de al menos 20 educadores, de los cuales cinco son para las actividades culturales y 15 para las actividades educativas”, marca en último contrato. Los educadores deben ser licenciados o grado en Historia del Arte o Bellas Artes o ser maestros, profesor de enseñanza primaria, secundaria o bachillerato. “Mostrar buenas dotes de comunicación, de iniciativa, de adaptación al entorno de trabajo y saber trabajar en grupo”, añade.
El contrato deja claro que “la relación entre las partes firmantes de este contrato no implica vínculo laboral alguno entre el Museo del Prado y el personal de la empresa adjudicataria”. Tanto los contenidos y metodologías de trabajo los estipula el Área de Educación del museo, que fija los objetivos pedagógicos, metodológicos y programáticos de las actividades. Uno de los últimos recorridos que se han hecho fue el de “Género e identidad”, el pasado 25 de mayo, en el que se asegura que “el arte nos permite hablar de igualdad, comprensión e integración social”. Por eso el Museo del Prado, a través de sus contenidos, “facilita recursos para que ocurra una educación basada en la transversalidad y en la participación de los diferentes agentes de la educación formal: docentes, alumnado y educadores de museos”.
Babelia
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