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La música olvidada de María de Pablos, primera mujer con batuta en España

José Luis Temes dirige su poema sinfónico ‘Castilla’ y Segovia impulsa un premio de composición con el nombre de la creadora y directora

Jesús Ruiz Mantilla

Cuando Nadia Boulanger tuvo que calificar a María de Pablos escribió: “Muy música –muy interesada- ha hecho un gran trabajo de imaginación. Tiene reales dotes artísticas”. Estas palabras resultan oro de mano de la maestra que contó como pupilos a Zubin Mehta, Daniel Barenboim, Leonard Bernstein, Aaron Copland, Igor Markévich, Yehudi Menuhin, Philip Glass, Quincy Jones o Astor Piazzolla. Son algunos de los alumnos triunfaron después de pasar por su aula en París durante el siglo XX. Pero en la lista no se encuentra la compositora y directora española: una de las figuras más brillantes y olvidadas de la generación truncada por la guerra civil.

A De Pablos, nacida en Segovia en 1904, le tocó la época de romper barreras. Y durante dos décadas lo hizo. Ganó el premio extraordinario fin de carrera en el Conservatorio de Madrid, donde fue alumna de Conrado del Campo. Fue la primera mujer en recibir una beca para la Academia de Bellas Artes de Roma. De ahí pasó a París para seguir el rastro formativo de Manuel de Falla o Joaquín Rodrigo en las clases de Paul Dukas y Boulanger. Llegó a ser la primera también en subirse a un podio con batuta al frente de la orquesta de Unión Radio —"aunque su interés principal fue siempre la composición", remarca Pilar Serrano, estudiosa de su obra— y no dejó de prestar atención a las vanguardias europeas para las obras que compuso.

Entre ellas el poema sinfónico Castilla, que se escuchará este viernes en el Teatro Monumental de Madrid, interpretado por la Orquesta de Radiotelevisión Española y dirigido por José Luis Temes. Será la primera vez que se interprete desde los años treinta. “Es realmente brillante y arriesgada para su época. Conoce perfectamente la música europea más rompedora, bebe del primer Schoenberg o de las orquestaciones de Richard Strauss”, asegura el maestro.

“Es realmente brillante y arriesgada para su época. Conoce perfectamente la música europea más rompedora", asegura José Luis Temes

El concierto forma parte de la necesaria recuperación de la creadora. No solo se recuperará su música en público más a menudo gracias a que la Fundación Juan de Borbón ha encargado la transcripción de su obra. Además, el Ayuntamiento de Segovia ha impulsado un concurso de mujeres compositoras con su nombre, como cuenta Marifé Santiago Bolaños, escritora y hasta esta legislatura, concejal de Cultura en la ciudad.

Pero su carrera es un ejemplo del depósito de talento que quedó lleno en el camino y malgastado. Un manantial plagado de misterio, por otra parte. El mayor, en caso de María de Pablos, su silencio. Ese rastro de magia calló trágicamente después de ingresar en un hospital psiquiátrico en la década de los cuarenta. Cerca de medio siglo apartada. Hasta su muerte en 1990 sin que nadie comprendiera por qué.

“Quizás porque ser artista y mujer en aquella época resultaban cosas difíciles de compaginar. Puede que tuviéramos una Camille Claudel, la escultora francesa, entre nosotros”, afirma Marifé Santiago. Solo las conjeturas se acercan a explicar los cabos sueltos. Quizás un brote, quizás una depresión. Con toda certeza una constante sensación de desencaje. La evidencia de sentirse continuamente fuera de sitio. "La gran dificultad es que no hemos encontrado el historial clínico y es muy probable que este se destruyera tras su fallecimiento", afirma Serrano Betored, que actualmente trabaja en una biografía sobre ella.

Ser artista y mujer en aquella época resultaban cosas difíciles de compaginar. Puede que tuviéramos una Camille Claudel, la escultora francesa, entre nosotros”, afirma Marifé Santiago.

María de Pablos dio muestra de sus dotes desde muy joven. Con un Premio Extraordinario en el Conservatorio de Madrid tras estudiar con Conrado del Campo, quiso comenzar su carrera. Pero por precaución, su padre, funcionario de correos, le aconsejó que se presentara a las oposiciones de su misma empresa para auxiliar. Por si acaso. En eso también fue testigo de los cambios laborales en acción: correos fue la primera empresa pública que abrió sus convocatorias de trabajo para mujeres.

Pero María iba a conseguir otra marca: la beca para una compositora en la Academia de Bellas Artes de Roma. Viajó, sí. Pero con su madre. Y de ahí a París… Para estudiar en la École Normal de Musique junto a Dukas, como habían hecho otros españoles, y también con Boulanger. En ambas capitales europeas compuso, vio, conoció, estudió… Hasta que misteriosamente regresó a España y paulatinamente se apagó tras su ingreso en el Sanatorio Esquerdo de Carabanchel, en Madrid. Los ecos de lo que compuso entre los años veinte y treinta –su Castilla, su Ave Verum, su sonata Romántica, su ópera La infanta desdén, sus canciones, sus Apunte musicales…- quedaron en su cabeza mientras las partituras iban empolvándose de olvido hasta que murió en 1990.

Hasta ahora, cuando varios expertos y estudiosos como Mariano Gómez de Caso, que publicó el primer libro sobre la compositora o Pilar Serrano, Antonio Alvarez Cañibano y Noelia Gómez, músicos como Temes o instituciones como la Fundación Juan de Borbón y el Ayuntamiento de Segovia se ha propuesto desenterrarla y devolverla a la vida musical.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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