Chipperfield abre una entrada a la isla de los museos
La James Simon Gallerie completa el monumental conjunto cultural berlinés
Un nuevo icono cultural se suma a la isla de los museos berlinesa. La James Simon Gallerie abrocha con sus líneas rectas y su aire de sobriedad el complejo de cinco edificios centenarios, declarado Patrimonio de la Humanidad. También sirve de entrada desde el sur a una concentración de tesoros artísticos y arqueológicos, que es uno de los grandes reclamos de la ciudad. Con su presentación a la prensa de este miércoles, el arquitecto británico David Chipperfield, al que los berlineses conocen bien por su trabajo en el Neues Museum (1997-2009), célebre por servir de hogar a Nefertiti, continúa con una vinculación con la Isla de los Museos que se remonta a 1997.
El nuevo templo de hormigón y cristal, bautizado en honor a James Simon, importante mecenas que enriqueció sus museos a golpe de donación, cuenta con 4.600 metros cuadrados y ha costado 134 millones de euros. El resultado logra un efecto habitual en Chipperfield: contrasta con los cinco viejos edificios de la isla, sí, pero logra hacerlo de un modo paradójicamente armónico.
La idea de un espacio en el que concentrar todos esos tesoros artísticos se debe al rey de Prusia Federico Guillermo IV, que describió su visión como una “acrópolis cultural”, un santuario sagrado para las artes y las ciencias, pensado para consolidar a la capital como la sede del “mayor museo universal del planeta”.
El arquitecto británico y el director de la fundación del Patrimonio Cultural Prusiano, Hermann Parzinger, dieron este miércoles un paso más en el cumplimiento de aquel sueño con la apertura de la James Simon, que inaugura este jueves oficialmente la canciller Angela Merkel. “Es el nuevo símbolo cultural del Berlín del siglo XXI”, dijo Parzinger a EL PAÍS. “La construcción de Chipperfield es la antítesis arquitectónica de los cinco museos de la isla”. El arquitecto, más humilde, se contentó con haber logrado que la galería solucione problemas logísticos y de infraestructuras del conjunto. “Al mismo tiempo, materializa una visión arquitectónica única para la isla”, dijo en una conversación con un grupo de periodistas.
Las puertas se abrirán al público el sábado. Una escalera monumental llevará a la entrada, desde la que será posible acceder a un auditorio con capacidad para 700 personas, visitar un café con vistas al río Spree y moverse a través de diversos niveles con acceso a una sala de exposiciones temporales (que inaugura una muestra multimedia al mecenas que le da nombre) y al museo Pérgamo. En el subsuelo el proyecto de Chipperfield ha instalado un “pasadizo arqueológico”, que permitirá la entrada directa a otros tres museos: el Neues Museum el Bode Museum y el Altes Museum. Está previsto cobre vida a finales de 2030.
La inauguración de la James Simon pone fin a una larga y polémica historia. Cuando Chipperfield dio a conocer sus primeros bocetos, hace ya más de 10 años, la prensa calificó el proyecto como el “guardarropa más caro del mundo”.
Las columnas de hormigón que rodean el edificio, además de ofrecer un hermoso espectáculo arquitectónico, también incitaron a una venenosa comparación con la obra de Albert Speer, el arquitecto preferido de Hitler. Chipperfield no hizo caso a esas críticas.
“Este edificio es también un homenaje a uno de los mecenas más importantes de los museos berlineses y, través de él, a todos los mecenas judíos sin quienes estas colecciones no hubieran sido posibles”, explicó el miércoles Michael Eissenhauer, director de los Museos Estatales de Berlín. Simon financió diversas excavaciones arqueológicas en Oriente Medio a partir de 1911, en las que se encontró el busto de Nefertiti, que hoy es una de las piezas más conocidas de la isla y que se encuentra. “Es una manera de hacer algo contra el olvido”, añadió Eissenhauer.
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