Los restauradores devuelven la dignidad a san Jorge
La talla del siglo XVI recupera su lustre tras un año de trabajo de los restauradores, pero pierde un 45% de la policromía tras la manipulación de algunos vecinos y el párroco de San Miguel (Estella)
Nadie saca los colores a los especialistas en conservación del patrimonio. Tras un año de trabajo, el san Jorge de Estella recupera su ser original. La talla del siglo XVI, que fue ultrajada por el acrílico con el que los vecinos y el párroco de San Miguel convirtieron la imagen en un chiste, ha estado en los talleres de Patrimonio del Gobierno de Navarra, donde confirman que se ha perdido un 45% de la policromía que tuvo en el siglo XVIII, cuando fue repintada. La capa de yeso con la que se embadurnó la figura arrasó con buena parte de la pintura.
La imagen de aquel san Jorge se asoció de manera inmediata a la otra chapuza patrimonial: el eccehomo de Borja. Son dos hitos de la falta de conciencia en la protección del patrimonio histórico, pero con finales diferentes. Mientras la población de Borja decidió que sacaría partido a la barbaridad, en Navarra se pusieron manos al asunto para corregir el desastre. Carlos Martínez Álava, director del Servicio de Patrimonio del Gobierno de Navarra, procura sacar una lección positiva: “Partimos de un error, pero hemos puesto sobre la mesa el problema del intrusismo en la profesión, el valor de nuestro patrimonio, la necesidad de la inversión para protegerlo y la importancia de contratar a empresas profesionales”, asegura a este periódico. Además, a raíz de la investigación y el estudio de la pieza, hoy se conoce mejor esta imagen, que en el detalle y la minuciosidad de la talla tiene el mayor valor.
San Jorge se convirtió en un nuevo motivo que indignó a los profesionales suplantados. Martínez Álava también cree que la Iglesia y la población han tomado conciencia con este escándalo porque también hubo sanción administrativa: 6.000 euros a la parroquia y con otros 6.000 euros a los ejecutores. La intervención vecinal ha multiplicado por tres el precio de la restauración. De unos 10.000 euros ha pasado a costar 30.000 euros, con cargo a la parroquia.
El departamento de restauración del Gobierno de Navarra devolvió la dignidad al san Jorge desfigurado, eliminó el repinte acrílico, el yeso, los cartones, las mallas de plástico y ocultaron las lagunas de policromía que quedaron a la vista con pintura no agresiva. La interpretación de los restauradores queda al descubierto en la proximidad, pero facilita su lectura desde lejos. No han querido hacer un ejercicio de ilusionista, que haga pasar lo restaurado por original. Martínez Ayala se muestra orgulloso de la recuperación e indica que, a pesar de todo, la imagen se conserva en su totalidad.
“Desde el punto de vista didáctico ha sido un ejemplo muy útil de lo que son las malas prácticas. Había una buena intención por parte de los vecinos, pero nadie trata de curar al vecino. El caso ha ayudado a la toma de conciencia de un oficio, lo que hará que los párrocos estén atentos y que la sociedad entienda que hay cosas que no se pueden hacer”, indica el director de Patrimonio navarro, que mandará la imagen a su capilla.
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