Lo perfecto no tiene explicación
Morante embelleció el toreo de capa y El Juli salió, inmerecidamente, por la Puerta del Príncipe
Quien quiera saber cómo toreó Morante a la verónica que vea las imágenes. Lo perfecto no tiene explicación.
Eran las 18:37 minutos de la tarde. El primer toro acaba de salir al albero. Los espectadores rezagados buscan su localidad. La gente sisea y pide silencio. Solo se oye la voz estridente de un acomodador que trata inútilmente de explicar a un señor extranjero con barba, melena y gorra a lo Forrest Gump que ocupe su asiento. Gobernador, así se llamaba el toro, corretea, y la cuadrilla se siente incapaz de pararlo. Morante, vestido de verde y oro, se sale un poco más allá de la segunda raya y, cuando parecía perdida toda esperanza, le enseña el capote al toro, obedece el animal con bondad y elegancia, y ahí, inesperadamente, comienza una obra de arte, sin prisas, sin alboroto, despaciosamente; una verónica, y otra, y otra, cada cual más lenta, con la barbilla hundida en el pecho, con la plaza alocada, ensimismada, entusiasmada… Y así, hasta seis capotazos excelsos, preñados de hermosura, empaque y torería. Aún quedaba una media interminable, como si fuera un brochazo final, y una larga torerísima…
Garcigrande / Morante, El Juli, Perera
Toros de Garcigrande, desigualmente presentados, mansurrones, muy nobles y dóciles. Al quinto, manso y muy noble, se le dio la vuelta al ruedo.
Morante de la Puebla: casi entera (ovación); pinchazo y estocada caída (silencio).
El Juli: pinchazo y estocada trasera (oreja protestada); estocada (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta del Príncipe.
Miguel Ángel Perera: estocada (palmas); dos pinchazos y media estocada caída (ovación).
Plaza de La Maestranza. 2 de mayo. Tercera corrida de la Feria de Abril. Lleno.
Y hubo más: un quite por delantales ajustados y una media verdaderamente arrebujá, y otro por preciosas chicuelinas. Ahí queda eso…
Ea, señores, ya se pueden ustedes marchar a casa. Acaban de ver la belleza del toreo en estado puro, ese toreo que nace del alma y te llega muy dentro. Un verdadero misterio. Por tal razón, quien quiera saber cómo toreó Morante a la verónica que vea las imágenes. Pero sería mejor que las soñara…
Sin embargo, la corrida dio para más. El Juli cortó tres orejas y salió por sexta vez por la Puerta del Príncipe, y al quinto toro le dieron la vuelta al ruedo. Y Perera no estuvo bien.
El Juli es un maestro consumado, poseedor de una inteligencia privilegiada y una técnica prodigiosa. El único problema es que se cuida en exceso y solo torea corderitos con piel de toro, como los dos de ayer. El primero parecía un perrito faldero, con el que el torero jugó a placer en una labor de más a menos. Ante el quinto, manso en el caballo y de noble recorrido en el tercio final, toreó a placer, con más conocimiento que emoción, si bien sobresalió en un par de naturales verdaderamente hermosos. Alargó en exceso la faena, pero al matar de una estocada, le concedieron las dos orejas solicitadas por un animoso público. El presidente le había concedido otra sin petición mayoritaria ante el segundo y decidió premiar al quinto con la vuelta al ruedo. Mala tarde del usía, que echó un negro borrón a su trayectoria.
Morante no dio más de sí. Lo intentó con el toro de la sinfonía, pero era tan dócil que no decía nada, y el cuarto era un marmolillo.
Y Perera lo intentó de veras, pero casi nada le salió a derechas. Y eso que su lote fue noble y bondadoso. Por cierto, Javier Ambel y Curro Javier, saludaron por su torería con banderillas y capote.
La corrida de hoy
Toros de Núñez del Cuvillo, para Sebastián Castella, José María Manzanares y Roca Rey.
Babelia
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