_
_
_
_

Épica y miserias del periodismo de guerra, según Ramón Lobo

La novela 'El día que murió Kapuściński' recorre los últimos conflictos del siglo XX y los primeros del XXI a través de la 'tribu' de reporteros que informan de ellos

Gregorio Belinchón
El periodista y escritor Ramón Lobo, en la librería madrileña La Buena Vida.
El periodista y escritor Ramón Lobo, en la librería madrileña La Buena Vida.KIKE PARA

Asegura Ramón Lobo (Lagunillas, Venezuela, 1955) que él no es el protagonista de El día que murió Kapuściński (Círculo de Tiza), sino que el físico y el humor de Roberto Mayo, un reportero de guerra con aires a Hemingway, están inspirados en Juan Carlos Gumucio (Cochabamba, 1949-2002) y no en él mismo. Los dos, periodistas de EL PAÍS, se conocieron cubriendo diversos conflictos bélicos, y a Gumucio está dedicado "este libro de ficción, que el tiempo dirá si es novela", según su autor. A él "y a todos aquellos que vivieron la edad dorada del periodismo de guerra".

Más información
Padre y caudillo
Ramón Lobo: "La realidad no tiene nada que ver con la actualidad"

Una época que fue tan buena como dura. Al igual que hizo en Isla África (2001) y Todos náufragos (2015), Lobo juega con la ficción, basándose en hechos reales que él ha vivido para llevar a los personajes hasta donde él no ha vivido. "Cojo la no ficción como base y me dejo ir. El libro me ha llevado, y mis protagonistas viven guerras en las que yo no estuve, como Ruanda, en la que usé historias de Alfonso Armada... Y de ahí sale el mosaico", reconoce su autor. "Gumucio murió al inicio del siglo XXI, y yo le he ido invadiendo", cuenta, aunque en la novela poco a poco va tomando peso y presencia la también periodista Amanda Bris: "Me fui enamorando de este personaje, y sí, he conocido a mujeres así".

Lobo también aprovecha para pasear por lugares y tiempos en los que ansió estar y no pudo o no le dejaron. "Desde luego, Beirut, pero yo entonces trabajaba en Radio 80, que era casi musical. O las primaveras árabes, que se encadenaron cuando yo había dejado EL PAÍS". Ramón Lobo entró en el ERE que afectó a este periódico en noviembre de 2012, idéntica situación laboral que vive su Roberto Mayo: "Para distanciarme trasladé la redacción y el diario a Londres, y así he podido ser libre y rendir homenaje a mi madre, británica, y al periodismo anglosajón". Y apostilla para quien busque similitudes: "No creo en las cárceles, y menos en la cárcel del rencor".

Lo mismo ocurre en lo personal, en un plano más alejado de lo profesional. ¿Vive Mayo momentos que hubiera deseado disfrutar Lobo? "Bueno, hay ciertos reconocimientos a hechos como que todos estamos un poco averiados familiarmente y por eso nos vamos a los conflictos". Pero se autodefine como un privilegiado: "He tenido la suerte de pillar la última etapa dorada de este estilo de periodismo. Si no tenemos ojos en los sitios, que además sean experimentados y con un paraguas ético, veremos lo que quieran que veamos. Y nunca será verdad".

Tampoco se queja el autor de la época actual del periodismo en Internet: "Es que a mí me sigue gustando el periodismo. Lo que no me gusta son los gerentes. Discutamos primero si la historia es buena y cómo contarla de la mejor manera posible. Después ya encararemos cómo hacerlo de la forma más barata. Hemos perdido, sobre todo en España, la visión que tenía el fundador del programa Sixty Minutes, que siempre preguntaba: '¿Dónde está la historia?'. En nuestro país es un problema cultural. Durante los cuarenta años de dictadura sufrimos una pérdida colectiva de honestidad, y aún no la hemos reconstruido. Eso afecta desde la corrupción política a la incapacidad de la gente de diferenciar las fake news de las noticias reales".

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_