Un troleo fácil e irrelevante
El montaje final provoca demasiadas dudas, como la falta de aclaración del papel jugado por el festival de Sitges en el desaguisado de Wismichu
Ante Vosotros sois mi película parece inevitable hacerse dos tipos de reflexiones críticas.
VOSOTROS SOIS MI PELÍCULA
Dirección: Carlo Padial.
Género: documental. España, 2019.
Duración: 92 minutos.
La primera, sobre el invento en sí, el de Ismael Prego, conocido como Wismichu, youtuber español de amplio éxito, y Carlo Padial, director especializado en el proceso creativo, el falso documental y el ejercicio cómico metalingüístico: esa broma disfrazada de performance total, consistente en hacer creer a los fans y a los medios de comunicación que la estrella de Internet debutaba en el cine con una película titulada Bocadillo, en realidad un intencionado mal gag cómico eterno y en forma de falso bucle, con la que participaría (y así fue) en el festival de Sitges, para así filmar las reacciones a la (falsa) película, tanto físicas y mentales en lugares palpables, el cine y el evento, como de corte cibernético en la web social 2.0.
Y una segunda ponderación crítica, la de la obra que finalmente registra todo el proceso, este documental llamado Vosotros sois mi película, que hoy se estrena en salas y el día 31 de marzo en el canal de televisión Flooxer.
Sobre el ejercicio, el mérito es casi nulo: a un tipo que tiene ocho millones de seguidores le resulta fácil que cualquiera crea que da el salto a la dirección cinematográfica, y además el hecho tiene interés informativo. Así que el engaño no es más que el elemental troleo de “un crío”, tal y como se define el propio Prego en un instante de la película, que no pone al descubierto nada que no sepa cualquier ser pensante: que es ridículo que un niño de 9 años haga la crítica de un tráiler de una película falsa por YouTube; que entre los medios de comunicación que cubren estrenos y festivales haya un buen porcentaje de ignorantes en la materia, la periodística y la cinematográfica; que haya medios relevantes que en casos puntuales se salten la elemental norma de ver el resultado de una obra antes de hacer una entrevista con su autor (y aquí siempre quedará la buena excusa de que el propio Prego afirmaba que llegaban a Sitges justos y que el producto aún no estaba terminado). Para algunos puede tener su gracia denigrar a chavales, friquis coleccionistas de selfis y malos periodistas, pero, básicamente, ni es importante ni tiene valor.
Sobre el resultado final, el documental, convencional en sus formas y en su estructura, a Padial le vuelve a ocurrir lo que, en cierta medida, ya le pasaba a Algo muy gordo (2017): una alarmante falta de ritmo y quedar preso de una única idea que gira y gira sobre sí misma, casi como el bucle de la infecta Bocadillo. Y el montaje final provoca además demasiadas dudas, como la falta de aclaración del papel jugado por Sitges en el desaguisado, y la desaparición del mejor momento de la famosa entrevista en La resistencia, donde, frente a lo incontrolable y no ante el gobierno previo de su trabajo, Prego acabó haciendo el ridículo.
De modo que finalmente hay que quedarse con un par de datos, y que el lector y / o espectador decida su envergadura y su novedad social: 4,5 millones de personas reprodujeron en internet Bocadillo, la de cachondeo; Vosotros sois mi película, la seria, se estrena en apenas 20 cines de toda España.
Babelia
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